14/02/2020SALUD

Crianza respetuosa: “Los buenos vínculos se construyen en la cotidianeidad, en el hacer, antes que en el decir”.

Lo afirmó la Psicóloga Antonella Gros.

En una interesante entrevista durante el mes de enero, la Psicóloga Antonella Gros Aldecoa se refirió a la educación de los niños y adolescentes, y el uso de las tecnologías de la información y comunicación. Insistió en que los adultos primero, para transmitirlo a los niños, debemos entender que el mundo virtual, no es el mundo real.

Que multiplicidad de publicaciones que aparecen son un extracto voluntario y consciente del sujeto pero que eso no es su totalidad, su realidad.

Ahora, en continuación con aquel tema, la Psicóloga consultada propone hablar sobre la crianza respetuosa de los hijos.

¿Qué implica? “Respetarnos”, responde sintéticamente.

Y profundiza: “es importante ponernos a pensar sobre qué hacemos como adultos respecto de nuestros niños que no es un detalle menor.

Siempre en salud mental decimos que dos más dos, no es cuatro. Hemos hablado del papel de los adultos en las redes sociales; de esta cuestión de la empatía, tan necesaria para construir lo que nos hace humanos. Y aquí se inscribe lo que propongo de la crianza respetuosa.

Porque la empatía, los valores, los cimientos de los vínculos humanos y sociales no vienen dados, ni llueven de ningún lado. Se construyen en los primeros vínculos que tenemos en cada, de manera cotidiana”.

La base de nuestra personalidad, “la construimos en la primera infancia, de 0 a 3 años. Si tenemos a un adulto que cuida, que acompaña, que sostiene, que respeta, que mira, que acaricia… y volvemos a pensar en esto de los papás que no miran a sus hijos por estar con el celular; escenas que vemos cotidianamente, mamás amamantando, mirando la pantalla en vez de mirar amorosamente a su bebé y todo lo que esto implica en ese otro que está recibiendo eso”.

Se trata de tener empatía, de entender, “que hay un otro que necesita cosas. Más allá de mis necesidades. La paternidad es resignación. Si yo no puedo correrme de mis necesidades y priorizar las necesidades de ese otro que llega al mundo inválido que necesita de un otro para vivir. Y ese otro, para atender las necesidades del niño, tiene que resignar las propias. Por eso la empatía es fundamental es la base del vínculo con el otro. Si no hay un adulto que pueda empatizar con ese niño desvalido y otorgarles prioridad a sus necesidades, ese otro no sobrevive. Si eso no está, ¿Qué construyo en el otro? ¿Si yo no puedo entender que mi niño necesita que le pregunte cómo le fue en la escuela? ¿Qué pregunte quiénes son sus amiguitos y los invitemos a casa? Por más que venga cansado del trabajo que tengo que hacer otras mil cosas… tengo que poder entender que hay un otro que necesita otra cosa”.

Insiste Antonella Gross que “la empatía, se enseña en actos. No lo podemos transmitir solamente desde las palabras. A partir de los 3 años empieza la socialización secundaria, la asistencia al jardín, a la escuela luego. Y ahí se ponen en juego las habilidades sociales. Si yo antes instalé la empatía en ese niño chiquito va a ser esta la base del vínculo a la hora de salir a la sociedad. Entonces, va a haber niños que entiendan que los otros también necesitan otras cosas. Y ahí sí es momento de reforzar, además de en acto, en palabras”.

Y agrega la profesional: “la base, el cimiento de todo, está en el hacer, en el vínculo mismo. Del mismo modo que transmitimos todos los otros valores. A través del ejemplo, del hacer. Si los chicos no nos ven sostener en la vida cotidiana el buen trato, el respeto, la empatía por el otro, ¿de dónde lo van a sacar? Eso no se transmite ni en los jueguitos o en las redes sociales. Por eso, insistimos, en una crianza respetuosa y agregaría, crianza consciente. Ser consciente de lo que ponemos en ese niño, de lo que los niños ven de nosotros”.