05/08/2022RELIGION

El padre Alejandro Guidobaldi se refirió al Día del Párroco y reflexionó sobre la actualidad del país

“Las cosas que pensamos tienen que ser solidarias con aquel que la está pasando mal. Tiene que haber una actitud de misericordia y de servicio hacia el otro”.

El pasado 4 de agosto fue el Día del Párroco y el padre Alejandro Guidobaldi dijo, en relación al Cura de Ars, que “en la vida de uno, cuando empieza a trabajar en la vocación, mientras está en el seminario, es la vida de un Santo que uno mira y dice ‘qué lindo llegar a ser así’, alguien realmente muy piadoso y trabajador como ninguno, porque confesaba como 16 horas ininterrumpidas por día, y era sanamente celoso por las cosas de Dios, porque cada uno pudiera recibir lo necesario inicialmente desde la fe o desde lo que él pudiera ayudar. Un hombre que realmente supo hacer muchísimo bien, y es lo que a uno lo anima a seguir buscando”.

El Párroco de la ciudad, quien está hace más de cuatro años y medio al frente de la Parroquia, indicó, sobre los cambios en la comunidad y el acercamiento de las personas a la Iglesia, que “estamos como en todos lados, nos pasó una pandemia por encima entonces es una comunidad que se está repensando, en donde estamos aprendiendo a llevar a lo concreto la valoración del encuentro personal con el otro. Estamos trabajando en la Iglesia en todo el mundo cómo caminar juntos, que es algo que nos pide el Papa, aprender con mayor profundidad a ser familia, a saber escucharnos, a estar atentos, no buscando la cantidad de fieles, sino la calidad, lo que seguramente después se traduce en la otra”.

Consultado si la pandemia nos habrá dejado cuestiones positivas, Guidobaldi expresó que “lo positivo es la valoración del encuentro con el otro, pero no que nos amontonemos y decir ‘miren cuántos que somos’, sino la preocupación de cómo está el otro, y no porque esté mal, sino compartir los momentos felices, el soñar juntos, que es algo que también día a día vamos ejercitando, no quedarnos mirando para atrás, lo trágico o doloroso, sino decir que es una tormenta que pasó y desde lo que nos enseñó empecemos a forjar, como Dios seguro lo quisiera, una Iglesia distinta, más consciente de la acción de Dios, de la necesidad del otro, de que la vivencia de la fe tiene que ser algo sentido y no por cumplimiento”.

Sobre los grupos de trabajo dentro de la Iglesia en Coronel Suárez, el Párroco dijo que “hay algunos que por ahora no están funcionando y otros que están organizando muchas actividades, donde se está haciendo mucha más vivencia comunitaria, de compartir momentos entre familias, de buscar ese abrigo en donde uno se encuentra con el otro y celebra la vida desde la fe”.

Requerido por una reflexión en relación al país y este momento en particular, el padre Alejandro indicó que “no tenemos que perder la esperanza y que en definitiva no nos terminamos salvando ni por el dinero, ni por la política, por nada de eso llegamos al cielo; con esto uno no es que se tiene que desinteresar de lo que está pasando, sino que con los pies sobre la tierra las cosas que pensamos tienen que ser solidarias con aquel que la está pasando mal. Tiene que haber una actitud de misericordia y de servicio hacia el otro”.