Rubén López, el español que desafía lo imposible y transforma el arte en solidaridad

Rubén López no es solo un nombre que resuena en el mundo de los desafíos extremos. Es también sinónimo de creatividad, arte sin fronteras y una vocación solidaria que se reinventa constantemente. Empresario, deportista, artista y diseñador, este español radicado en Nueva York ha logrado unir lo físico con lo espiritual, lo estético con lo comprometido, y lo personal con lo colectivo.

Conocido por batir récords en desafíos físicos al límite —como pedalear más de 1900 kilómetros en una bicicleta fija durante dos días seguidos—, Rubén ha recorrido medio mundo llevando adelante campañas solidarias que recolectaron desde alimentos hasta juguetes para comunidades vulnerables. En su última hazaña, en diciembre de 2024, logró reunir más de 10.000 juguetes para niños de la comunidad latina en Nueva York.

Pero su espíritu inquieto no se detiene ahí. Desde hace varios años canaliza su sensibilidad en la pintura y el diseño de indumentaria. “Empecé a pintar hace más de 20 años, pero como ese cantante que canta solo en su casa. Hace relativamente poco decidí mostrarlo al mundo”, contó en diálogo con La Nueva Radio Suárez. De esa etapa íntima surgió un estilo muy personal y, recientemente, un movimiento artístico que él mismo bautizó como EISMO: “Es una pintura sin reglas, sin miedo, sin gramática perfecta. La ‘E’ invertida representa esa libertad total con la que pinto y diseño”.

Esa estética también se plasma en su línea de ropa, que se expande globalmente con su colección “Alice in Love”, inspirada en su esposa Ana y con una fuerte influencia de la historia de Alicia en el país de las maravillas. Este 2025, su moda recorrerá al menos 10 ciudades del mundo, incluyendo Nueva York, Medellín, Las Vegas, Los Ángeles y Washington. “Estamos muy felices porque hay gente que no sabía qué ponerse… y ahora se está poniendo mi ropa”, afirma entre risas.

La faceta solidaria no quedó atrás. Junto a su pareja impulsan el proyecto Imperlove, representado por dos imperdibles, o alfileres de gancho de colores —uno para uno mismo y otro para regalar— que se lucen en el lado izquierdo del pecho, como símbolo de conexión emocional. Parte de lo recaudado se destina a su próximo proyecto en Uganda, donde enseñarán a mujeres africanas a emprender a partir de la elaboración de arepas, bajo el lema “no me des, enséñame”.

“Ser solidario no es solo ayudar en África, también es preguntarle a tu vecino cómo está”, reflexiona Rubén, y advierte sobre los efectos de la vida acelerada y las redes sociales: “Vivimos tan rápido que hasta las buenas noticias caducan. Hay que cuidar nuestra salud mental, que es el mayor privilegio que tenemos hoy”.

Desde el arte y la moda, Rubén López busca precisamente eso: provocar, inspirar y conectar con otros. Su pintura desafía convenciones y su vida, también. “Pinto sin miedo a que digan ‘eso ya lo hizo otro’. Lo importante es que lo hagas tú, con tu voz, con tu energía”, concluye.

Mientras el EISMO se abre camino entre pasarelas y galerías del mundo, Rubén no deja de pensar en lo colectivo. “Vinimos sin nada y sin nada nos vamos. Lo que hagamos entre tanto, tiene que valer la pena”.