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07/08/2019 • RELIGION
Este año, el solemne Tedeum fue en la capilla del Colegio Fasta San José.
“Qué cada uno pueda poner al servicio de todos, lo mejor de sí” exhortó el Párroco Alejandro.
Como la Parroquia Nuestra Señora del Carmen está en proceso de reparación en su interior, la tradicional celebración religiosa de cada 6 de agosto, se ofició en la capilla del Colegio Fasta.
Estuvieron a cargo de la misma, el párroco Alejandro Guidobaldi, el sacerdote de FASTA, y el diácono Diego Areán.
La capilla estuvo repleta de gente, sumados para la ocasión los alumnos de la institución educativa.
Recién llegada, en la madrugada anterior, también estuvo la hermana Liliana Moyano, Madre Superiora del Congregación Hermanas Obreras Catequistas de Jesús Sacramentado.
En su homilía el párroco Guidobaldi, traspolando lo que decía el Evangelio para la jornada, indicó que “qué lindo soñar y trabajar, y cada día, acostarnos con un cansancio grande, pero una sonrisa mucho mayor por estar construyendo juntos una ciudad y un distrito así. Donde cada persona, que sea nativa de aquí, otros por adopción, como yo, nos digamos lo mismo: ´qué bien que me siento acá”.
“Esto a los que nos invita Dios, y para eso nos reúne; para que cada uno con su granito de arena, con los talentos que recibió desde lo alto, puedo poner al servicio de todos los mejor de sí. Me quedé pensando, y se lo decía al intendente sobre cuánto talento ayer a la noche (por la Noche de Gala, del viernes 5 de agosto). Los que bailaron, cantaron, las personas que fueron distinguidas. Esos son talentos que Dios invita a poner al servicio de todos, para que cuánto podamos dejar a quiénes algún día serán los hombres y mujeres el día de mañana, puedan recibir con agrado la sociedad que les dejamos. Sociedad en la que tienen que sembrar por ellos, lo que algún han de cosechar. Por eso hoy en un día en el que tenemos que pedir a Dios, sentir este mismo gozo que experimentaron los discípulos. Y que ese gozo no sea pasajero, artificial, sino que sea duradero, agradable y para todos”.
Estuvieron a cargo de la misma, el párroco Alejandro Guidobaldi, el sacerdote de FASTA, y el diácono Diego Areán.
La capilla estuvo repleta de gente, sumados para la ocasión los alumnos de la institución educativa.
Recién llegada, en la madrugada anterior, también estuvo la hermana Liliana Moyano, Madre Superiora del Congregación Hermanas Obreras Catequistas de Jesús Sacramentado.
En su homilía el párroco Guidobaldi, traspolando lo que decía el Evangelio para la jornada, indicó que “qué lindo soñar y trabajar, y cada día, acostarnos con un cansancio grande, pero una sonrisa mucho mayor por estar construyendo juntos una ciudad y un distrito así. Donde cada persona, que sea nativa de aquí, otros por adopción, como yo, nos digamos lo mismo: ´qué bien que me siento acá”.
“Esto a los que nos invita Dios, y para eso nos reúne; para que cada uno con su granito de arena, con los talentos que recibió desde lo alto, puedo poner al servicio de todos los mejor de sí. Me quedé pensando, y se lo decía al intendente sobre cuánto talento ayer a la noche (por la Noche de Gala, del viernes 5 de agosto). Los que bailaron, cantaron, las personas que fueron distinguidas. Esos son talentos que Dios invita a poner al servicio de todos, para que cuánto podamos dejar a quiénes algún día serán los hombres y mujeres el día de mañana, puedan recibir con agrado la sociedad que les dejamos. Sociedad en la que tienen que sembrar por ellos, lo que algún han de cosechar. Por eso hoy en un día en el que tenemos que pedir a Dios, sentir este mismo gozo que experimentaron los discípulos. Y que ese gozo no sea pasajero, artificial, sino que sea duradero, agradable y para todos”.
