El Rabino Mariano del Prado reflexionó en Coronel Suárez sobre la intolerancia, la violencia y la necesidad de construir paz
En el marco de la celebración de Janucá en la Asociación Israelita de Coronel Suárez, el rabino Mariano del Prado dialogó con La Nueva Radio Suárez y brindó una profunda reflexión sobre el contexto actual de intolerancia y violencia que atraviesa al mundo, vinculando el mensaje de la Fiesta de las Luces con la realidad contemporánea.
Del Prado, quien fue rabino de la comunidad local durante muchos años y actualmente reside en Costa Rica, expresó su emoción por regresar a Suárez y compartir esta festividad con personas queridas y con una comunidad que considera parte de su historia personal. Señaló que Janucá es una oportunidad para reafirmar valores esenciales en tiempos complejos, marcados por conflictos, fanatismos y enfrentamientos en distintas regiones del planeta.
El rabino sostuvo que hoy son pocos los lugares del mundo que no están atravesados por guerras o tensiones graves, y destacó que Argentina es uno de ellos, lo que representa una bendición que debe ser cuidada y protegida. En ese sentido, afirmó que la convivencia pacífica no es algo garantizado, sino una responsabilidad colectiva que requiere compromiso diario.
Al referirse a los episodios de violencia y antisemitismo registrados recientemente en Australia y en distintos países, Del Prado advirtió que el odio no tiene límites cuando se lo alimenta, y recordó que la comunidad judía, a lo largo de la historia, ha debido desarrollar una profunda resiliencia para salir adelante desde el dolor, intentando siempre “dar luz y no más oscuridad”.
En su análisis, explicó que muchas expresiones de fanatismo surgen de vacíos existenciales que algunas personas intentan llenar adhiriendo a causas que creen justas, pero que terminan generando más división y violencia. A partir de su experiencia personal, relató años de convivencia con personas de distintas religiones y culturas en Israel, destacando que la convivencia pacífica es posible cuando se reconoce al otro como parte de una misma humanidad.
Del Prado subrayó que uno de los grandes desafíos actuales es dejar atrás odios y rencores ancestrales, y comenzar a ver al otro como una pieza necesaria de un mismo rompecabezas social. “Cada uno es diferente, pero esa diferencia no debería ser motivo de enfrentamiento, sino de enriquecimiento mutuo”, señaló.
Al hablar de su presente en Costa Rica, el rabino describió una vida dedicada al acompañamiento de las familias y al trabajo comunitario, en un país que se caracteriza por su cultura pacífica y la ausencia de ejército, algo que consideró un ejemplo de convivencia posible.
Finalmente, vinculó el mensaje de Janucá con la celebración de la vida, la familia, el crecimiento de los hijos y la construcción de vínculos basados en el respeto y el compañerismo. En ese marco, sostuvo que la Fiesta de las Luces no solo recuerda un hecho histórico, sino que invita a encender una luz interior capaz de enfrentar la intolerancia con paz, la violencia con diálogo y el odio con humanidad.
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