24/04/2020SALUD

Armar una rutina y vivir un día a la vez, sin olvidar tener paciencia con los demás y con uno mismo.

Recomendaciones de la Psicóloga Daniela Igartúa.

Es una suarense que está trabajando en Buenos Aires, llevando adelante el proyecto EPSI Psicoterapia online, se especializa en neurociencias y en el tratamiento de enfermos de HIV.

Consultada por La Nueva Radio Suárez, la Lic. Daniela Igartúa recordó una cuestión que había planteado en una entrevista hace más de un año por este medio: el VIH produce deterioro cognitivo. “En algunos casos, y en determinadas condiciones, algunos pacientes con VIH pueden presentar algún tipo de deterioro cognitivo. A partir de la aparición del tratamiento anti retroviral, la incidencia del deterioro, o la demencia, propiamente dicha, bajó muchísimo, solamente un 2% de la población. Pero hay un considerable porcentaje de la población que presenta algún tipo de deterioro, que es tratable con medicación y se puede rehabilitar”.

Sobre las implicancias en la psiquis del individuo, de este aislamiento que se prolonga, Daniela Igartúa dice que “obviamente, somos seres sociales, y estamos acostumbrados a movernos y a contactarnos con los demás. Y lo que sucedió con el aislamiento es que, de buenas a primeras, y de un día para el otro, más allá que lo veíamos viendo cómo avanzaba el coronavirus en el mundo y cuáles eran las medidas que iban tomando, de pronto, no nos permitieron más movernos”.

Esta medida, tomada en el marco “de la amenaza invisible, como la llaman, de un virus que nos puede atacar, y no sabemos cómo, ni qué va a pasar; con los medios todo el tiempo contando los muertos. Y, por otro lado, de pronto, no pudimos hacer más nada. Hubo un cambio de paradigma, rotundo, y eso genera un nivel de estrés importante. Pasados los días armamos una rutina nueva y nos fuimos acostumbrando a eso. Pero también es cierto que eso impacta, para cada uno, diferente, y cada uno lo aborda como puede”.

Explica la profesional consultada que, “en términos de conducta humana, pueden aparecer casos de ansiedad, de insomnio. Si había personas con alguna patología de base, eso se puede activar. Nos desorganizamos, cuestiones alimentarias. Hay una cuestión de cosas que vienen de la mano, con esta necesidad de permanecer encerrados”.

De todas maneras, son unos 20 días para adaptarse a la nueva rutina, explica Daniela Igartúa, “y nos volvemos a adaptar a la rutina. Pero sí, claramente, tuvo un impacto importante”.

En las consultas online, “lo que aparece como factor principal es la incertidumbre, en todos los sentidos. El no saber qué va a pasar es el factor principal en ese aspecto. Después, todo lo demás. ¿Qué vamos a hacer con la economía?, ¿con el trabajo?, ¿cómo va a ser el mundo post pandemia? Pero creo que lo que más impacta es el no saber. La información baja la ansiedad, y lo que tenemos en este momento es información en ese aspecto. No sabemos cuándo termina, y esto del pico: si va a ser en mayo, en junio, si va a llegar, si no va a llegar… entonces, no es un combo muy amable, a la hora de pensar en términos de estrés”.

Las recomendaciones de esta psicóloga, frente a todo esto, es que “armemos una rutina. Que nuestra vida se parezca, lo más posible, dentro de lo que se pueda, a la rutina anterior. Tengamos horarios: respetemos las horas de sueño, que podamos ponernos en contacto a través de la tecnología con los demás.

Que, en la medida de lo posible, sigamos trabajando. Que hagamos algún ejercicio físico por lo menos, un ratito, todos los días. Estemos estructurados alrededor de una rutina”.

Y en segunda instancia, “un día a la vez, ser autocompasivos en ese aspecto. A veces vamos a poder, y a veces no. No está bueno pasar la cuarentena solo, por supuesto, porque en algún momento eso se hace cuesta arriba; pero tampoco estamos acostumbrados a una convivencia 24x7. Entonces, es importante tener espacios personales, respetar los silencios”.

Por cualquier consulta en Instagram, en EPSI Psicoterapia online. “Ahí responderemos todas las consultas o dudas que se puedan presentar”.