Bernardo Carricart: “No hay que transformar a los pacientes psiquiátricos en criminales. Es más fácil mandar a un paciente a un calabozo que a un centro especializado”

En las últimas semanas se han dado una serie de sucesos que han puesto sobre la mesa, nuevamente, debates en torno la importancia de la salud mental, las creencias sociales sobre los pacientes psiquiátricos, los alcances y falencias de la ley, y cuáles son las posibilidades de que quien lo necesita pueda acceder a un tratamiento.
El médico psiquiatra Bernardo Carricart (MN: 114.548) refirió, en principio, a que no todas las patologías mentales llegan a estos extremos tan dramáticos: “Son el desarrollo de situaciones muy particulares y hay que resaltar que cuando evaluamos a una persona y determinamos una internación de un paciente, donde hay un riesgo potencial o inminente para sí o para terceros, no es algo menor. Muchas veces está minimizada la patología mental por los propios colegas o por la sociedad. Creo que está romantizada la enfermedad mental y que a veces, incluso, minimizadas las situaciones” dijo el entrevistado, quien señaló que al evaluar las internaciones no se sabe cuál va a ser el resultado, pero se habla de riesgo de vida del paciente y de otras personas.
En ese sentido, y comprendiendo que muchas veces no se llega a la instancia de la internación, Carricart observó que “la ley ha tenido tres puntos dramáticos, que son disminuir las camas en establecimientos públicos y privados, condenar la imagen del psiquiatra como si fuese un torturador del paciente y, por otro lado, que permita internar a una persona sólo cuando hay riesgo inminente. Por ejemplo, una persona con angina de pecho no se podría internar hasta que no tenga un infarto. Por lo que tenemos las manos atadas porque estamos pudiendo internar sólo en casos en que el riesgo sea inminente y eso debe ser cambiado en la ley de forma urgente porque genera que lleguemos a destiempo a situaciones de crisis”.
En ese sentido, si bien reconoció la importancia del rol de las campañas preventivas e informativas, indicó que hay una doble realidad respecto de los pacientes psiquiátricos y la salud mental: “Por un lado, reciben -si tienen la posibilidad por su obra social- una prestación en un centro especializado; y por otro lado, la internación en el sistema público, que es desastrosa y de muy mala calidad, que casi entra en la iatrogenia y el abandono hacia los pacientes psiquiátricos” señaló Carricart, agregando que “el sistema público se ufana de dar una prestación que, en realidad, es muy limitada y mediocre”.
Aclaró, en ese sentido, que una iatrogenia es cuando un médico o el sistema de salud generan un daño: “Tener un paciente internado sin que lo vea personal de salud, tirado en una cama sin asistencia ni actividad recreativa, para un paciente de salud mental es generarle un daño más que una solución y el paciente que ingresa en el sistema público queda casi abandonado”.
Por otro lado, consultado sobre qué haría falta para que se den cambios en la ley de salud mental en Argentina, el médico psiquiatra expresó: “En principio, debe transformarse el criterio de riesgo inminente en riesgo potencial. Es decir, que el profesional pueda proceder a una internación de una persona ante el riesgo potencial. Además, que se modifique el artículo N° 27 de la ley que habla del cierre de los centros especializados de salud y que sean más las camas, dejando de promover una intención en el sistema público que realmente es decadente, es mediocre y genera gran iatrogenia en los pacientes”.
De acuerdo a Carricart, de ese modo podría destrabarse la ley actual y sacarse, los profesionales de la psiquiatría, las cadenas con las que hoy trabajan.
Vale destacar que las internaciones varían en cada caso: puede ser involuntaria y debe decidirlo el equipo interdisciplinario que lo habla con un Juez, pero compartió el entrevistado que “se ha puesto tanto freno en lo ideológico y en frenar las internaciones, que los equipos tienden a no internar contra la voluntad del paciente, pero dentro de lo que ha dejado la ley hay un margen para internar pacientes de manera involuntaria y haciendo caso a la ley que dice que sólo en última instancia se restringe el poder de acción del equipo de salud”.
Claro que hay una cuestión social y colectiva que se vincula, inevitablemente, a la idea sostenida del paciente psiquiátrico y que vuelve a salir a la luz, entre críticas, desinformación y prejuicios, cuando suceden casos como los antes mencionados. El entrevistado, en esa línea, contó que vive todo esto con mucha impotencia, “porque la cultura y la sociedad, además del sistema jurídico, necesitan siempre de un culpable y es de nuevo denostar o minimizar que una persona que tiene una patología mental puede llegar a esto y a mucho más. No hay que transformar a los pacientes en criminales. Es más fácil mandar a un paciente a un calabozo que llevarlo a un centro especializado” dijo, poniendo énfasis en que son pacientes que lejos están de ser criminales, que tal vez han perdido el tratamiento o no han sido tratados de la manera adecuada, un punto que hay que resaltar porque hay un sistema desmantelado y destruido, que la ley tampoco promociona ni está en la demanda real de la gente: “Se promueven atenciones intermedias, pero no la internación en agudos. Cada vez hay menos psiquiatras que formen parte del sistema público porque han sido relegados por la propia ley y las consecuencias son que los pacientes que necesitan derivaciones o internaciones no pueden ser alojados en centros especializados y quedan a la suerte de lo que se pueda brindar en el sistema público, que es muy escaso. Terminan siendo pacientes de tercera categoría y estamos hablando de la vida y de la muerte, de un alto sufrimiento que implica la patología mental. No es romántica la enfermedad mental ni para minimizar” cerró el Dr. Bernardo Carricart.