Biodanza, un sistema terapéutico que invita a “inducir un cambio interior de respeto, de profunda solidaridad humana”
María del Carmen Pérez y Alicia Hipperdinger son facilitadoras de biodanza y han desarrollado diferentes experiencias vinculadas a la mujer interior. En el aire de La Nueva Radio Suárez afirmaron ser “unas enamoradas” de ésta propuesta que descubrieron hace algunos años y que hoy quieren llevar a distintos lugares: “Tuvimos una experiencia muy hermosa en Carhué, invitadas por la Municipalidad. Concurrieron 21 mujeres que se abrieron y experimentaron ésto” contaron las entrevistadas.
En principio, las facilitadoras explicaron que la biodanza “es un sistema de integración afectiva, de renovación orgánica y de un reaprendizaje de las funciones originarias de la vida”, puntos todos que se logran a través de la biodanza y de la música. Explicó que son esas herramientas abordadas en grupo, sin que la danza sea coreográfica, y con una música que apunta a conectar al corazón y a las emociones para, mediante el movimiento, trabajar distintas líneas de vivencias: vitalidad, sexualidad, creatividad, afectividad, trascendencia.
Vale destacar que una clase de biodanza dura alrededor de dos horas, con una curva más energética, que va hacia la colinergia, vinculado a lo intimista.
Aclararon las entrevistadas que la biodanza “tiene efectos terapéuticos. Somos seres divinos y a través de la biodanza podemos vivir y recibir lo humano eterno, recordar que somos seres sagrados”.
Así, la misión como facilitadoras de biodanza “es inducir un cambio interior de respeto, de profunda solidaridad humana. Hacer nuevos caminos para ejercer el amor, despertar la conciencia iluminada”.
Las clases de biodanza brindan un proceso interno de autoconocimiento y transformación: “Salir de los viejos paradigmas y crear lo nuevo desde un lugar afectivo y amoroso, recordando lo que somos en esencia” dijo Maria del Carmen Pérez, invitando a no olvidarnos de la conexión con uno mismo ni del otro, “al que necesitamos para la vida y el propio crecimiento”.
“Hay que vivirlo para sentirlo” destacaron las entrevistadas, explicando que, como facilitadoras, colaboran a deshacer la caparazón que, quizás, por diferentes dolores atravesados, se ha formado. Así, empieza a aflorar la emoción y el grupo es necesario para entretejerse en red: “Es importante que la humanidad comience a poner la vida al centro. La biodanza permite llevar los ejercicios a la vida cotidiana”.
Si bien al día de hoy no cuentan con espacio físico para desarrollar la actividad, sí es un proyecto de cara a los próximos meses. Dato que será informado, aunque en el mientras tanto quienes estén interesadas en participar y experimentar dicha propuesta podrán ponerse en contacto a través de las redes sociales de cualquiera de las dos mujeres.