“Derecho a Saber”, con el Dr. Juan Bautista Luqui: por qué conviene planificar una sucesión y cómo hacerlo

En una nueva edición del espacio “Derecho a Saber” en La Nueva Radio Suárez, el abogado Juan Bautista Luqui abordó un tema muchas veces postergado, pero esencial: la planificación sucesoria.
Hablar de la muerte no es sencillo. “Es como cuando te ofrecen comprar una parcela en un cementerio y uno dice ‘no quiero pensar en eso’ —señaló Luqui—. Pero la realidad es que todos vamos a morir y la gran mayoría de los problemas que quedan tras un fallecimiento se podrían evitar con una buena planificación”.
Según explicó, planificar una sucesión no solo ahorra dinero, sino, sobre todo, evita disgustos y conflictos familiares. “Cuando no se deja nada dispuesto se generan discusiones interminables, gastos enormes en abogados y trámites engorrosos. Y lo peor: fracturas en la familia”.
El abogado subrayó que el dueño de un patrimonio es quien mejor conoce sus bienes y su familia, por eso es quien está en mejor posición para ordenar su destino. “Hay situaciones muy sensibles —ejemplificó— como la protección de un hijo con discapacidad, que se puede prever para garantizarle el mejor cuidado”.
¿Cómo se puede planificar la sucesión? Luqui explicó de forma clara las herramientas legales disponibles:
Testamento: es la forma más tradicional y accesible. Se puede realizar de dos modos:
Por escritura pública ante escribano.
Ológrafo, escrito de puño y letra por la persona, fechado y firmado. “Es gratuito y tiene validez legal si se hace bien”, aclaró.
El testamento permite no solo repartir bienes, sino también dejar instrucciones sobre cuidados especiales, manejo de bienes o incluso aspectos no patrimoniales como exequias, donación de órganos, etc. Además, puede modificarse cuantas veces se desee.
Donaciones en vida: permiten repartir parte de los bienes mientras se vive, aunque con límites: la ley protege la legítima hereditaria (la porción que por ley corresponde a los herederos forzosos). Para hijos, es el 70% del patrimonio; para cónyuge y padres, el 50%.
Fideicomiso: una herramienta menos conocida, pero muy poderosa. Consiste en transferir bienes a un “fideicomiso” que se administra según instrucciones del fundador. “Es como crear una empresa para que administre el patrimonio cumpliendo la voluntad del dueño —explicó Luqui—. Por ejemplo, garantizar que un hijo reciba una mensualidad o que se cubran gastos médicos”.
Seguro de vida: una forma sencilla de garantizar un respaldo económico a quien se designe como beneficiario.
El abogado fue muy claro al calificar la planificación sucesoria como “un acto de amor y de responsabilidad”. “Evita peleas que muchas veces destruyen a la familia. He visto audiencias con insultos, agresiones físicas, hermanos que prefieren perder todo con tal de que el otro no reciba nada. Y esas peleas cuestan carísimo: hasta el 40% del valor de los bienes se va en honorarios y gastos judiciales”.
Además, destacó que los trámites sucesorios tienen costos elevados que pueden reducirse mucho si hay planificación previa.
Finalmente, dejó un mensaje sencillo, pero contundente: “Planificar la sucesión no es pensar en la muerte, es pensar en el bienestar de los que más queremos cuando ya no estemos”.
Una charla muy clara y necesaria para recordar que, aunque sea incómodo, hablar de la sucesión es un paso fundamental para proteger a la familia y evitar conflictos futuros.