09/05/2019 • REGION
Silvia Braun: “No voy a Suárez porque tengo miedo de reventar a Goyeneche con mis propias manos”

Entrevista de La Brújula.
El ciclo de entrevistas que lleva adelante Jésica Rípodas en LA BRÚJULA 24 FM 93.1, denominado “En Primera Persona”, tuvo en la noche del miércoles a una invitada muy especial.
Silvia Braun, mamá de Horacio Iglesia Braun, asesinado junto con María Victoria Chiaradía en el año 2000 y cuyo hecho llenó las páginas de los diarios de todo el país, repasó su vida, y también, cómo fue todo luego de aquella fatídica noche.
Sobre el día donde comenzó el calvario, Silvia recordó: “Ese día fue una locura. El papá lo mandó dos veces a Horacio a la rotisería, pero como “Hori” no quería que se llene de olor el auto, no quiso ir. Después, cuando le pidió el auto para salir, el padre le dijo que no, por no haber ido a comprar”.
“Yo lo apañé. Le di las llaves, un beso y se fue. La culpa es mía por darle el auto. Si hubiese dicho que no como el padre, Horacio se hubiese ido en ese cascajo de 128 que tenía, y no le hubiese pasado nada… ahora la estoy pagando con este cáncer que tengo”.
A partir de allí, “fueron ocho días de búsqueda. Mi familia los buscaba por Suárez. Nosotros acá en Bahía. Los amigos de los chicos se fueron hasta Olavarría. Cuando los encontró un puestero, se investigó... ya se había encontrado el Corsa y el trayecto. Después cayó Goyeneche y sus empleados, el cuaderno donde estaban las anotaciones”.
Dando más detalles de la causa, aseguró que “el auto lo pidió Goyeneche, a Corona. Este lo llamó a Martín, que era levantador de autos. Así habían llevado la ambulancia que tenía Suárez, que era robada de La Matanza. A Ravainera lo buscaron para matar a los chicos”.
Acerca del fatídico desenlace, Silvia Braun confirmó que “Horacio conocía a Goyeneche, porque vivía a la vuelta de lo de su abuelo. A alguno de los otros mi marido los había metido preso. Si a Horacio lo dejaban vivo, él los denunciaba”.
“Se habló que era una venganza contra mi marido. Si fue así, ¿Para qué mataron a María Victoria? Si hubiese sido así, los agarran, pero a ella lo sueltan”.
Avanzando en la charla, y yendo al momento del juicio, Silvia no tuvo pelos en la lengua. “La justicia no nos pagó nada, y los delincuentes menos. Si los jueces hubiesen aplastado el traste, y leían los 80 cuerpos de la causa, más escuchas, más pericias, el resultado hubiese sido distinto. Yo sí los leí”.
Acerca del resultado obtenido, aseguró que “la sentencia fue lo peor. Yo ya estaba viuda. Empecé a putear, a gritar, a maldecir a los jueces… a Fernández y a Aguilar los dejaron en libertad por beneficio de la duda… fue muy duro porque me lo tuve que bancar sola. Goyeneche salió por el maldito 2x1”.
Recordando a su esposo, quien falleció años antes del juicio, Silvia mencionó que “Héctor hizo todo lo que lo dejaron hacer. Cuando volvió a trabajar, en La Plata, ya era otra persona”.
Y volviendo a las reflexiones personales, aseguró que “para mí no se terminó. No estoy tranquila”.
Sobre el arresto domiciliario que tuvo Gustavo Ravainera en el último tiempo, Silvia Braun mostró su enojo. “¿Vos sabés el gasto que era eso del arresto domiciliario? Los 400 km para que venga a hacer la quimio… por una lagartija que mató a dos chicos… no es justo. Yo tengo cáncer y se lo que es la quimioterapia… yo quería que él sufra mucho”.
Además, aseguró que “no volví a Suárez, porque si voy, tengo miedo de ir a lo de Goyeneche y lo voy a reventar con mis propias manos. A mí no me dan el carnet de conducir por el cáncer, y este tipo está suelto por marcar autos para robar”.
