HOYSOCIEDAD

Gustavo Saltiel: “El agua, el cambio climático y la desigualdad son los grandes desafíos del mundo”

Hablar con Gustavo Saltiel es entrar en una clase magistral sobre agua, ambiente, política pública y futuro. Con más de cuarenta años de trayectoria —ingeniero especializado en saneamiento, ex asesor global del Banco Mundial, referente internacional en regulación y seguridad hídrica— su mirada trasciende lo técnico: se expresa con pasión, claridad y un amor profundo por el país en el que nació.

Saltiel viene de trabajar en proyectos de enorme escala alrededor del mundo: desde la reestructuración de empresas de agua en América Latina hasta programas de resiliencia hídrica en África, iniciativas sobre economía circular, regulación, digitalización, saneamiento inclusivo y adaptación al cambio climático. Su voz es una de las más respetadas en el sector.

Consultado sobre los desafíos globales, no duda. “Hoy el mayor problema del mundo es el acceso al agua segura y al saneamiento. Hay 3.600 millones de personas que no tienen un sistema de saneamiento seguro y 2.000 millones que no tienen acceso a agua potable confiable. Esa es una crisis humanitaria silenciosa”, menciona.

Explica que muchas veces las estadísticas engañan. Entre otras cosas dice que “hay países que reportan 95% de cobertura de agua, pero el agua no llega todos los días o no cumple parámetros para ser consumida. Eso no es acceso seguro”.

También habla de las consecuencias invisibles, como el impacto en la nutrición infantil, la interrupción del desarrollo cognitivo, las diarreas recurrentes, el ausentismo escolar, el deterioro económico. “El saneamiento no es solo una obra subterránea. Es un condicionante del desarrollo social, de la igualdad y de la presencia del Estado. Sin agua y saneamiento no hay futuro posible”.

Otro eje central de su conferencia es el cambio climático, lejos de negarlo, lo ratifica. “El cambio climático destruyó los modelos históricos con los que se planificaba la hidráulica. Hoy llueve menos, de manera irregular, en forma torrencial y luego vienen meses de sequía. Ya no sabemos cuánta agua tendremos ni cuándo. Esto complica todo”.

A esto se suman otros factores como son la urbanización desordenada, presión sobre acuíferos, crecimiento poblacional, restricciones fiscales, deterioro institucional.

Pero no todo es negativo, también hay avances. Saltiel enumera a modo de ejemplo la desalinización masiva en Israel, España y los países del Golfo, que está reduciendo costos. Los sistemas de sensores y digitalización, que permiten gestionar la red con precisión, la economía circular aplicada al agua o las nuevas regulaciones para proteger a los usuarios.

A la hora de hablar de Argentina, su mirada mezcla preocupación y esperanza. Saltiel dice que “Argentina tiene un potencial enorme, recursos naturales únicos y una capacidad técnica admirable. Pero necesitamos políticas públicas estables, instituciones sólidas y regulaciones claras. Sin eso, toda inversión se diluye”.

Y cuando se le pregunta qué extraña del país después de tantos años en el exterior, vuelve la sonrisa, el recuerdo de esa argentinidad que es tan añorada cuando se está lejos. “Extraño el afecto, la amistad, que en Argentina es única. Extraño la provincia de Buenos Aires, su territorio interminable. Extraño mi pueblo, Coronel Suárez. Uno puede vivir en muchos lugares, pero nunca deja de sentir que este es su lugar en el mundo”, remarca.

Gustavo Saltiel se despide como llegó, cálido, agradecido, humilde. Y deja una reflexión que resume su vida y su trabajo. “El agua no es un recurso: es un derecho. Y garantizarlo es la base de cualquier sociedad que quiera verdaderamente desarrollarse.”