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La colectividad judía celebró Janucá con el encendido de las luces y un mensaje de paz y libertad

La Asociación Israelita de Coronel Suárez fue escenario el sábado por la noche de la celebración de Janucá, la tradicional Fiesta de las Luces del pueblo judío, un encuentro cargado de simbolismo, recogimiento y reflexión, que contó con la participación del rabino Mariano del Prado, quien encabezó la ceremonia y compartió el profundo significado espiritual de esta festividad.

Durante el acto se llevó a cabo el encendido de la séptima vela de la janukiá, el candelabro de nueve brazos que identifica a Janucá. Tal como marca la tradición, primero se encendió la vela correspondiente al día y luego, de manera retrospectiva, las anteriores, recordando así los milagros ocurridos “en aquellos días, en esta época”, una de las frases centrales de la liturgia.

En su mensaje, el rabino explicó que cada vela se enciende en memoria de los milagros, las maravillas, las salvaciones y las luchas libradas por los antepasados del pueblo judío. Remarcó además que las luces de Janucá son sagradas y no deben utilizarse con otro propósito que no sea contemplarlas, como gesto de agradecimiento y alabanza, destacando que su sentido profundo es espiritual y simbólico.

Del Prado señaló que al contemplar las luces de la janukiá se recuerda que representan la luz de la vida, la libertad y la paz, valores que deben ser trabajados en el interior de cada persona para luego irradiarlos hacia los demás. “Que estas luces nos ayuden a llevar paz y serenidad a nuestro entorno”, expresó, invitando a reflexionar sobre el compromiso individual y comunitario.

Janucá es una celebración que se extiende durante ocho días, en los cuales se enciende una vela por jornada hasta completar el ciclo. Conmemora la recuperación del Templo de Jerusalén y la reafirmación de la identidad y la libertad religiosa del pueblo judío frente a la imposición de cultos ajenos, un episodio histórico que sigue teniendo vigencia simbólica en la actualidad.

La ceremonia se desarrolló en un clima de respeto y comunión, con la participación de integrantes de la colectividad judía local y vecinos que se acercaron a compartir una de las festividades más significativas del calendario hebreo, reafirmando el valor de la memoria, la identidad y la convivencia pacífica.