04/04/2023SOCIEDAD

Padre Vicente Martínez y sus relatos de la presencia de Dios en Malvinas, en el medio del horror de la guerra

Fue uno de los capellanes que acompañó a los soldados en las Islas Malvinas. Hoy tiene 83 años y sigue en plena actividad sacerdotal en General Roca, Río Negro. 

Alguna vez ha estado en Coronel Suárez -mínimo 2 ó 3 veces- realizando charlas ante diferentes grupos de personas, en las escuelas, hablando de Malvinas y presentando su libro: “Dios en las Trincheras”, donde relata la presencia viva de Dios y la Virgen en diferentes circunstancias. 

Expresa que ha portado diferentes armas. Por ejemplo, una de 50 cuentas, refiriéndose al Rosario. Otras armas pueden haber sido el crucifijo que lucía sobre su pecho, una imagen de la Virgen María. Esas armas usó en la guerra, lo dijo y lo sigue repitiendo en cada entrevista en la que se le pregunta sobre el particular. 

“Tenemos que hacer un esfuerzo muy grande y una difusión tremenda para ver si podemos revertir el mal que han hecho 20 años de desmalvinización” dijo en entrevista con La Nueva Radio Suárez, agregando que “el circunstancial enemigo ha largado letra por nosotros y nos ha hecho una historia que no es la real. Se parece mucho, y tal vez también patrocinada por ellos, a la película ‘Iluminados por el Fuego’, esa película tan nefasta”, expresó. 

Sobre el hambre vivido por los soldados argentinos dio datos, “mucho más precisos”, según su propia calificación. “Doy nombres y apellidos. Tenemos dos soldados muertos por hambre, por desnutrición. El soldado Fernández y otro del Regimiento de Infantería V que estaba en Puerto Howard”. Dijo también pedir que se vean las circunstancias, en el caso de Puerto Howard, “que está ubicado frente al lugar de desembarco de los británicos, y cuando se los trató de reabastecer, como estaban a pocos kilómetros del frente, cañonaron y hundieron al buque Río Carcarañá, que iba con víveres y otros, como el Isla de Los Estados. Esta gente se quedó sin reabastecimiento y lo que tenían lo iban racionando de manera que les alcanzara, hasta que llegara el próximo socorro”. 

Además, el alimento tenía 1.200 calorías, cuando por el frío y la situación de batalla debía tener 3.000 calorías. En Puerto Argentino, la zona donde estaba el Padre Vicente, la situación era diferente. Incluso, dice, que pudo ver cómo se tiraban seis toneladas de pollos al mar. “Se tiraron porque los bajaron de los buques y nuestro habitáculo era el pozo de zorro, campo abierto. No había frigorífico, ni heladera para conservarlos. Semejante cantidad estibada, fermentaron y se pudrieron”. Indigna saber estos desmanejos, en una guerra improvisada, que rebosa de actos de valor, heroísmo de los jóvenes soldados argentinos y de la oficialidad más comprometida. 

De dónde sacaba el padre Vicente Martínez los chocolates con los que más de una vez sorprendió a los soldados en sus visitas a los pozos de zorro. Explica que su centro de operaciones era Puerto Argentino, donde llegaban las encomiendas. “Hasta que se hizo esa zona de exclusión, recibíamos aviones con cargas de cartas, de chocolates, de guitarras, de televisores, hasta cosas que eran ridículas, que no se pudieron utilizar, dado que nosotros estábamos en campo, en situación de combate. Eran cosas que el pueblo enviaba, generosamente, todo lo que podía, sin enviarnos lo que realmente necesitábamos”. 

