Malvinas: el regreso. En casa.

Hace 38 años atrás y exactamente en estos días estaba en mi casa con mis padres.

Comenzando a tomar decisiones respecto de mi futuro.

No era nada sencillo, especialmente porque mis condiciones físicas y psíquicas no eran de las mejores y en mi familia todavía se sentía el dolor de la guerra.

Para papá había sido un alto impacto emocional y como resultado de ello padecía un infarto de miocardio y estaba en recuperación, la que fue lenta y difícil.

Mamá que no quería que su hijo no estuviera otra vez fuera de su casa después de tanto dolor.

Luego de mucho tiempo y por intermedio de una de sus amigas, me enteré que ella iba todos los días a la iglesia y entraba de rodillas hasta el altar pidiéndole a la Virgen que me trajera de vuelta.

Yo tenía que reconstruir mi vida y ello pasaba por continuar con mi formación médica, lo que significaba irme de vuelta.

Hacía un mes que ya estaba en casa, acostumbrándome a comer en una mesa, dormir en una cama, ducharme todos los días, gozando del calor de hogar y del afecto de mi familia.

Sintiendo el silencio cotidiano, lo que me resultaba raro y hasta incómodo, me parecía que me faltaban cosas.

La situación habitual de todos los días me parecía como nueva. Algo me pasaba. Estaba raro.

La sensación de calentarme las manos en el calefactor o mi cuerpo en la ducha me producía una increíble sensación de bienestar.

Me miraba en el espejo y me resultaba chocante la imagen devuelta. Me sobraban costillas y mis piernas tan flacas no parecían darme seguridad de tenerme parado.

Estaba delgado y la ropa me sobraba por todos lados.

Creí en ese momento que el bigote iba a mejorar mi aspecto.

Pasaba por un momento de sensaciones contradictorias. Por un lado debía ir por mi futuro, pero por el otro el afecto de mis padres me hacía muy bien.

Por suerte estaba mi hermana en Buenos Aires que significaría un enorme bastón de apoyo y lo fue.

Esta foto, que recuerdo con mucho cariño, fue el comienzo de mi despedida con mis padres .La decisión estaba tomada, iba por mi futuro.

Ese futuro es otra historia.