26/02/2019HISTORIA

En un nuevo aniversario del natalicio del Padre de la Patria.

El Movimiento Sanmartiniano de Coronel Suárez lo recordó especialmente.

Nació en el año 1778, y sería el libertador de Argentina, Chile y Perú del dominio español, en una hazaña increíble, aún hoy estudiada en academias militares, por la estrategia que utilizó para conformar su ejército, cruzar la barrera infranqueable de la Cordillera de los Andes y liberar a los pueblos de Sud América del dominio colonial

El Movimiento Sanmartiniano, sede Coronel Suárez, le rindió homenaje al natalicio del General San Martín en una entrevista en la que recordó sus años de infancia.

Participaron de la entrevista la Profesora Miriam Scialabba y Juan Galbarino, quien llevó a cabo cuatro veces el cruce andino desde el lado argentino y dos veces desde el lado chileno.

El lunes, en la Catedral de Buenos Aires, se hacía un homenaje en el mausoleo que guardan los restos del General San Martín, donde también había una representación suarense.

“Queremos hablar de su niñez, porque todas sus batallas, su gesta, la va conociendo la gente. Se escribe sobre San Martín en el mundo entero. En todas partes del mundo hay homenajes por el general”, dijo Miriam Scialabba.

Destacó Galbarino que “el aniversario de su nacimiento prácticamente pasa desapercibido. Y nosotros lo queremos poner en evidencia”.

Acto seguido, recordaron la infancia del Padre de la Patria.

Vivió 4 años en Yapeyú, Corrientes, “es el capítulo más desconocido del Libertador, aunque nunca negó su cuna. Aunque recordó a Sarmiento, cuando lo visitó en Boulogne Sur Mer, que había nacido en la casa de la gobernación de Yapeyú. El criollo nacido a la sombra de palmas indígenas borró tal vez de su memoria detalles de su primera edad. Pero no olvidó jamás que había nacido en tierra americana y que a ella se debía. Oía a sus padres contar historias de las pesadas guerras con los portugueses, y que debería ser la que más tarde, en 1817, redujeron a cenizas el pueblo de su nacimiento. Sus compañeros de la infancia fueron indios y mestizos”.

“Ya hombre, conservó en su recuerdo la influencia telúrica del llamado terruño. Sus días en Yapeyú han sido irrecuperables para su memoria, pero han sido imborrables en su corazón gigante. Este hombre, a lo largo de su vida, registró cientos de ejemplares renunciamientos, no renunció, sin embargo, cuando supo que su patria lo necesitaba para ofrecer sus servicios. Renunció a una posición ya jerarquizada en el ejército español. Yapeyú simboliza el amor a la tierra de un recién nacido, que más poderoso que la política, decide la epopeya”.