Alberto Beier, uno de los integrantes de Asersur Maderas, empresa con una rica historia familiar y donde el trabajo en la madera comienza

El 19 de marzo fue el Día de San José y por tal el Día del Artesano y del Carpintero, como uno de los oficios nobles desde los primeros tiempos.

La Nueva Radio Suárez entrevistó a Alberto Beier, integrante de la empresa Asersur Maderas, que tiene base histórica en Pueblo Santa María y que tiene desde hace varios años un centro comercial en Coronel Suárez. Es la empresa que hace puente entre las maderas vírgenes y quienes le van a dar forma utilitaria, los carpinteros.

Relató que el aserradero lo inició el abuelo, Juan Beier, “que le hizo la carpintería a papá, que en el año 1957 la fundó, cuando yo nacía. Hace casi 67 años. Papá hizo la carpintería y nosotros arrancamos cuando se hizo curita el padre Lauer. Ese día nosotros cortamos el primer tronco aquí en Santa María”, relata con su memoria prodigiosa Alberto, hace unos cuarenta y pico de años, dice.

La primera máquina que tuvieron, recuerda, se las prestó a su padre, don Agustín Auricchio. “Una máquina en desuso, que la pusimos en un patio prestado, de don Manuel Graff. Y cuando la tuvimos en marcha, hace 40 y pico de años, vino ese hombre -por Auricchio- a verla y no lo podía creer. Nos dijo que teníamos que ser ruso-alemanes para hacer andar esa máquina y nos abrazó a los dos, a mí y a Raúl. Eso nos dio el lugar a que cortemos el primer tronco, acá en la Colonia”.

“Nuestra historia con la maderera es muy rica, es muy ancestral y muy de atrás, Incluso, cuando nosotros empezamos acá, ya la industria en Coronel Suárez estaba muy plantada” rememora; pero la verdad que, como dice Alberto Beier, el tiempo ha pasado y quedan “medio solos en esto. En lo que es el corte de la madera y la industria maderera en general”.

Nos enseña que la madera arranca con el corte en el campo del rollizo, hasta terminar haciéndola en el aserradero. También hay todo un sector de cepillado y machimbre. “La historia es muy rica. Aparte de eso, los tres hermanos nos hemos mantenido juntos, amén de todos los sinsabores y problemas, acá estamos”, resume.

Informó que en estos momentos viene mucha madera de Misiones, Entre Ríos y “algo que hacemos en la zona. La madera de la zona, lastimosamente, ha dejado de trascender, porque hoy lo moderno se basa mucho en productos brasileños y algo argentino”.

En cuanto al tiempo para un buen estacionamiento de la madera, todo lo de artesanal que tiene esta labor, de la que dice se está levantando mucho, cuenta que “el tronco queda un año; después hay otro año antes de proceder al corte. Es un proceso largo y costoso, tanto para el que vende el tronco como para nosotros acá”. 

Hay que hacer ese tiempo de espera hasta que el tronco esté listo para transformarlo en tablas.¿Cómo se dan cuenta que está listo? “La gente le dice que va perdiendo la cáscara. Nosotros decimos que va perdiendo la superficial. Cuando eso se va desprendiendo, ahí el tronco está para cortarlo”.

Destaca que lo importante, a pesar de los cambios del país, es que “subsistimos, resistimos y acá estamos. Lo que fue pasando en el país afectó mal o bien. Pero acá estamos, trabajando”.

Hoy, dice, “se está utilizando mucha madera. El carpintero artesano es mucha la actividad que tiene, como en las partes turísticas, como en Sierra de la Ventana. La madera es un material noble, tanto en el invierno como en el verano”. Y propone imaginarse: “Basta poner un banco bajo un árbol, si es de metal o de aluminio, no sirve. Si es de madera… es atrapante. Hasta para la salud”.

Conocedor como es, ¿cuál es la madera que lo enamora, después de tantos años de trabajarla? Responde que “la madera más linda para mí, la que nos ha dado muchos resultados, tanto en la parte apícola como en la carpintería, es el álamo. Además, crece en cualquier parte, es resistente a la hormiga y a un montón de cosas. Después están el pino, el ciprés,pero el álamo es lo más grande que tenemos. Yo soy un enamorado de esa madera, y es nuestra, de la zona”.

Consultado en torno a qué le deja trabajar en ese lugar, después de tantos años, responde que “estoy totalmente satisfecho, agradecido a la vida, a la familia, a mi querido pueblo. Esto es lo más grande que nos puede pasar. Además, la familia Beier siempre participó en los eventos del pueblo. Raúl fue un presidente exitoso, René fue un dirigente exitoso en todo lo que tiene que ver con la Parroquia, y Alberto estuvo en todo”, dice Alberto Beier, agradeciendo.