“No hay una forma de transitar la niñez, sino que es plural y diverso y tiene que ver con la construcción cultural que vamos haciendo”

En el marco del Mes de las Infancias, La Nueva Radio Suárez consultó a la licenciada en Psicología Ana Garippe, y al licenciado en Trabajo Social Ezequiel Pacheco, miembros del Servicio de Protección y Promoción de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes, a fin de abordar la protección de las infancias, los derechos que recaen en los niños y ahondar en detalles de ésta información.
En primer lugar, Pacheco -que hace alrededor de siete años trabaja en el Servicio- explicó: “Trabajamos con infinidad de situaciones de vulneración de derechos en las infancias, en relación a la salud, educación y todo lo que hace a la asistencia y lo que abarcan las infancias, con las problemáticas que las atraviesan”.
Consultados sobre cuáles son los derechos que se ven más vulnerados, el Licenciado en Trabajo Social enlistó: “garantizar el derecho a la salud -tanto mental como en general-, garantizando el acceso a los tratamientos desde el área pública o desde lo privado. También garantizar el acceso a la higiene y a la alimentación”. Pese a esos nombramientos, Ezequiel Pacheco agregó que existen otras situaciones, “como conflictos familiares, donde tratamos de organizar lo cotidiano para que se vaya disipando y puedan tener una convivencia más armoniosa”.
En esa línea, aseguró que todo lo que atraviesa a la niñez llega a sus manos y tratan de resolverlo con los recursos con que cuentan: “El Municipio siempre nos garantiza todo lo que demandamos. Obviamente, a veces, por los tiempos burocráticos y demás, las cosas tardan, pero nunca nos dicen que no a lo que pedimos”.
Particularmente haciendo referencia al escenario local, los profesionales fueron consultados de cuál es la actualidad referida a este tema y si bien lo calificaron como “muy amplio”, agregaron que “el derecho a la salud es el que más tiempo nos lleva porque tenemos que coordinar y hablar con diferentes áreas, a veces con instituciones que no están dentro de Suárez. También la vulneración de derechos con respecto a la intimidad, como abusos y violaciones, que nosotros también abordamos”.
Desde su óptica personal, al respecto, Pacheco expresó: “Creo que la Justicia podría ser un poco más ágil en algunas situaciones, porque la realidad es que no siempre funciona con la rapidez que nosotros consideramos tendría que ser”.
Por otro lado, consultada particularmente Ana Garippe sobre los indicativos que los más chicos pueden dar relativos a situaciones de abusos o violencias, la profesional destacó que “la mayoría de las situaciones de abusos que llegan a nuestro servicio tienen que ver con denuncias que los niños, niñas o adolescentes pudieron hacer, generalmente en el marco de un vínculo de confianza”.
Agregó que no suelen darse sólo con la mamá o el papá esas confesiones, sino que puede incluir a un tío, una tía e incluso un docente: “Una persona de vínculo cercano, con quien el niño o la niña pueda sentirse seguro de contar” describió Garippe, agregando que “muchas veces sucede que un profesional de la salud, como puede ser un pediatra, nota algunas cuestiones que pueden ser señales, como alguna enfermedad infecciosa de contagio por vía sexual, o que un niño llevado a terapia por tener problemas para dormir o cambios en su conducta, por ejemplo, conlleve el relato de un abuso”. En cualquiera de esas instancias, explicó Garippe, corresponde hacer una denuncia para que la situación siga el marco judicial penal.
En esas oportunidades, desde el Servicio local apuntan a garantizar el acceso a la salud y a la protección.
En ese punto fue que ambos profesionales hicieron hincapié en estar atentos a los dichos, dibujos o expresiones de los niños, sin subestimar lo que puedan contar, ya que pueden ser señales claras: “El cambio de paradigma de las nuevas leyes que se redactan en Argentina -tanto la nacional como provincial- se basan en la Convención Internacional de los Derechos del Niño, y apunta a ver al niño como un sujeto de derecho”. Eso quiere decir ver al niño como un sujeto, por lo tanto, poseedor de voz propia.
En ese marco, los adultos tienen la obligación de escuchar la voz y lo que está diciendo ese niño.
A modo concluyente, Garippe resaltó la relevancia que cobra dejar de hablar de niños “para dar apertura a los diferentes géneros o situaciones que pueden atravesar las niñeces y usamos éste término o infancias, a partir de reconocer que no hay una forma de transitar la niñez, sino que es plural y diverso y tiene que ver con la construcción cultural que vamos haciendo. Poder reconocerlos como sujetos de derechos es reconocerlos con derecho a decir lo que quieren, lo que les gusta, lo que no, y con derecho a ser escuchados”.
Por su parte, Pacheco cerró afirmando: “Escuchar es sumamente importante”.