Doma de caballos sin violencia, una técnica que crece en el mundo y en Argentina
Martín Ochoteco recorre el mundo mostrando que se puede domar caballos sin violencia y en este sentido dijo a la Radio que “he dado cursos los últimos 10 años sobre esta cuestión, enseñando a sacar y corregir mañas, cómo tener un mejor rendimiento de tu caballo, entendiendo al animal por el lenguaje corporal, explicándole la psicología del caballo, su comportamiento, que se entiende que es una especie diferente a la nuestra”.
Consultado de qué se trata la doma sin violencia, cómo se acerca al animal y qué técnica utiliza, Ochoteco indicó que “no lo tengo muy planeado, creo que va mucho en la percepción del caballo. Trato de respetarle los tiempos, si está nervioso o con miedo nunca lo apuro, después voy viendo lo que es el lenguaje corporal, qué me está diciendo, eso es muy importante. Prácticamente creo que no oí a ningún domador hablar de eso, que es como el abecedario. Voy viendo cómo es la situación y me voy acercando siempre basado en la confianza. El caballo es muy perceptivo y nota las buenas intenciones, esa es la base”.
Si en sus comienzos utilizaba el método tradicional y después cambió, indicó que “empecé tranquilo, hace 30 años que domé el primer caballo cuando no existía esto, porque me gustaban los animales. Siempre hice una doma sin violencia, antes de una manera desorganizada y la fui organizando y reduciendo los tiempos, llegando a los mismos logros en menos tiempo y de mejor forma. La violencia nunca estuvo en mi doma”.
Martin Ochoteco es de Ameghino, pueblo ubicado al noroeste de la provincia de Buenos Aires, “soy del pueblo, pero mi papá es veterinario, así que tuve mucho contacto con el campo, pero realmente no nací en el campo”.
“Desde el 2005 al 2011 estuve en Europa, y luego hasta la pandemia recorrí Latinoamérica y Estados Unidos, dedicándome a dar cursos de doma y sacada de mañas. En Europa no hay violencia, en España algo, y en Latinoamérica son bastante herejes, es decir, Argentina viene avanzada en el cambio, pero en otros países prácticamente nunca había ido nadie que haya hecho algo sin violencia”.
Sobre su actualidad y las tareas que está llevando a cabo, dijo que “estoy empezando un proyecto con la Escuela Agraria de General La Madrid, donde preparamos caballos, les enseño cómo hacer un animal para equinoterapia. La verdad que es una actividad muy buena y siempre los centros de equinoterapia están con problemas para comprar caballos y en realidad siempre llega algún animal jubilado, dolorido y manso por viejo y realmente son caballos que hasta sufren que le pongan varios nenes por día y nos les duran mucho. La idea es preparar un caballo más joven, si bien estuve sacando mañas para incluirlos en equinoterapia, la idea es de potro meterlo en esa actividad, es decir, dirigir la doma hacia ahí y todo el tiempo que uno le invierta a la doma que sea dedicado a que haga las cosas bien en equinoterapia”.
Si hay domadores que se hayan acercado para cambiar el modo tradicional, indicó que “si, ha pasado. En México mucho, los charros usan bastante la violencia y nunca se habían acercado a los norteamericanos que bajan a dar cursos, era como un rechazo total. Y me contaban que era la primera vez que se interiorizaban en este tipo de doma. Antes cuando domaba no existía internet y decían que no servía y no iban a mirar, ya tenían la idea y era muy cerrado el tema. Pero ahora ya se han dado cuenta que los caballos salen mejor, que el descarte con la doma violenta es grandísimo porque se lesionan muchos animales. En estos tiempos más del cincuenta por ciento se acercan a esta modalidad”.
En un mensaje final hacia los que aún continúan con la doma tradicional, según su experiencia y vivencias, Martín Ochoteco dijo que “creo que hay una confusión, la tradición viene desde hace cientos de años, en ese momento se era violento porque no había infraestructura y era todo muy distinto. Hoy en día ya no viene ningún malón de indios, hay corrales y no es necesaria la violencia. Una por el pobre caballo, donde tampoco le conviene al domador; y otra porque va a llegar a un mejor resultado, va a ganar más golpeándose menos. No tiene sentido, hay que evolucionar y está comprobado con hechos”.