15/09/2020SALUD

Fatiga Cognitiva. Las medidas a tomar para que no se transforme en un padecimiento crónico.

¿Qué es la fatiga cognitiva? Se lo preguntamos a la Lic. Estefanía Saitúa, que es Neuropsicóloga.

Explica que, la también llamada fatiga mental, es “el esfuerzo atencional o cognitivo prolongado, que lleva a una sobrecarga o a un agotamiento mental”.

Se nota, “cuando el rendimiento de una persona disminuye, y el cansancio aumenta. Es decir, hay menos rendimiento y mayor cansancio mental. A raíz de esto se perciben más problemas a la hora de concentrarse en el trabajo, en las tareas diarias. Con lo cual también está muy influido lo que tiene que ver con la motivación. Se reduce la motivación, el interés, hay mayor cansancio constante”.

Este padecimiento, que siempre existió, ahora “está como más latente, porque hay mayor tensión, mayor estrés. Lo que se vio es que aumenta la tasa de accidentes, que pueden ser accidentes simples, como, por ejemplo, equivocarse a la hora de cocinar. O incidentes como caídas, golpes, por desconcentración. Porque lo que produce la fatiga cognitiva es que las funciones, una de ellas, la atención y la concentración, disminuyan también. Lo que antes podía hacerse una multitarea, hoy disminuyó un montón”.

Más adelante, la Lic. Estefanía Saitúa relacionó la situación del contexto de pandemia con la fatiga cognitiva. 

“Estamos frente a una situación de amenaza constante para nuestra salud. Eso no lo podemos evitar porque es algo real, algo con lo que estamos aprendiendo a convivir. Después viene una amenaza económica, otra incertidumbre más que tenemos. Es decir, nuestro cerebro está viviendo todo el tiempo con una amenaza. Cuando esto sucede la respuesta usual es la huida, que, a veces, no se puede concretar. Lo cierto es que el cerebro está en un estado constante de tensión, híper vigilante. Estamos atentos a lo que va a pasar, a la incertidumbre. Aparecen todo el tiempo pensamientos negativos, intrusivos, que nos molestan, y nos elevan los niveles de ansiedad. Hay una mayor atención de lo normal”.

Con esto, dice, “se puede hacer un montón de cosas. Lo principal es reorganizar nuestra rutina. Porque, en esta pandemia, nos ha cambiado nuestra rutina. Trabajamos en forma remota, con los chicos en casa, los horarios han cambiado. Para reorganizarnos hay tres piezas importantísimas en la salud de todo ser humano: alimentación, el ejercicio físico y el buen dormir. Entonces, si alguno de esos engranajes se altera, por consiguiente, todos los demás se alteran y sobreviene esta sensación de agotamiento”.

Lo que recomiendan los expertos, “para combatir esta fatiga mental, es regular los horarios de sueño lo más posible. Hacer una distinción bien clara del día y la noche, que muchos adultos y adolescentes no lo están haciendo”. 

Otra cuestión importante, dice la Lic. Saitúa, “es ir de la preocupación a la acción. Sacar las ideas agobiantes de nuestra mente. Buscar acciones concretas para modificarlas. Anotarlas en un papel para visualizarlas, e incluso compartirlas. Porque hay algo importante también: no compartir el distanciamiento físico con el afectivo. La socialización de las emociones es algo que nos va a ayudar a compartir esta sensación de fatiga. Empatizar con el otro, al que también le pasa lo mismo. Poner en palabras lo que no podemos poner desde lo físico, el abrazo”.

Es importante “incorporar las estrategias basadas en meditación. Para mí esto es muy importante decirlo, porque está comprobado el impacto que tiene en nuestro cerebro el meditar. Como el Mindfulness, que busca regular lo emocional, reducir la ansiedad y mejorar todo lo que tiene que ver con lo cognitivo”.