Ansiedad en niños y adolescentes, el malestar de nuestra época
Cada vez más niños y adolescentes presentan síntomas de ansiedad, un fenómeno que, según la Licenciada en Psicología Antonela Gros Aldecoa, refleja no solo una realidad clínica, sino también una transformación social profunda. “Freud hablaba de los malestares de la cultura. La ansiedad es, sin dudas, el malestar de nuestra época”, explicó en diálogo con La Nueva Radio Suárez.
Esta problemática no aparece de manera aislada. Tiene estrecha relación con el estilo de vida acelerado que adultos y niños comparten. “La capacidad de espera es algo que cuesta cada vez más. Ya no esperamos el capítulo siguiente de una serie, no esperamos el turno en el banco. Y si los adultos no sabemos esperar, menos aún se lo podemos enseñar a los chicos”, señala la profesional.
Desde una mirada neuropsicológica, la capacidad de inhibición –es decir, la habilidad de postergar una reacción o deseo inmediato– se desarrolla tardíamente en el cerebro humano. Pero si el entorno no favorece esa evolución, los efectos se hacen evidentes. “El apuro cotidiano, la falta de momentos de aburrimiento y de juego libre, las pantallas que entretienen pero no enseñan a interactuar, son factores que agravan el panorama”, advierte.
A esto se suman elementos que exceden lo individual o familiar. La pandemia, el auge de las redes sociales, el exceso de actividades y el poco tiempo libre para compartir en familia generan un combo difícil de desarticular. “Los adultos tampoco esperamos, tampoco tenemos tiempo para jugar o sentarnos a mirar a nuestros hijos. Y si los adultos no lo hacemos, ¿de dónde van a sacar los chicos la posibilidad de aprenderlo?”, se pregunta.
La psicóloga advierte que muchas veces la ansiedad infantil se manifiesta como una alarma que se dispara desproporcionadamente: nerviosismo constante, dolores de panza, trastornos del sueño, temor a quedarse solo, rechazo a situaciones escolares o sociales. “Es común que ante estos síntomas se minimice lo que el niño siente. Pero si no se interviene a tiempo, la ansiedad empieza a ganar terreno, se cronifica y condiciona su vida”, advierte.
Además, no sólo afecta al niño: la ansiedad infantil impacta directamente en todo su entorno. “Un niño con ansiedad no sufre solo. Sufre la familia también. Por eso es clave la consulta temprana y el acompañamiento adecuado”.
Gros Aldecoa insiste en que no se trata de eliminar la ansiedad, porque es una respuesta emocional útil cuando aparece en el momento justo. “La ansiedad es una señal de alarma. Lo que debemos lograr es que funcione en el momento, el lugar y la intensidad apropiada”.
Por eso, llama a tomar conciencia, especialmente desde el mundo adulto. “Muchos niños no han podido ensayar cosas tan básicas como la frustración, la espera o la resolución de problemas. No porque no puedan, sino porque el estilo de vida actual prácticamente elimina esas oportunidades”.
Finalmente, destaca un punto positivo de nuestra época: se habla más de salud mental. “Estamos ganando terreno contra el estigma. Hoy se consulta más, se informa más, se habilita la palabra. Y eso es clave para prevenir y mejorar la calidad de vida no solo de los chicos, sino también de los adultos que los rodean”.
La licenciada concluye con un mensaje claro: “Siempre, ante la duda, es mejor consultar. No minimizar. Validar lo que sienten los chicos, escucharlos y acompañarlos. Porque si no, lo que no se atiende, se transforma en un problema mayor a futuro”.