HOYSALUD

El cardiólogo Mariano Sein alertó sobre los riesgos de la sal oculta en los alimentos

El consumo excesivo de sal sigue siendo uno de los principales factores de riesgo para la hipertensión arterial y la insuficiencia cardíaca. Así lo explicó en los estudios de La Nueva Radio Suárez el médico cardiólogo Mariano Sein, quien brindó una serie de consejos prácticos para reconocer y reducir la sal presente en nuestra dieta cotidiana.

Sein advirtió que muchas personas creen que se cuidan simplemente por no agregar sal del salero, pero en realidad “la mitad de la sal que consumimos está en los alimentos procesados, lo que llamamos la sal invisible”. Productos como panes, harinas leudantes, fiambres, quesos, galletitas, conservas enlatadas, caldos y hasta algunas golosinas contienen sodio en cantidades muy superiores a lo recomendado.

El especialista subrayó que una alimentación saludable no debería superar los 2 gramos de sal diarios, aunque con apenas unas porciones de productos industrializados ya se puede alcanzar y superar esa medida. Por eso, recomendó aprender a leer las etiquetas de los envases: “Si un alimento tiene más de 120 miligramos de sodio cada 100 gramos, ya es considerado muy salado y conviene evitarlo”.

Otro aspecto clave es la costumbre de salar durante la cocción. El cardiólogo aconsejó hacerlo solo al final, en el plato, ya que de esa manera se usa menos cantidad y el organismo no absorbe todo el sodio, como ocurre por ejemplo cuando se coloca la sal en el agua del arroz o de la pasta. También sugirió reemplazar la sal por condimentos naturales como hierbas, limón o vinagre, y recurrir a las sales sin sodio que hoy se consiguen en el mercado, aunque siempre en cantidades moderadas.

El cardiólogo también hizo hincapié en la importancia de controlar desde la infancia el consumo de sal, ya que muchos chicos crecen acostumbrados a los alimentos procesados y ultraprocesados. “Si a un niño le damos todos los días galletitas, snacks o fiambres, estamos condicionando su paladar para que en la adultez no pueda disfrutar de una comida sin sal. Es fundamental educar en casa y en la escuela sobre estos hábitos saludables”, señaló.

Además, recordó que reducir la sal no solo beneficia al corazón y la presión arterial, sino que también ayuda a prevenir la retención de líquidos, mejora la función renal y disminuye el riesgo de accidentes cerebrovasculares. “El cambio empieza por pequeños gestos cotidianos: cocinar con menos sal, evitar los productos industrializados y darle prioridad a frutas, verduras y alimentos frescos”, concluyó Sein, insistiendo en que la prevención siempre es más efectiva y menos costosa que cualquier tratamiento.

Finalmente, Mariano Sein insistió en que la hipertensión arterial es un “asesino silencioso” porque no presenta síntomas visibles y cuando aparecen las complicaciones ya suele haber daños irreversibles en órganos como el corazón, los riñones, las arterias o la vista. “Lo ideal es mantener la presión por debajo de 12/8. Entre 13 y 14 hay que cambiar hábitos de inmediato, y a partir de 14 ya se requiere tratamiento médico”, detalló.

El mensaje del profesional fue claro: cuidarse de la sal no significa dejar de disfrutar la comida, sino aprender a detectar dónde está oculta y reducir su presencia en la dieta diaria para preservar la salud a largo plazo.