18/05/2022SALUD

“Hay que darle el espacio que le corresponde y el tiempo a cada papá y a cada paciente. Eso es lo que me enseñó todo el tiempo que estuve en la Neo”

Estos conceptos, tan valiosos, fueron brindados por Mónica Morales, quien se inició como enfermera del turno noche en la Neo y una de las profesionales que fue puntal para el crecimiento de este servicio. Se jubiló el año pasado, tras 36 años de labor, los últimos como Jefa de Enfermeros de este lugar.

“Ingresé en la Neonatología e inauguré el turno noche, porque no había enfermeras en este turno. Yo había empezado a estudiar en el año 1984, en el mes de abril. En mayo me llamó la Hna. Ana Celia, para ver si podía trabajar en el Hospital. Me tocó en la Neo, en el turno nocturno”.

Catorce años estuvo en ese horario. Consultada en torno a lo que siente que aprendió y enseñó, la Lic. Mónica Morales dice que “al principio, el trabajo era muy rudimentario. En lugar de tener una birome y una tijera, teníamos la tijera y el destornillador” cuenta bien gráfica, explicando que esto era así “porque en los comienzos todo era muy rudimentario. Eran los primeros años de la Neo, muy diferente a la actual, que es totalmente tecnificada”.

Aprendieron “a ver al paciente”, esto es a mirarlo; también “a valorar los sentimientos de los padres. Los padres nos enseñaron muchísimo sobre sentimientos. Que cada paciente y cada papá son totalmente diferentes. Si uno trata a todos por igual quiere decir que a uno lo estás tratando mal. Cada bebé es diferente, cada papá es diferente. Hay que darle el espacio que les corresponde, y el tiempo a cada papá y a cada paciente. Eso es lo que me enseñó todo el tiempo que estuve en el Servicio”.

Fue testigo de cambios increíbles en ese lugar, de la mano no solo de la tecnificación, sino también de nuevos conceptos humanísticos. Por ejemplo, en lo que tiene que ver con los derechos del niño recién nacido, entre ellos, el de asegurar el contacto piel a piel del bebé con su madre y toda su familia.

Al respecto, Mónica dice, con el entusiasmo intacto de la profesión: “Vos no sabes la diferencia que hay entre un bebé que está piel a piel con la mamá o el papá, a estar dentro de una caja de plástico, como decían los hermanitos”. Es que lo que dicen los niños, al conocer al recién nacido: “Mi hermano está dentro de una caja de plástico”, refiriéndose a la incubadora. 

“El bebé desnudito apoyado en el pecho de la mamá, aun estando en ventilación mecánica, conectado a un respirador, se desestresa, respira muchísimo mejor. Le cambian todos los parámetros, con una evidente mejora”, cuenta Morales, dando cuenta de lo que implicaron todos estos cambios, destacando los beneficios de la humanización del trato del recién nacido enfermo.

Aun cuando se han incorporado muchas mejoras técnicas en la Neo, los y las enfermeras de más años siguen “leyendo” lo que dice el cuerpito del bebé. “Es el verle la carita, el frunce que hace en la frente. Hay un test del dolor, en el cual uno le ve la cara. Haciendo ese test uno se da cuenta si el chico está relajado o está con dolor. Por eso, hay que mirar al bebé, no es solo cuestión de colocarle todos los aparatos”.

Informa que, en estos tiempos, se está trabajando mucho con respecto al dolor del recién nacido. “Antes pensábamos que no tenían dolor. La experiencia, y en los congresos de actualización, nos han dado la confirmación que los recién nacidos tienen dolor. Incluso con bebés que han pasado por los servicios de Neo, y ahora son personas jóvenes o adultas, surgen recuerdos de vivencias que han sido dentro de estos servicios de internación”.