10/08/2020RELIGION

La Comunidad Guía N° 163 Cristo Obrero cumplió 20 años.

Quien habló sobre esta fecha tan especial es Vanesa Rudy, una de las voluntarias que lleva adelante esta Comunidad Guía.

“Estos tiempos son raros, pero no por eso dejan de ser importantes. Porque cumplir 20 años creo que en la historia de una institución es un montón. Mucho esfuerzo, trabajo, de ganas y de sueños. Porque todavía seguimos soñando. Cumplir 20 años es una gran felicidad”.

Sobre las actividades dice que “habíamos proyectado el año para comenzar en el mes de abril. Con todo esto del confinamiento social no pudimos comenzar, presencialmente. Lo que hicimos en ese mes fue reunirnos las adultas, virtualmente, y ver qué iba a pasar con todo esto. Somos una comunidad que vive de lo presencial, del contacto de unas con otras. Y estábamos muy preocupadas pensando en cómo estaban las chicas, qué necesidades tenían”.

En este marco, lo que surgió, cuenta Vanesa, “fue empezar con actividades en forma virtual. En el mes de mayo las guiadoras subimos un video divertido a las redes, dando el puntapié oficial para empezar este año, distinto”.

Desde entonces, “se desarrolla un trabajo virtual, con cada rama, desde las más chiquitas a las más grandes. Nosotras trabajamos con nenas que van desde los 7 a los 20 años. Así que cada rama propuso qué ir trabajando”.

Sobre todo, se busca fortalecer los vínculos, “ir tomando contacto unas con otras, charlar, ver qué les estaba pasando, que lo puedan expresar”. 

“La creatividad de las voluntarias ha sido muchísima. Tengo que destacar el grupo de voluntarias con el que estoy trabajando. Mis compañeras han desarrollado una creatividad donde una se contagió de otras. Se aportaban ideas y sugerencias”.

Agradecen, mucho, “a las familias, de todas nuestras guías. Las más chiquitas no tienen celular. Y que los padres estén pendientes de si llegaba un mensajito, una actividad, contarnos cómo se sentían, sacarle la foto y mandarla. En estos tiempos tan difíciles estamos muy agradecidas con nuestras familias. Porque ellas fueron el nexo. Las adolescentes sí tienen celulares, por lo que incursionamos en otro tipo de desafíos, como encuentros a través de las plataformas virtuales”.

Aclara Vanesa Rudy que “si bien hubo muchas tareas escolares, a pesar de eso, las nenas esperaban los sábados. Y las familias también. Estaban pendientes a ver qué desafíos les íbamos a proponer. Las más chiquitas desde armar la bolsa de dormir, y las mamás las filmaban. Hasta el hecho que, algunas, en caravana, que tuvieron que vestir a alguien de la familia como Baden Powell (el creador de las guías), hasta hacer fueguitos con utensilios de las casas”.

Por supuesto, “que falta la vida al aire libre, el campamento, que es nuestra esencia. Pero hemos hecho meriendas virtuales. La idea es contactarse, ver cómo está el otro, no perder ese vínculo”.