26/01/2019 • RELIGIóN
“Las enseñanzas del Holocausto y recordar a las víctimas debe llevarnos a repensar dónde nos paramos frente a los demás y frente a nosotros mismos”.
Este domingo conmemoración en el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Los actos de recordación serán en todo el mundo.
Y aquí en Coronel Suárez a las 20 horas en el Monumento a la Shoá (como los judíos denominan al Holocausto) tendrá lugar un acto organizado por la Asociación Israelita.
Fue en el año 2005 que la ONU, con el acuerdo de todos sus miembros, estableció que el 27 de enero de cada año se establezca este día para honrar la memoria de todos aquellos que fueron asesinados, para que el mundo no olvide lo que el odio y el fanatismo produce en la humanidad.
Mariano Del Prado, Rabino que asiste a la comunidad judía de Coronel Suárez, se refirió a esta fecha.
En sus primeras consideraciones dijo que “si bien es cierto que la humanidad está avanzando en lo que hace a los descubrimientos tecnológicos, científicos, creo que los referentes humanos no siempre son resaltados. Y, de hecho, carecemos de modelos y de ejemplos. No porque no hayan existido, sino porque de pronto no tienen la relevancia o la importancia que se merecen. Cuando hablamos del Día del Holocausto, obviamente nos estamos refiriendo a las víctimas. Y este recuerdo, que Naciones Unidas resolvió en el 2005, nos lleva en nuestro pensamiento a la mayor barbarie de la humanidad”.
Pero aquello que sucedió, el genocidio, tiene nuevas versiones hoy día en el mundo entero: “parece que la barbarie está instalada de diferentes maneras en el corazón humano y uno debe trabajar para minimizarla, controlarla y educarla. Esto es lo que muchas veces no hacemos”.
Hay gente que sigue negando el Holocausto: “el ser humano padece de esto que llamamos prejuicios, que a veces uno hereda, cultiva y transmite. Y lamentablemente, el prejuicio, una vez instalado, se transforma en una religión, una cuestión de fe. Uno renuncia a rever los preconceptos que uno trae, porque sobre esos preconceptos uno monta su propia realidad, su propio esquema, cómo se posiciona frente a la vida. Y es ahí donde uno elige, consciente o inconscientemente, dónde está parado”.
En un mensaje para quien quiera escucharlo invita a “reflexionar sobre la importancia de la diversidad, en la importancia de luchar para que cada uno pueda pensar diferente al otro, y eso no signifique que seamos enemigos. Siempre recuerdo para estas ocasiones la historia de un católico muy ferviente, Gino Bartali, en Italia, que fue campeón ciclista en los años de la guerra, y después de terminada la guerra retomó y ganó el Tour de Francia”.
Recordó Del Prado que “cuando murió (en el año 2000) el mundo se enteró que durante los años en que estuvieron suspendidas las competiciones él hacía entrenamientos de casi 300 kms. en Italia, llevando en el cuadro de su bicicleta papeles falsos para salvar en total a unos 800 judíos. Es recordado como uno de los justos en Jerusalén. Lo que quiero decir con esto es que uno debe luchar por los derechos del otro, aunque uno no los conozca. Nos hemos tornado demasiados egoístas y de pronto hacemos de nuestra realidad nuestra única referencia y es importante que podamos recuperar la solidaridad con los demás. Y que las diferencias de pensamiento no deben menoscabar el vínculo entre nosotros. Al contrario, debe enriquecernos. A menos que podamos ascender en este peldaño de humanismo, probablemente nuestra humanidad no tenga demasiado futuro. Yo creo que las enseñanzas del Holocausto y recordar a las víctimas debe llevarnos a repensar dónde nos paramos frente a los demás y frente a nosotros mismos”.
Fue en el año 2005 que la ONU, con el acuerdo de todos sus miembros, estableció que el 27 de enero de cada año se establezca este día para honrar la memoria de todos aquellos que fueron asesinados, para que el mundo no olvide lo que el odio y el fanatismo produce en la humanidad.
Mariano Del Prado, Rabino que asiste a la comunidad judía de Coronel Suárez, se refirió a esta fecha.
En sus primeras consideraciones dijo que “si bien es cierto que la humanidad está avanzando en lo que hace a los descubrimientos tecnológicos, científicos, creo que los referentes humanos no siempre son resaltados. Y, de hecho, carecemos de modelos y de ejemplos. No porque no hayan existido, sino porque de pronto no tienen la relevancia o la importancia que se merecen. Cuando hablamos del Día del Holocausto, obviamente nos estamos refiriendo a las víctimas. Y este recuerdo, que Naciones Unidas resolvió en el 2005, nos lleva en nuestro pensamiento a la mayor barbarie de la humanidad”.
Pero aquello que sucedió, el genocidio, tiene nuevas versiones hoy día en el mundo entero: “parece que la barbarie está instalada de diferentes maneras en el corazón humano y uno debe trabajar para minimizarla, controlarla y educarla. Esto es lo que muchas veces no hacemos”.
Hay gente que sigue negando el Holocausto: “el ser humano padece de esto que llamamos prejuicios, que a veces uno hereda, cultiva y transmite. Y lamentablemente, el prejuicio, una vez instalado, se transforma en una religión, una cuestión de fe. Uno renuncia a rever los preconceptos que uno trae, porque sobre esos preconceptos uno monta su propia realidad, su propio esquema, cómo se posiciona frente a la vida. Y es ahí donde uno elige, consciente o inconscientemente, dónde está parado”.
En un mensaje para quien quiera escucharlo invita a “reflexionar sobre la importancia de la diversidad, en la importancia de luchar para que cada uno pueda pensar diferente al otro, y eso no signifique que seamos enemigos. Siempre recuerdo para estas ocasiones la historia de un católico muy ferviente, Gino Bartali, en Italia, que fue campeón ciclista en los años de la guerra, y después de terminada la guerra retomó y ganó el Tour de Francia”.
Recordó Del Prado que “cuando murió (en el año 2000) el mundo se enteró que durante los años en que estuvieron suspendidas las competiciones él hacía entrenamientos de casi 300 kms. en Italia, llevando en el cuadro de su bicicleta papeles falsos para salvar en total a unos 800 judíos. Es recordado como uno de los justos en Jerusalén. Lo que quiero decir con esto es que uno debe luchar por los derechos del otro, aunque uno no los conozca. Nos hemos tornado demasiados egoístas y de pronto hacemos de nuestra realidad nuestra única referencia y es importante que podamos recuperar la solidaridad con los demás. Y que las diferencias de pensamiento no deben menoscabar el vínculo entre nosotros. Al contrario, debe enriquecernos. A menos que podamos ascender en este peldaño de humanismo, probablemente nuestra humanidad no tenga demasiado futuro. Yo creo que las enseñanzas del Holocausto y recordar a las víctimas debe llevarnos a repensar dónde nos paramos frente a los demás y frente a nosotros mismos”.