17/10/2021SALUD

Comienzan los días cálidos y aparecen las garrapatas, ¡cuidado con reventarlas porque diseminamos sus huevos por el ambiente!

Gabriela Steinmetz, médica especialista en veterinaria, fue parte de un nuevo segmento de Salud y Bienestar con el objetivo de hablar sobre qué sucede con las garrapatas que, aclaró, no sólo aparecen en los perros, sino también en los gatos.

Indicó la profesional que la importancia de hablar sobre garrapatas deviene de que “no vienen solas” y explicó que, “así como las pulgas traen aparejadas enfermedades, las garrapatas también son portadoras de algunas que le transmiten a los perros y a los gatos”. 

En principio, la Veterinaria apuntó a hablar sobre qué sucede en el caso de los perros y comenzó contando que una garrapata puede llegar a vivir cuatro años, “siempre que esté en condiciones en que pueda hibernar”. Esas condiciones están dadas por un clima cálido y húmedo, por lo que, “en este lugar, las vamos a ver más en verano”.

Un dato no menor que Steinmetz aportó fue que “la garrapata adulta pone huevos y después muere”, advirtiendo que “una sola garrapata puede poner entre dos mil y siete mil huevos”.

En ese punto, la Veterinaria resaltó que el error más común al descubrir una garrapata es reventarla, dado que, de ese modo, se diseminan los huevos: “Es una de las cosas que hay que tener en cuenta” dijo, continuando su relato al decir que “esos huevos, en condiciones óptimas, en tres semanas eclosionan a una larvita que, muchas veces, es un puntito rojo”. 

Explicó que “a la garrapata de ésta área se la suele llamar ‘de tres hospedadores’ porque se alimenta de tres animales distintos o del perro en tres oportunidades”. Profundizó eso contando que “esa larvita que nació del huevo se sube al perro o al gato, se alimenta, crece, engorda, necesita mudar y se va al piso. Una vez que necesita cambiar su cuerpo va al ambiente entre pastos altos, paredes o grietas”. Por lo que esa garrapata que sobrevivió hace su muda en el medio ambiente. Así, si es invierno, puede durar meses, sino unas pocas semanas, y pasa a ninfa, que es otro estadío de la garrapata: un poco más grandes, de ocho patas, que va a estar pegada en los lugares de piel fina. 

Esa ninfa vuelve al perro, pero también a roedores, conejos o un gato, para volver a alimentarse y tras eso volver a bajar al ambiente para cambiarse y transformarse en adulta, que vuelve a subir al perro, al gato o a cualquier animal o humano que pase. 

Explicó Gabriela Steinmetz que “las garrapatas detectan por el calor sangre caliente, o por el olfato”, aunque también se suben a pastos altos o a paredes para que, cuando detecten calor, puedan tirarse sobre el animal. 

Lo que la profesional entrevistada alertó fue que “es importante conocer el ciclo para poder combatirlas” y agregó entonces, la relevancia de los controles sobre el medio ambiente, no sólo sobre el animal: “Fumigar las cuchas y el pasto, además de tenerlo corto, es esencial, tanto como revisar a nuestra mascota” aconsejó Steinmetz. 

Además, pidió tener en cuenta que las garrapatas no sólo generan picazón, sino que transmiten enfermedades que se están comenzando a ver con más insistencia: “Tenemos parásitos y bacterias; babesia es un parásito que parasita y rompe los glóbulos rojos del perro y puede provocar anemia; el otro es uno que parasita los glóbulos blancos, entonces va a haber problemas en las defensas del animal”. 

Advirtió que, en todos esos casos, el animal presentará fiebre, además de dolores óseos y musculares, incluso palidez. Aunque aclaró que “el más común de todos es la erliquia, un parásito que parasita los glóbulos rojos y la médula ósea del animal”.

En ese punto, Steinmetz se detuvo para aclarar que se trata de enfermedades que, cada vez, se ven más, “porque en los últimos años se está investigando muchísimo”.

Lo que resaltó la Veterinaria es que “no alcanza con el collar ni con la pipeta, porque si bajaron un par al ambiente dejaron huevos y, al próximo año, eclosionan y ahí aparecen todas”. 

Lo recomendado para combatir las garrapatas es fumigar el espacio -césped y paredes- y siempre consultar con el médico veterinario.