César Pastor, el Messi de las jineteadas; él sólo se siente un privilegiado de esto que es su pasión
Si de tradiciones se trata, no se puede obviar lo que implica para toda nuestra zona, las jineteadas. Y César Pastor es un extraordinario referente. Así calificó “Coqui” Valbuena a César Pastor, jinete que llevó bien alto el nombre de Coronel Suárez, por las jineteadas de toda la región, por campos de doma de la provincia y de diferentes lugares de la Argentina.
Había estado en Jesús María, la Meca para los jinetes de Argentina, en el año 1997, compitiendo para ser campeón nacional, en esa ocasión, no lo pudo lograr por 1 segundo. Volvió varios años después, con 41 años, y brilló en basto y encimera. Como retribución entonces, el aplauso interminable del público, en una jineteada espectacular y el jurado del evento le otorgó el broche en bastos. En esa primera oportunidad estuvo representando a la provincia de Buenos Aires como campeón provincial, con gurupa surera. Fue esa su primera vez. “Tuve la desgracia, que por un segundo no fui campeón”, cuenta y explica: “Justo me estropeo la última noche, no pude subir. Y a los 11 segundos, el chico que me reemplaza, se cae, y por eso no fui campeón de Jesús María. Son, cosas que pasan”, dice hoy, mirando en distancia aquellas vivencias.
En sus jineteadas, combinaba fuerza física con inteligencia, para dominar al caballo. Y además, César Pastor le agregaba elegancia. “No sé si es para tanto. Sí tuve la suerte de ir a Jesús María un par de veces, representando a mi ciudad, lo que fue siempre la idea, como han estado tantos chicos”, dice este jinete, lleno de humildad. Y hace el reconocimiento de un muy buen jinete de este tiempo: “Emilianito Gardiner. Y representantes, Suárez siempre tuvo y ojalá que lo siga teniendo”, dice César Pastor.
Dice César Pastor que hoy, dedicándose a otras cosas, trata de “inculcarles a los chicos, que el que lo haga (ser jinete), lo haga bien. también, tengo una agrupación donde trato de enseñarles las cosas nuestras a los chicos”, refiriéndose a la Agrupación Tradicionalista de Villa Belgrano, la que en el año 1997 fue fundada por su padre, junto al enfermero muy querido por este barrio, Rubencito Pérez y un joven de Entre Ríos, Javier Flores. “Ellos nos representaban en distintos lugares yendo a desfilar”. A esta agrupación, hace unos 7 u 8 años la reflotaron, a partir del interés de unos niños que querían desfilar, y no tenían con quien, recuerda César Pastor. “Como pudimos armamos algo entre amigos, con Héctor Funes, Eduardo y Miguel Rosales, y un montón de gente más. Hoy ya somos como 30 y algo, que tratamos de enseñarles eso a los chicos. Es trabajo y dedicación; tratamos que todos vayan prolijos. Hoy, casi todos los chicos de la Villa desfilan en nuestra agrupación. Y eso, es buenísimo”, dice César.
Evidentemente, busca transmitir, a través de la Agrupación, esto que le enseñaron de chico. “Mi padre, era domador; toda la vida hizo estas cosas. Mis tíos, que fueron jinetes. Yo, lo aprendí desde que abrí los ojos, y vi caballos. Y al día de hoy, sigo haciéndolo. Trato, que no se pierdan las cosas que nos han enseñado nuestros padres”.
Hay que enseñarles a los chicos, dice. Además, invita a gente grande, con experiencia. Invita a jinetes, para que transmitan lo que saben. Tal el caso de Omar Agüero, “que con 87 años nos sigue enseñando cosas; a los chicos, a mí y a todos. Gente que vivió, gente criolla. También invito a Eduardo y Horacio Clarke, y varios más, que me ayudan a transmitirle a los chicos cómo sentarse, cómo manejar. Todo suma. A la gente grande, transmitiendo su experiencia, ayuda a que los chicos empiecen a querer ser como ellos”, dice César Pastor.
Dice que, en la jineteada, que el domador y el caballo sean todo uno, “se logra con el tiempo”. En torno a lo que busca transmitir, desde sus saberes, es “el respeto hacia las cosas; y que aprendan a escuchar a los grandes”.
Consultado si hay una o varias jineteadas en su memoria, cuenta que hay varias, pero una en especial: “Con un caballo llamado ´el torito´, que murió hace unos años. Era un caballo de primer nivel: había bajado a casi todos los jinetes de punta de su momento. Y el único que le había quedado arriba, un poco tiempo antes que yo lo suba, era Aristegui; ese era el Maradona de las jineteadas. Diez años campeón, algo inigualable. Admiración total por ese señor, de quien aprendí muchas cosas, mirando, escuchándolo”.
Relata que tuvo la oportunidad de montarlo, Fue en una monta especial en Coronel Pringles, en el año ´96, un 1ero de mayo. Estuvo en total, unos 22 segundos arriba del animal. Hasta que lo sacó de arriba el apadrinador. Hay un video de esa monta, que se ha hecho bastante conocido”.
Apunta también, este jinete de pura cepa, que los mejores caballos para monta, por muchos años, lo tuvo el Fogón Arroyocortense, como así también el de Pringles, y el de Laprida. “Tuve la gran suerte, fui un privilegiado, agarré la época en que se comenzaban a bajar los jinetes más profesionales -la época de Mingo Silvera, Luis y Zacarías Silvera-, cuando yo empezaba, ellos estaban abandonando y agarré la mejor época, de los mejores jinetes: de Andraca, Aristegui, Nielsen, de Romero. Y después, de grande, tuve la suerte de competir con los hijos de los que hoy son los de punta, que son los Pátrula, Emiliano Gardiner. Tuve la suerte de competir con ellos. La verdad, que fui un privilegiado de esto”.