La importancia de que la familia acompañe los cambios que se van produciendo en la pubertad

La licenciada Ana Garippe es especialista en Educación Sexual Integral y en el segmento Salud y Bienestar de La Nueva Radio Suárez, apuntó a hablar sobre ESI y familia en el acompañamiento de la pubertad: cómo la familia puede acompañar los cambios que se van produciendo durante toda la adolescencia.
Marcó primeramente que “la palabra principal es cambio porque empiezan a aparecer las primeras modificaciones en el cuerpo, el vello, el cambio de la voz, del tamaño. Los varones empiezan a ensanchar los hombros, las mujeres sus caderas. Lo que se llama caracteres sexuales secundarios”. Definió de relevancia poder hablar sobre éstas cosas en el hogar y hacer el ejercicio de poder pensar cómo nos sentíamos nosotros cuando nos pasaron éstas cosas, “porque genera ansiedad, a veces un poco de miedo, porque uno no sabe bien qué le está pasando a su propio cuerpo”.
Garippe sí reconoció que, “quizás, antes no se hablaba demasiado de esto y uno lo iba viviendo en silencio, un poco en soledad, un poco charlando con algún amigo de confianza”.
Continuando su exposición, lo que Ana Garippe referenció fue que “los niños y niñas que, desde pequeños, hacen deportes, en general, suelen tener mejor vínculo con su cuerpo. Le prestan más atención y lo detectan mejor en la sensibilidad, incluso. A veces los dolores, roces, nos generan sensaciones que van demarcando por dónde va y crece nuestro cuerpo. Cuestiones que, en el deporte, ayudan un montón”.
En ese punto, la profesional resaltó que “es fundamental abrir espacios de diálogo en la familia e ir poniendo nombre, abriendo espacio a las preguntas que puedan surgir”.
En esa línea, la Licenciada en Psicología marcó que, “sobre todo, las mujeres, tienen cambios muy importantes: aparece la menstruación, la posibilidad de quedar embarazada. Cuestiones que tienen una implicancia psíquica muy importante. Es el transitar, el camino del cambio del cuerpo de un niño al de un adulto, y hay que darle visibilidad y poder hablar de esto”.
Consultada entonces sobre cómo hacer ese acompañamiento, Garippe puntualizó que, “si uno desconoce sobre esos cambios que pueda haber, es importante hacer una consulta con el pediatra de confianza para que les pueda explicar y uno poder hacerlo en casa, que no sea el profesional quien le explica a nuestros hijos qué pasa con sus cuerpos, sino poder ir nosotros a la consulta e informarnos para poder hablar de eso en casa”.
Además, destacó que “la idea es que podamos hacerlo de forma natural y espontánea”.
Marcó cómo, además, empieza a haber cambios sociales en los adolescentes que “buscan más el contacto con los pares que con la familia. pero la tarea de la familia ahí es sostener el diálogo”.
Aconsejó también poder ejercer comentarios disparadores para, después, posicionarse en el lugar de escucha, “porque lo importante es que la familia pueda recepcionar qué va sintiendo para poder acompañarlo”.
Lo que la profesional aseguró fue que, “cuando uno está implicado emocionalmente, se dificulta la tarea. Es re fácil analizarlo sin implicación emocional, pero cuando uno tiene la responsabilidad del cuidado de ese sujeto, y de lo que le vaya pasando, obviamente tiene miedos, fantasías y está atravesado por un montón de cosas”.
Consecuencia de ello fue que la profesional volvió a insistir en la importancia del diálogo: “Poder parar y conversar, poder parar y mirar al otro, poder tomarse un minutito al día para pensar cómo está el otro, cómo lo veo, preguntarnos si vemos cambios o actitudes nuevas, si tenemos algo para conversar o alguna inquietud”.
Entonces, hacer el ejercicio de sostener la mirada resulta esencial: “Ellos son más independientes y van resolviendo algunas cuestiones solos, y uno va relajando, así como nos da miedo cuando empiezan a salir de noche o a juntarse con amigos y nosotros ya no estamos ahí”.
De ese modo, hablar con tranquilidad y claridad cobra vital importancia: “Posicionar la mirada un ratito cada día en ese niño adolescente que está transformándose y habilitar el diálogo” volvió a recomendar Ana Garippe, aunque reconociendo que “es probable que, al principio, cueste o prefieran contarles a otros y no a nosotros. Ante esto, la insistencia, pero no agobiante porque nos vamos a encontrar con que nos van a cerrar la puerta”.