Relaciones complementarias disfuncionales: ¿qué son y cómo poner un freno?

La licenciada en Psicología Antonela Gros Aldecoa buscó profundizar sobre el poder en las relaciones: “Muchas veces discutimos queriendo ganar y nos olvidamos que lo que más importa es hacernos entender para resolver esa dificultad” resumió la profesional.
Propuso pensar en las relaciones complementarias que describió como “reales o disfuncionales”. En ese punto citó a algunos autores que hablan de “relaciones complementarias patológicas”, pese a asegurar que ese término particular le genera “resquemor”. Explicó que eso es así “porque en salud mental hay mucho estigma y el concepto de patológico suena duro de roer”.
En consecuencia, invitó a hablar de disfuncionalidad, explicando que así se permite entender y abordar el concepto de una manera “más amigable”.
Al hablar, entonces, de relaciones complementarias disfuncionales, se habla de esas relaciones en que el poder está dividido de manera desigual: “Uno, usualmente, manda, y el otro se acomoda a eso que el otro determina, exige, pide o plantea” aclaró Gros Aldecoa.
En ese marco, sucede que el que se acomoda sufre “porque en esa acomodación termina resignando aspectos de sí mismo que lo hacen conocerse o reconocerse menos”.
Si bien marcó que, en general, se trata de una descripción que se piensa en relaciones de pareja, aseguró que puede hacerse extensivo a cualquier tipo de vínculo: “Son esas relaciones en las que las personas suelen oscilar entre tomar las decisiones o adecuarse a lo que el otro espera, en función de lo que es mejor para el equipo, para la pareja”. Agregó que “hay situaciones en que esa repartija de poder no es tan clara, no es tan flexible, dinámica ni está puesta en función de los objetivos comunes, sino que, por cuestiones de personalidad de las personas que forman parte de ese vínculo, está bajo el poder de uno solo”.
Claro que habló de los extremos: vínculos en los que aparece la violencia. Para referir a ello, explicó: “Siempre la persona que detenta el poder es la que ejerce violencia sobre el otro, que se acomoda y sufre” marcó Antonela Gros Aldecoa, agregando que “lo bueno de poder pensar es identificar las situaciones cuando arrancan, cuando me doy cuenta de que siempre tengo que hacer lo que el otro exige para que el otro no se enoje o no se moleste, y con el paso del tiempo voy perdiéndome a mí”.
Agregó la profesional que “eso genera mucho sufrimiento y puede suceder que esto termine desplegando un cuadro depresivo en esa persona que se acomoda al otro”. Describió que, en consecuencia, “es algo muy peligroso” y consultada cómo abordarlo, apuntó que “en el espacio terapéutico siempre se hace un despliegue de esas situaciones para poder identificarlas y para poder ir modificándolas de a poquito. El proceso psicoterapéutico es progresivo, siempre es ir cambiando de a poco”.
Por otro lado, hizo hincapié en que “estas cuestiones desiguales de poder se dan en todas las relaciones, pero en los ámbitos laborales necesariamente tiene que ser así por el orden de jerarquía”. Si bien diferenció que pueden ser más flexibles, de acuerdo al espacio de trabajo, resaltó que “siempre está la cuestión de cómo ejercemos ese uso de poder y eso habla de la comunicación del vínculo”.
Concluyentemente, Gros Aldecoa recomendó “estar atentos. Analizar cómo éramos antes de entrar a un vínculo y cómo somos ahora, qué ganamos y qué perdimos” y reiteró que “lo ideal es que las relaciones sean complementarias”.