25/01/2020 • RELIGIóN
Un grupo de suarenses participó del encuentro internacional misionero que se llevó a cabo en Miraflores, Provincia de Chaco.
La experiencia, cuentan, fue increíble. Fueron a misionar y volvieron misionados. El año que viene Coronel Suárez será sede de este encuentro.
Siete personas, todas jóvenes, incluidos dos menores, con la coordinación de Julio Colo, como adulto responsable, regresaron el jueves de esta semana luego de más de diez días de experiencia.
“Somos un grupo misionero que se llama Piedras Vivas. Es un grupo de misión internacional que lo dirigen las Hermanas de la Congregación Obreras Catequistas de Jesús Sacramentado (cuya Madre Superiora es la Hermana Liliana Moyano). Nos convocaron a una misión que se llevó a cabo en Miraflores, Provincia del Chaco, en las comunidades de descendientes de Wichis, Tobas y Qom. Es un pueblo que está a la entrada del Impenetrable, ahí comienza. Trabajamos en el lugar y en las comunidades aborígenes. Nosotros íbamos a visitarlas y ahí compartíamos. Uno de los caciques nos dio una charla sobre qué viven, qué hacen. Hizo también una pequeña oración y nosotros también”, contó Julio Colo en el principio de la entrevista.
Este es el 6to encuentro internacional que se organiza. Había personas de Paraguay, Chile y otros países limítrofes, y también de muchas provincias argentinas: “éramos alrededor de 60 personas, con las Hermanas”.
Preguntándose cuál es el objetivo de la misión, respondió que “fuimos a compartir a Cristo y a María con ellos. Contarles cómo vivimos a Cristo, cómo la tomamos a Mamá María. Ellos son muy creyentes y muy patrióticos. Creen mucho en Dios. No se trata de ir estos 15 días a un lugar donde hay necesidades económicas, que, de hecho, ayudamos, pero sobre todo la tarea es espiritual, compartir a Jesús y a María. Además, los jóvenes que fueron no es que misionan esos días y luego no trabajan más. Nosotros pertenecemos a la Parroquia Nuestra Señora del Carmen y durante todo el año los jóvenes trabajan. Por ejemplo, ayudando en el Comedor Espíritu Santo de Santa Trinidad, otro brinda Catequesis en Villa Belgrano. O sea, todo el año estamos trabajando y esto sería el broche de oro”, dijo Julio Colo.
Tomás Álvarez, Manuela Hoffman y Camila De La Fuentes también participaron de la entrevista y contaron sobre las experiencias que vivieron en el Chaco.
“Hemos conocido otra cultura, otra forma de vivir. Me llevo la simpleza con la que viven. Si bien hay mucha pobreza, todos viven muy simples.
Va eso por parte de la educación. Es impactante en el sentido que uno no valora las cosas que tiene, como, por ejemplo, el agua. Allá escasea a veces. Nosotros acá la derrochamos y allá valoran tener un vaso de agua”, dice Tomás.
“Cuando fuimos a los pueblos originarios fue muy impactante. Nosotros habíamos estado antes misionando en el pueblo de Miraflores. Ahí vimos que algunos tenían agua, otros no. Como que está bastante estable, las personas pueden vivir. Pero ahí, en las comunidades originarias, las personas no tienen nada, viven en el medio de la nada, de la selva. Y como siempre decimos, vamos a la misión, pero volvemos nosotros misionados, por todo lo que recibimos en la comunidad que visitamos”, dijo Manuela.
Por su parte, Camila indica que “fuimos con el corazón abierto y nos encontramos con una realidad totalmente distinta a la que vivimos nosotros. También venimos con un montón de ganas de valorar que tenemos una familia, tenemos agua, comida, todo a nuestra disposición.
Por ahí allá no lo viven igual que nosotros. Pudimos compartir un montón de cosas, nos trajimos experiencias muy lindas”.
El año que viene Coronel Suárez será sede del encuentro, por lo que, para estas fechas, tendremos la visita de un nutrido grupo de jóvenes misioneros del grupo Piedras Vivas, encontrándose entre sí y desarrollando un trabajo misionero.
“Somos un grupo misionero que se llama Piedras Vivas. Es un grupo de misión internacional que lo dirigen las Hermanas de la Congregación Obreras Catequistas de Jesús Sacramentado (cuya Madre Superiora es la Hermana Liliana Moyano). Nos convocaron a una misión que se llevó a cabo en Miraflores, Provincia del Chaco, en las comunidades de descendientes de Wichis, Tobas y Qom. Es un pueblo que está a la entrada del Impenetrable, ahí comienza. Trabajamos en el lugar y en las comunidades aborígenes. Nosotros íbamos a visitarlas y ahí compartíamos. Uno de los caciques nos dio una charla sobre qué viven, qué hacen. Hizo también una pequeña oración y nosotros también”, contó Julio Colo en el principio de la entrevista.
Este es el 6to encuentro internacional que se organiza. Había personas de Paraguay, Chile y otros países limítrofes, y también de muchas provincias argentinas: “éramos alrededor de 60 personas, con las Hermanas”.
Preguntándose cuál es el objetivo de la misión, respondió que “fuimos a compartir a Cristo y a María con ellos. Contarles cómo vivimos a Cristo, cómo la tomamos a Mamá María. Ellos son muy creyentes y muy patrióticos. Creen mucho en Dios. No se trata de ir estos 15 días a un lugar donde hay necesidades económicas, que, de hecho, ayudamos, pero sobre todo la tarea es espiritual, compartir a Jesús y a María. Además, los jóvenes que fueron no es que misionan esos días y luego no trabajan más. Nosotros pertenecemos a la Parroquia Nuestra Señora del Carmen y durante todo el año los jóvenes trabajan. Por ejemplo, ayudando en el Comedor Espíritu Santo de Santa Trinidad, otro brinda Catequesis en Villa Belgrano. O sea, todo el año estamos trabajando y esto sería el broche de oro”, dijo Julio Colo.
Tomás Álvarez, Manuela Hoffman y Camila De La Fuentes también participaron de la entrevista y contaron sobre las experiencias que vivieron en el Chaco.
“Hemos conocido otra cultura, otra forma de vivir. Me llevo la simpleza con la que viven. Si bien hay mucha pobreza, todos viven muy simples.
Va eso por parte de la educación. Es impactante en el sentido que uno no valora las cosas que tiene, como, por ejemplo, el agua. Allá escasea a veces. Nosotros acá la derrochamos y allá valoran tener un vaso de agua”, dice Tomás.
“Cuando fuimos a los pueblos originarios fue muy impactante. Nosotros habíamos estado antes misionando en el pueblo de Miraflores. Ahí vimos que algunos tenían agua, otros no. Como que está bastante estable, las personas pueden vivir. Pero ahí, en las comunidades originarias, las personas no tienen nada, viven en el medio de la nada, de la selva. Y como siempre decimos, vamos a la misión, pero volvemos nosotros misionados, por todo lo que recibimos en la comunidad que visitamos”, dijo Manuela.
Por su parte, Camila indica que “fuimos con el corazón abierto y nos encontramos con una realidad totalmente distinta a la que vivimos nosotros. También venimos con un montón de ganas de valorar que tenemos una familia, tenemos agua, comida, todo a nuestra disposición.
Por ahí allá no lo viven igual que nosotros. Pudimos compartir un montón de cosas, nos trajimos experiencias muy lindas”.
El año que viene Coronel Suárez será sede del encuentro, por lo que, para estas fechas, tendremos la visita de un nutrido grupo de jóvenes misioneros del grupo Piedras Vivas, encontrándose entre sí y desarrollando un trabajo misionero.