Por último, Silvia Braun intentó poner en palabras su día a día. “Es muy difícil vivir así, porque a Horacio no lo repongo más. Un hijo no tiene precio. No es lo mismo. Me falta algo. Cuando cierro los ojos, siempre se me viene el monte donde los encontraron, y cuando los pusieron en las bolsas”.
Fuente: La Brújula.
Silvia Braun, mamá de Horacio Iglesia Braun, asesinado junto con María Victoria Chiaradía en el año 2000 y cuyo hecho llenó las páginas de los diarios de todo el país, repasó su vida, y también, cómo fue todo luego de aquella fatídica noche.
Sobre el día donde comenzó el calvario, Silvia recordó: “Ese día fue una locura. El papá lo mandó dos veces a Horacio a la rotisería, pero como “Hori” no quería que se llene de olor el auto, no quiso ir. Después, cuando le pidió el auto para salir, el padre le dijo que no, por no haber ido a comprar”.
“Yo lo apañé. Le di las llaves, un beso y se fue. La culpa es mía por darle el auto. Si hubiese dicho que no como el padre, Horacio se hubiese ido en ese cascajo de 128 que tenía, y no le hubiese pasado nada… ahora la estoy pagando con este cáncer que tengo”.
A partir de allí, “fueron ocho días de búsqueda. Mi familia los buscaba por Suárez. Nosotros acá en Bahía. Los amigos de los chicos se fueron hasta Olavarría. Cuando los encontró un puestero, se investigó... ya se había encontrado el Corsa y el trayecto. Después cayó Goyeneche y sus empleados, el cuaderno donde estaban las anotaciones”.
Dando más detalles de la causa, aseguró que “el auto lo pidió Goyeneche, a Corona. Este lo llamó a Martín, que era levantador de autos. Así habían llevado la ambulancia que tenía Suárez, que era robada de La Matanza. A Ravainera lo buscaron para matar a los chicos”.
Acerca del fatídico desenlace, Silvia Braun confirmó que “Horacio conocía a Goyeneche, porque vivía a la vuelta de lo de su abuelo. A alguno de los otros mi marido los había metido preso. Si a Horacio lo dejaban vivo, él los denunciaba”.
“Se habló que era una venganza contra mi marido. Si fue así, ¿Para qué mataron a María Victoria? Si hubiese sido así, los agarran, pero a ella lo sueltan”.
Avanzando en la charla, y yendo al momento del juicio, Silvia no tuvo pelos en la lengua. “La justicia no nos pagó nada, y los delincuentes menos. Si los jueces hubiesen aplastado el traste, y leían los 80 cuerpos de la causa, más escuchas, más pericias, el resultado hubiese sido distinto. Yo sí los leí”.
Acerca del resultado obtenido, aseguró que “la sentencia fue lo peor. Yo ya estaba viuda. Empecé a putear, a gritar, a maldecir a los jueces… a Fernández y a Aguilar los dejaron en libertad por beneficio de la duda… fue muy duro porque me lo tuve que bancar sola. Goyeneche salió por el maldito 2x1”.
Recordando a su esposo, quien falleció años antes del juicio, Silvia mencionó que “Héctor hizo todo lo que lo dejaron hacer. Cuando volvió a trabajar, en La Plata, ya era otra persona”.
Y volviendo a las reflexiones personales, aseguró que “para mí no se terminó. No estoy tranquila”.
Sobre el arresto domiciliario que tuvo Gustavo Ravainera en el último tiempo, Silvia Braun mostró su enojo. “¿Vos sabés el gasto que era eso del arresto domiciliario? Los 400 km para que venga a hacer la quimio… por una lagartija que mató a dos chicos… no es justo. Yo tengo cáncer y se lo que es la quimioterapia… yo quería que él sufra mucho”.
Además, aseguró que “no volví a Suárez, porque si voy, tengo miedo de ir a lo de Goyeneche y lo voy a reventar con mis propias manos. A mí no me dan el carnet de conducir por el cáncer, y este tipo está suelto por marcar autos para robar”.
Por último, Silvia Braun intentó poner en palabras su día a día. “Es muy difícil vivir así, porque a Horacio no lo repongo más. Un hijo no tiene precio. No es lo mismo. Me falta algo. Cuando cierro los ojos, siempre se me viene el monte donde los encontraron, y cuando los pusieron en las bolsas”.
Fuente: La Brújula.