29/07/2019REGION

Controversia en Pigüé por la aprehensión de dos cultivadores de cannabis con fines medicinales.

"El mismo joven que ahora se encuentra detenido con su pareja luego de pasar la noche en un calabozo expuso ante el Congreso de la Nación que esto tarde o temprano le pasaría”, afirman desde la Asociación Cannabis Medicinal Pigüé.

Tras la aprehensión de dos pigüenses en allanamientos llevados a cabo por la policía de la región en virtud de seis órdenes judiciales, en la vecina ciudad de Pigüé se viralizó una cadena en las redes sociales pidiendo su inmediata liberación puesto que el cultivo de la marihuana incautada es con fines medicinales.

"Sin temor a equivocarme. Con certeza sé que en la localidad de Pigüé se ha cometido un grave error. Se ha aplicado una ley de lucha contra el narcotráfico organizado y criminal a una pareja que debe tres meses de alquiler”, comienza la publicación en las redes sociales.

“Sin temor a equivocarme se con certeza que la aplicación de la ley antidrogas nuevamente se aplica por nuestros operadores judiciales de manera arbitraria, y con el exclusivo fin de criminalizar a usuarixs y cultivadores que combaten más eficaz y noblemente el mercado ilegal de drogas que los funcionarios que rompen sus puertas y les colocan las esposas" dice la campaña que se virilizó en las redes sociales pidiendo la inmediata libertad de Sergio “Pidu” Mauceri y Melina Kenf. Ambos, pertenecen a la Asociación Cannabis Medicinal Pigüé y fueron aprehendidos luego de sendos allanamientos realizados por la policía de la región en la jornada del sábado”.

"El mismo joven que ahora se encuentra detenido con su pareja luego de pasar la noche en un calabozo expuso ante el Congreso de la Nación que esto tarde o temprano le pasaría”.

“Sin temor a equivocarme sé que muchas personas que eliminaron el dolor de sus vidas gracias al cannabis lamentan el actual y brutal trato dispensado a esta joven pareja”.

“Sin temor a equivocarme sé con certeza que esta hipocresía legal y judicial debe terminar. SE DEBE CONDENAR LA VIOLENCIA NO LA LIBERTAD".

Por otro lado, circula un artículo escrito por Verónica Piangatelli de Semanario Reflejos el que expresa: "El reino del revés... Si los que tienen el poder de decidir se pusieran a trabajar con los pantalones largos, tal vez habría menos personas sufriendo por las dolencias de una enfermedad, en muchos casos incurable... Tal vez...habría más seres humanos con una mejor calidad de vida al momento de atravesar complejas situaciones de salud. Si los que tienen que hacer... hicieran... Pero es más fácil cazar en el zoológico... "desbaratar el cartel de Cali a la vuelta de la esquina"... mientras los grandes narcos nos destruyen generaciones de pibes..."

"Es más fácil aplicar la Ley según quede más cómodo para la figurita de turno que intentar comprender los nuevos paradigmas de estos tiempos, ponerse en los zapatos del que sufre y actuar en consecuencia”.

“Yo apoyo la producción de aceite de cannabis medicinal. Me parece una injusticia que hoy Sergio Mauceri y Melina Kenf estén privados de su libertad por elaborarlo y como ciudadana argentina espero de las autoridades de mi país estén a la altura de la circunstancias y no miren para otro lado”.

“Es tiempo de interpretar la realidad y darle un marco legal a una necesidad que pide a gritos que urgentemente nos pongamos a trabajar en serio".

"El precio de la libertad", editorial de por Walter Ditrich de Semanario Reflejos

¿Cuánto cuesta el aceite de cannabis?, le pregunté a los integrantes de la Asociación Civil Cannabis Terapéutico Pigüé cuando visitaron Cuarto Poder. “No tiene precio… Tendrías que preguntarte: ¿Cuánto vale la libertad del que se arriesga a producirlo para ayudar a los demás?”, me respondieron.

El precio de aliviar el dolor de los demás es la libertad. No puedo sacarme esa frase de la cabeza.

Desde que anoche llegó a la redacción la información de que dos cultivadores de cannabis medicinal están detenidos como si fueran narcos, no puedo sacarme la sensación que me mezcla bronca y amargura.

Aparecen en la foto de la crónica policial como si fueran laderos del Chapo Guzman. Todos los conocemos, Sergio Mauzeri y su y pareja Milena Kenf cultivan cannabis con fines medicinales. Forman parte de una asociación con personería jurídica, expusieron en el Congreso Nacional en buscar de una ley justa, ayudan a decenas de vecinos que necesitan aceite de cannabis para aliviar sus dolores. Porque el aceite no cura, alivia.

Luego de que los entrevistamos en la tele, nos estallaron los teléfonos de personas buscando una mejora en su calidad de vida. Casi en secreto, todos los días alguien nos comenta que consume el aceite porque le calma el dolor.

Son personas que sufren de: Mal de Alzheimer; Trastornos de ansiedad; Artritis; Asma; Trastorno por déficit de atención por hiperactividad; Trastornos del espectro autista; Trastornos autoinmunes; Trastornos del apetito; Caquexia; Síndrome de fatiga crónica; Diabete; Fibromialgia; Trastornos Gastrointestinales; Gerontología; Glaucoma; Hepatitis C; VIH/SIDA; Insomnio y trastornos del sueño; Migraña y dolor de cabeza; Esclerosis múltiple; Trastornos motrices; Náuseas, vómitos.; Neuropatía; Mal de Parkinson; Trastorno por estrés ; Esquizofrenia; Trastornos convulsivos; Afecciones de la piel y Estrés.

Hoy la ley injusta del Estado, sólo permite comprar cannabis medicinal para los casos de epilepsia refractaria. El aceite se importa, Es carísimo. Privativo.

Los funcionarios que no funcionan, y el Estado en mal estado, protege los intereses de la industria farmacéutica, custodia el mercado de la medicina comercial y abandona a su suerte a los sufrientes que pueden hallar en ese producto natural, un bálsamo para sus males.

Se persigue a los cultivadores como si fueran traficantes, los pacientes deben recurrir a la ilegalidad y mientras tanto los verdaderos narcos le queman la cabeza a millones de argentinos sin que los alcance el largo brazo de la ley.

“La libertad no tiene precio” me respondieron los que se arriesgan a cultivar cannabis para aliviar a los demás. Sergio y Milena están pagando un precio altísimo. El costo de tamaña injusticia, lo pagamos todos.

Fuente: Semanario Reflejos.