17/11/2020CIUDAD

“Las Malvinas fueron y serán argentinas; hay que recuperarlas por otra vía, no mediante la guerra”

Estas palabras pertenecen a Julio Aro, ex Combatiente de Malvinas y quien, junto al capitán inglés, retirado, Geoffrey Cardozo, están nominados al Premio Nobel de la Paz porque sus acciones conjuntas permitieron dar identidad a los soldados caídos en combate, que quedaron en las islas y que están enterrados en el Cementerio de Darwin

Esas cruces blancas, que tenían la leyenda, cada una de ellas, “Soldado argentino solo conocido por Dios”, ahora tienen la identidad exacta, correspondiente a cada uno de los jóvenes cuyos cuerpos quedaron en las islas y que están desde 1982 enterrados bajo la turba malvinera. 

“Esta nominación es un premio del amor. Donde reinan las personas, el ser humano, y no donde reina un pedazo de territorio. Porque las Malvinas fueron y serán argentinas. Pero hay que recuperarlas a través de otra vía, y no de la vía de la guerra. Donde queda demostrado que el amor puede más que cualquier cuestión, que cualquier frontera. Cuando uno piensa, dice y hace, y está en eje, esos son los resultados. Por eso digo que en cualquier lugar del mundo donde hubiera nacido Geoffrey Cardozo nunca hubiera sido mi enemigo. Nunca. Antes yo tenía mucha bronca o dolor con los ingleses, pero lo pude curar. Y esa cura me la dio también las islas. Cuando viajé en el 2008 me saqué toda esa porquería que tenía encima, y comprendí que el problema no eran los ingleses. La guerra la hacen los estados, y la pelea el pueblo. Hay muchas personas, también inglesas, que perdieron su ser querido. Hemos puesto en este proyecto una mamá inglesa y una mamá argentina. Uno le pregunta a una y a otra quién había ganado la guerra, ambas con sus hijos muertos. Perdieron las dos la guerra. No hay guerras buenas, ni santas, ni justas. Son hechos lamentables, que enlutan a los pueblos”.

Fueron estas palabras el final de entrevista a Julio Aro, realizada por La Nueva Radio Suárez, desde la ciudad de Mar del Plata, donde reside. 

Tenía 19 años y hacía unos pocos meses que había salido del servicio militar, cuando fue convocado nuevamente. Entonces ya se había producido la recuperación de las islas, y la guerra era inminente. Era el 12 de abril de 1982 cuando llegó a Puerto Argentino, integrando el Regimiento 6 de Mercedes.

Tenía muchos años más cuando, luego de una visita a Londres -integrando una delegación de ex combatientes, que querían conocer cómo los soldados ingleses trataban la pos guerra para sus combatientes- se encontró con Geoffrey Cardozo, quien oficiaba de intérprete.

Cardozo los acompañó todos los días de estadía en Inglaterra. En la despedida le entregó a Julio Aro un sobre grande. Cuando en el viaje de regreso lo abrieron se encontraron que contenía toda la información necesaria para contribuir a la identificación de los soldados que estaban en el Cementerio de Darwin, enterrados como NN.

Ya en Argentina, y siguiendo los consejos del propio Geoffrey, crearon una fundación, “No me olvides”, y contando con el apoyo de la Cruz Roja Internacional, el impecable trabajo del prestigioso Equipo Argentino de Antropología Forense, y sumando otras voluntades, vencieron la resistencia y la burocracia de los gobiernos de ambos países y bregaron porque cada tumba NN pasara a tener un nombre, el que correspondía al soldado allí enterrado.

122 cruces blancas tiene el Cementerio en Darwin, 115 ya tienen la identidad. Restan siete identidades, que todavía se buscan, porque no se ha podido dar con familiares directos con los cuales cotejar las muestras de ADN extraídas por el Equipo de Antropología.

Por este camino, realizado en la pos guerra, que reunió a dos hombres de los bandos que en 1982 se enfrentaron y combatieron, pero que luego tuvieron la grandeza de reunirse para darle identidad a los soldados caídos, es que ambos, Geoffrey Cardozo y Julio Aro, están propuestos para el Premio Nobel de la Paz.

En entrevista con La Nueva Radio Suárez, Julio Aro expresó que “en uno de los viajes que hicimos a Londres, gracias a Dios, yo no hablo inglés y Geoffrey Cardozo habla español. Y la persona que nos invitó nos lo puso a él. Geoffrey fue la persona que realizó la exhumación de nuestros compañeros. Los enterró uno por uno, los limpió, los protegió, anotó las pertenencias. El último día nos comentó que veía mucho dolor en nosotros, por esa placa, que había 122 soldados argentinos ‘Solo conocido por Dios’. Cuando nos dice quién era, lo que había hecho, nos entrega un informe muy importante”. Era el 17 de octubre del año 2008.

En ese informe, “constaban los lugares del campo de batalla donde encontró los cuerpos, fotos, coordenadas. Un informe importantísimo. Gracias a eso, y por el empuje de muchos, y por ponerse uno en el lugar de otros (yo cuando le comentaba a mi mamá ella me decía que no hubiera dejado nunca de buscarme), y poniéndose en el lugar de esas madres, es que hicimos este camino”.