16/03/2020 • CIUDAD
Como se pide. Malvinas de Rubén Brodsky
La ambulancia.
Movilizarse dentro del teatro de operaciones de la guerra tuvo un sinnúmero de dificultades y no solo por ella sino que también por lo duro del terreno.
Cómo muestra......
La ambulancia fue considerada como un " fierro", así nos referíamos a ella porque no había terreno, dificultad, clima que impidiera su avance.Claro que el chófer compartía méritos todo el tiempo y en más de una oportunidad parecía más un jinete que un conductor.
Saltaba permanentemente, se ladeaba de un lado a otro, subía caminos empinados y bajaba por otros tortuosos.Siempre así y de ese modo avanzaba hacia su objetivo.
Era un fierro.
Ni hablar cuando llevaba heridos, enfermos, elementos de primera necesidad desde nuestras posiciones hasta el hospital o áreas de abastecimientos.
Terminamos siendo uno solo entre ella, el ambulanciero y yo.Teniamos mucha confianza en su fortaleza y en su increíble motor.
Lo difícil se hizo cada vez más duro conforme los bombardeos batían nuestra zona.En más de una oportunidad la dejábamos ahí nomás y nos tirábamos debajo de agujeros o piedras toda vez que los aviones nos tiraban con "algo".
Volvíamos a subirnos y seguíamos como si no hubiera ocurrido nada.Asi vivíamos .
Le tomamos un enorme afecto porque nos llevaba sin importar lo que ocurriera.
La ambulancia, nuestro Unimog, no podía dejar de referirme a ella.
Muchas gracias Ruben Brodsky por este escrito.
Cómo muestra......
La ambulancia fue considerada como un " fierro", así nos referíamos a ella porque no había terreno, dificultad, clima que impidiera su avance.Claro que el chófer compartía méritos todo el tiempo y en más de una oportunidad parecía más un jinete que un conductor.
Saltaba permanentemente, se ladeaba de un lado a otro, subía caminos empinados y bajaba por otros tortuosos.Siempre así y de ese modo avanzaba hacia su objetivo.
Era un fierro.
Ni hablar cuando llevaba heridos, enfermos, elementos de primera necesidad desde nuestras posiciones hasta el hospital o áreas de abastecimientos.
Terminamos siendo uno solo entre ella, el ambulanciero y yo.Teniamos mucha confianza en su fortaleza y en su increíble motor.
Lo difícil se hizo cada vez más duro conforme los bombardeos batían nuestra zona.En más de una oportunidad la dejábamos ahí nomás y nos tirábamos debajo de agujeros o piedras toda vez que los aviones nos tiraban con "algo".
Volvíamos a subirnos y seguíamos como si no hubiera ocurrido nada.Asi vivíamos .
Le tomamos un enorme afecto porque nos llevaba sin importar lo que ocurriera.
La ambulancia, nuestro Unimog, no podía dejar de referirme a ella.
Muchas gracias Ruben Brodsky por este escrito.