HOYPUEBLOS ALEMANES

Antiguas tradiciones y costumbres de los alemanes del Volga. Pueblo San José celebra el fin de semana su fiesta Kerb, pero… ¿qué es una fiesta Kerb?

Se denomina Kerb a la celebración comunitaria de carácter anual que se realiza en honor al santo patrono de una localidad, que se divide en dos fiestas bien definidas: una netamente religiosa, que se lleva a cabo el día en que se conmemora la entronización de la iglesia en honor al santo patrono, con misas, novenas y la procesión central, donde la imagen sagrada es paseada por las calles, en medio de oraciones y cánticos, en el caso de Pueblo San José el 1 de mayo, día de San José Obrero; y la otra, que se desarrolla el fin de semana siguiente, con multitudinarios eventos sociales, y que antiguamente se iniciaba el jueves y concluía el lunes, en que se iba en procesión al cementerio a rendir homenaje a los colonos fallecidos. Las fiestas Kerb aunaban una profunda expresión religiosa con una vibrante celebración secular y festiva, que transformaba la vida cotidiana en una celebración colectiva. 

A medida que la fecha se acercaba, las actividades en las viviendas se multiplicaban por doquier. Las mujeres llevaban a cabo una infinidad de tareas, desde una limpieza y orden general en cada rincón de la casa, que las mantenían ocupadas trabajando durante semanas, hasta el amasado de una treintena de Dünne Kuchen que cocinaban en el horno de barro, generalmente el jueves antes del amanecer.

Entre estas tareas sobresalen algunas que en sí mismas representan una curiosidad. Como el blanquear las paredes de las viviendas para embellecerlas e imprimirles un matiz más entrañable y acogedor mediante la utilización de colores y texturas que sugieren la obediencia a un canon preestablecido por la tradición: las superficies de muros de las casas de adobe eran blanqueadas con cal viva apagada o, mejor aún, con el residuo del carburo cálcico de los equipos de soldadura autógena. En las paredes interiores se ponía de manifiesto la gran creatividad de las abuelas alemanas del Volga, porque para hacer más decorativo y alegre el ambiente se tomaban ovillitos de lana destejida y se las mojaba en agua azul teñida con tintura para la ropa, y se las estampaba sobre las paredes.

También se limpiaban y acondicionaban las viviendas que poseían sus ladrillos exteriores a la vista, que pertenecían a familias más acomodadas: los techos de chapa se pintaban de color rojo y las puertas, ventanas y postigos de verde, por lo que la imagen que ofrecían las colonias desde lejos eran las de unas pequeñas aldeas campesinas, de casitas muy blancas y techos rojos, agrupadas como un rebaño a la sombra de la torre de la iglesia en la ondulante sinfonía de verdes, azules y amarillos de la campiña pampeana en primavera, que hacía recordar a una vieja estampa europea.

Con el correr de los días, y a una semana de los festejos, que generalmente solían empezar los jueves y concluía los lunes, las aldeas paulatinamente multiplicaban su población, ya que comenzaban a llegar familiares de diversos rincones del país adonde habían emigrado en busca de trabajo. Siendo esta una de las pocas ocasiones, sino la única, en que todos se volvían a reunir en la casa donde nacieron.

Los había que llegaban en tren, otros en carros tirados por caballos, haciendo un recorrido de cientos de kilómetros, en viajes que podían llegar a prolongarse hasta dos días, cargando bultos de ropa, frazadas y mantas y, por supuesto, alimentos (corderos, lechones, chorizos, entre otros) para colaborar en la economía hogareña mientras durara su estadía.

Al igual que en los hogares, el espíritu festivo transformaba la aldea. La iglesia se vestía de fiesta, con grandes y vistosos arreglos florales en el altar, que se cubría con manteles más elaborados, en los púlpitos y en otros lugares destacados del templo, se encendían más velas que las habituales y se colocaban estandartes y guirnaldas.

Lo mismo sucedía en las escuelas parroquiales donde las hermanas religiosas se esmeraban por adornar las aulas, los pasillos y los patios con banderines de colores y organizaban todo tipo de eventos, desde quermeses hasta obras de teatro. 

Las calles se engalanaban con adornos coloridos, mientras la música resonaba en el ambiente, desde grabaciones nostálgicas hasta las actuaciones en vivo de orquestas. Las instituciones y familias organizaban tertulias y bailes, creando espacios de sociabilidad y alegría, en un ambiente de fiesta que trascendía lo puramente religioso, convirtiéndose en un elemento central de la identidad comunitaria, fortaleciendo los lazos sociales y el sentido de pertenencia.

El domingo, después de asistir a misa para rendir homenaje al Santo Patrono, la familia completa se congregaba alrededor de la mesa paterna para compartir un suculento almuerzo, consistente en asado al horno con papas, Füllsen, entre otras delicias que se cocinaban en el horno de barro. La sobremesa se prolongaba con bulliciosas conversaciones, en la que todos querían hablar con todos, compartiendo las novedades, luego de no verse durante meses o tal vez años, en la que no faltaba la música, el canto y el baile y a la hora de la merienda, se servía el tradicional Dünne Kuchen acompañado de mate o cerveza. 

Los lunes, que eran feriados, por la mañana los feligreses iban en procesión al cementerio a rendir homenaje a los habitantes fallecidos, y por la tarde continuaban la kermesse y otros eventos organizados para ese día, como la tertulia que comenzaba al atardecer, poniendo así punto final a las fiestas Kerb.

Julio César Melchior lleva más de 30 años dedicados a rescatar, revalorizar y difundir la historia y cultura de los alemanes del Volga. En la actualidad tiene disponibles tres títulos sobre los alemanes del Volga: “Lo que el tiempo se llevó de los alemanes del Volga”, en el que rescata la historia y las antiguas tradiciones y costumbres de los pueblos alemanes, “La infancia de los alemanes del Volga”, en el que reconstruye cómo era la niñez en las colonias, y “La gastronomía de los alemanes del Volga”, en el que rescata más de 150 recetas tradicionales. Para adquirir los libros pueden comunicarse a juliomelchior@hotmail.com o al WhatsApp 2926 461373. También pueden visitar su blog: www.hilandorecuerdos.blogspot.com

Títulos breves
1 La Liga de Madres anuncia una Súper Feria con precios muy accesibles el viernes 9 de mayo de 10 a 14 hs.
2 “Juntos por la Parroquia de Pueblo Santa María”: gran tallarinada el 25 de mayo. Organiza el grupo colaborador de la Iglesia. Domingo 25 de mayo en el Salón Parroquial de Pueblo Santa María. Valor de la tarjeta $20.000. Habrá bingo, venta de pasteles y café. “Finaliza el día patrio con un pericón institucional”.
Reservas al 2926 403296. Llevar vajilla.
3 La Dirección de Cómputos y Recaudación de la Municipalidad de Coronel Suárez informa a la comunidad que todas las tasas municipales pueden ser abonadas a través de Provincia Net.