21/01/2020RELIGION

“Nos encontramos con una comunidad hermosa que nos estaba esperando”.

Esto lo dijo Alejandra Capel que es una de las coordinadoras del grupo de jóvenes de Daireaux, que la semana anterior, estuvieron en Santa Trinidad –del lunes al sábado-, impulsando una tarea misionera, la primera visita a lo largo de tres años que se comprometieron a emprender.

“La verdad, volvimos, con más lo que pensábamos recibir. Nos volvimos con más cosas de las que llevamos –dice Alejandra-; nos encontramos con una comunidad sumamente abierta, que nos estuvo esperando, que nos recibió de una manera cálida, que nos puso todo a disposición, que estaba muy pendiente de lo que necesitábamos. Pasamos unos días hermosos, lo cual hizo que ahora tengamos muchas más ganas de volver”, dijo a La Nueva Radio Suárez.

En total, con 2 adultos coordinadores, Alejandra y Renzo, hubo 23 personas misionando, es decir con 21 jóvenes. Y el día viernes, se sumó el guía espiritual, el padre Esteban Casquero, que es el párroco de Daireaux.

Sobre la recorrida por las viviendas de Santa Trinidad, explicó que “lo que hicimos, fue tomar un mapa, y dentro de ese mapa, marcar un radio para comenzar este año. Tuvimos mucha suerte, la gente nos recibía, nos hizo pasar, nos convidaba un mate, nos quedábamos charlando. Nos encontramos con historias re lindas, que después terminamos llorando el último día cuando nos despedimos. Fue hermoso, no tengo más que palabras de agradecimiento”.

Uno de los días, se organizó un gran fogón, que reunió a alrededor de 60 personas, la mayoría jóvenes. Los misioneros de Daireaux y jóvenes de las tres colonias alemanas y Coronel Suárez que compartieron un momento hermoso, profundo, con canciones, danzas, y reflexiones, a la luz del fuego.

El año que viene, regresan para continuar este proyecto misionero en Coronel Suárez.

“Lo que nos enseña la tarea misionera es a compartir la fe y a perder la vergüenza de decir que perteneces a la iglesia. Con los tiempos que corren, a los jóvenes cuesta más poder mostrar su religión. Da un poco más de vergüenza, o no se sienten cómodos. En este caso –el de la misión- uno los acompaña al decir que ´si ustedes creen en esto, si creen en Dios, en Jesús, y en este proyecto, hay que mostrarlo´. Hay que perder el miedo, la vergüenza. Lo que uno transmite es bueno. El día del fogón fue como verlos desde una vidriera desde afuera. los veía y decía, ´¡esto es hermoso!´. Para mí era una bendición ver a tanta cantidad de jóvenes cantando, aplaudiendo, compartiendo un momento reflexivo. Se trata de acompañarlos en que compartan su fe y no tengan vergüenza. Como dice el Papa Francisco, ¡a no tener miedo de decirse cristianos!”.