06/03/2020CIUDAD

Un valiente Veterano de Malvinas estará en Coronel Suárez este viernes.

El soldado Oscar Ledesma brindará una charla pública en la Biblioteca Sarmiento a las 20 horas.

Un integrante de la Asociación de Veteranos de Guerra de Malvinas de Coronel Suárez, Rubén Rowhein, se refirió a la presencia del Veterano Oscar Ledesma este viernes.

“Oscar Ledesma es un Veterano de Guerra de Malvinas. Es de La Carlota, Córdoba. Participó en la Guerra de Malvinas con el Regimiento de Infantería 25. Tuvo una destacada participación durante el conflicto del ´82”, dijo en entrevista con La Nueva Radio Suárez.

Fue primero el suarense Oscar Teves quien mantuvo contacto con Oscar Ledesma y lo entrevistó para su libro “Pradera del Ganso, Una batalla en la Guerra de Malvinas”. Es que Oscar Ledesma tuvo allí una destacada actuación.

“Es uno de los protagonistas”, aclara Rubén. Y cuenta que hacia el año 1992 leyó un libro, “Dos de otoño”, del que Ledesma es autor. Se lo comentó a Teves, a partir de ahí el suarense lo fue a conocer, empezó a investigar.

“Ledesma es escritor, es poeta, escribe cosas muy lindas. En este tiempo se dedicó a eso”.

Hubo visitas de los suarenses hacia el combatiente cordobés. Con el tiempo se forjó una muy linda amistad: “ahora tenemos la oportunidad de tenerlo unos días con nosotros”.

Agrega que Oscar Ledesma “es una persona que nunca salió a hablar. Este último tiempo se decidió. Siempre escribía. Ni bien Rubén Luis Brodsky lo llamó dijo que primero está Coronel Suárez. Por eso, tenemos la suerte de poder contar con él este viernes. Y enriquecernos con historia de distintos veteranos. Esto nos va a ayudar a entender cada vez más la causa de Malvinas”, explicó Rubén Rowhein.

En la batalla de Pradera del Ganso Oscar Ledesma mató al Teniente Coronel Herbert Jones, el oficial británico de más alto rango caído en Malvinas. Años más tarde le escribió a la mujer de su antiguo enemigo “para cerrar las heridas”.

Hace unos pocos años atrás escribió a través de las redes sociales una carta abierta a la viuda de Herbert Jones. Se sabe que la leyeron sus hijos, que no se la mostraron a su madre, entonces de 72 años.

Lo que sigue a continuación es el texto de esa carta que retrata el sentir de un soldado en el cumplimiento de su deber a la patria.

CARTA ABIERTA A SARA (viuda de Herbert Jones)

“El tiempo obra en consecuencia de lo actuado y la memoria se rige por nuestros actos. Con escasos 19 años me tocó enfrentarme con el Regimiento 2 de Paracaidistas Británicos la mañana del 28 de mayo de 1982, en el combate de Darwin Hill.
Cualquiera hubiera sido su desarrollo no modificará en mi alma y mi mente el recuerdo de aquel terrible enfrentamiento.
Eventualmente me tocó apretar el gatillo para abatir un adversario y en momento alguno sentí odio al hacerlo, como tampoco me jacté ni alegré por aquel acto. No tenía opciones, debía salvar a mis camaradas que contemplaban aterrados como un Para asaltaba su posición, desconociendo que a escasos metros se encontraba mi ametralladora, de la misma manera que yo desconocía quién era tan temerario soldado que en una muestra de asombroso arrojo atacaba una posición argentina.
Una vez terminada la batalla elevé una plegaria por todos los caídos y pedí a Dios por sus familias.
Siempre tuve como pendiente el poder decirle, mirándola a los ojos, que su esposo cayó como un valiente soldado y que su ocasional adversario le honra cotidianamente con el mayor de los respetos al igual que a todos los caídos.
Le presento mis respetos, como también a sus hijos, herederos de un valiente guerrero. Oscar Ledesma”.
Oscar es también poeta, donde encuentra un canal de expresión que hace sintaxis entre lo que piensa y lo que siente. Un ejemplo de ello, es el siguiente poema.

ÚLTIMA CONFESIÓN (A Hebert Jones In Memoriam)

“No se trata de hazaña / justicia divina o humana
se trata de mi vida / mis sueños y mi mirada.
Nadie se erige en héroe / de la noche a la mañana
como tampoco en distinto / por defender a tu patria.
En esa ruleta rusa / de aquel cruento combate
los caídos por decenas / no odiaban sus adversarios.
Apreté el gatillo sí / sin temor o remordimiento
y una plegaria elevé / por todas aquellas almas.
Tuve en mi nuca un fusil / agresión y culatazos
y en el rostro ensangrentado / un terrible escupitajo.
Sin embargo, aquel ritual / de demencia acotada
forjó en temple el guerrero / que ya no usa su espada.
Podría seguir escribiendo / reinventando las palabras
pero ya son suficientes / para un humilde epitafio”.
Oscar Ledesma