Consultado en torno a los signos de la presencia de Dios en las Islas, en medio de los combates, graficó lo que implicaba que cayeran las bombas, en el medio de la turba, y los soldados en los pozos de zorro. “Parecía la turba, un sismo, al estallar por las bombas. Cuando uno está recostado en el pozo eso vibraba, y no dejaba dormir. Los nervios se encrespaban. Sacábamos, entonces, el Rosario. En todas las situaciones límites el hombre hace referencia a Dios. Sacábamos esa arma -la ametralladora de 50 tiros-, rezábamos el Rosario y era cosa de no creer: terminado el Rosario, desaparecían del escenario todas las naves. Entonces, ahí teníamos un ratito para cabecear (entredormir). Jamás pudimos ponernos en horizontal en los pozos, porque había que dormir sentado”. 

¿Alguna vez dudó de la presencia de Dios o de la Virgen? “¡No!”, responde el Padre Vicente Martínez, y relata: “Recuerdo un muchacho que me pidió la confirmación. Yo le expresé que era para católicos -él me había dicho que era de una Iglesia Evangélica-, me dijo que lo que quería era hacerse católico. Me dijo que, en la isla, se había dado cuenta, él que era huérfano de madre, que podía tener una madre, la Virgen María”. 

Otro relato: “Un cuadro de la Virgen de Fátima en el aeropuerto en las Islas. Las bombas destruyeron todo a su alrededor. Pero el cuadro de la Virgen quedó en ese pedazo de pared, colgado, inmutable”. También recordó algo que ha contado en otras ocasiones: “Yo celebrando la misa y llega el momento de la consagración, levanto la ostia, como ritualmente está establecido, y observo que en el firmamento venía un avión británico en dirección a nosotros. Evidentemente, para bombardear”.  

Explica el sacerdote entrevistado que se trata de aviones supersónicos, “de manera que primero llega el avión y luego el ruido de los motores. Por eso nadie se había percatado de la proximidad. A tal velocidad no había tiempo de nada, de dispersarse cada uno a su pozo”. Esto fue lo que hizo el Padre Martínez, en ese momento: “Tomando la ostia, bien firme, para que la turbina al pasar el avión sobre nosotros no me volara la ostia, le dije a todos ‘¡rodilla a tierra!’. Creyeron que era para adorar la ostia. Nos mantuvimos en ese estado hasta que el avión llegó, descargó la bomba, pasó sobre nuestras cabezas, literalmente, para luego levantar vuelo en picada, evadiéndose de la onda expansiva de su propia bomba”.  

Esa bomba hizo un cráter de 12 metros de diámetro y 4 de profundidad. “Yo me mantuve rodilla a tierra, esperando escuchar la solicitud de camilla, ambulancia y todo eso. No pasó nada. Unos segundos más dije ‘de pie’, tomé el cáliz y seguí la misa como si nada”. 

Relató el Padre que, para ese momento, tenía sobre él todas las miradas, interrogando qué había pasado. “Pasó el avión, descargó la bomba y nosotros no tuvimos, de parte de las esquirlas, ningún herido, ningún lesionado, ni por la onda expansiva, ni por las esquirlas. Esos sentidos de protección fueron numerosos” indicó el Padre Vicente Martínez. 

Recordó que, en Coronel Suárez, los productores aportaron en el marco de la guerra de Malvinas ganado para un gran remate. Fue mucho lo que se recaudó. Lo logrado en ese remate permitió la compra de un Exocet, que es un misil antibuque, que vuela al ras del mar y puede maniobrar en la carrera final al objetivo. Este tipo de armamento permitió bombardear varios de los buques británicos, en el medio de la guerra. 

En el final de la entrevista, dejó un saludo para toda la gente de Coronel Suárez y, especialmente, para los ex Combatientes, a los que conoce, aprecia y con quienes mantiene contacto.

Títulos breves
1 ATENCIÓN. Se solicitan gasistas de primera y/o de segunda categoría para trabajar con Consejo Escolar en los establecimientos del Distrito.
Interesados acercarse a la oficina de Tesorería Las Heras 644 (planta alta).
2 La Dirección de Cómputos y Recaudación de la Municipalidad de Coronel Suárez informa a la comunidad que todas las tasas municipales pueden ser abonadas a través de Provincia Net.