09/04/2019PRODUCCION

Muchos participantes en los cursos de huerta biointensiva.

Carlos Straub está a cargo de los talleres de huerta biointensiva que se están brindando en el INTA.

Primero fue un solo taller, programado para desarrollarlo en cinco encuentros. Pero la demanda, que superó el cupo de 30 personas, y la cantidad de gente que quedó con ganas de sumarse, obligó a establecer otro taller, que ya también comenzó a dictarse.

En diálogo con La Nueva Radio Suárez señaló que “para nosotros fue también una sorpresa ver tanto interés. Pero a lo mejor, los tiempos que estamos viviendo requieren un poquito de atención sobre la producción de alimentos, sobre los alimentos sanos. Hay también una tendencia a poder romper viejos patrones individualistas y empezar a juntarnos, a preguntarnos, cuál sería hacia adelante la mejor calidad de vida. Tengo esas pequeñas sospechas que de alguna manera nos reúnen y nos convocan ante temas tan simples como hacer una pequeña huerta familiar”.

Los talleres son de cinco módulos, tres horas cada uno, para completar 15 horas.

“Esto sería un pantallazo en lo que tiene que ver con este método, biointensivo, como lo llamamos. No es más que una huerta orgánica, pero con algunos detalles que tienen que ver con producir la mayor cantidad de alimentos en el menor espacio posible”.

¿Cómo se logra esto? “Se trata de producir en pequeños espacios la mayor cantidad de alimentos posible. Está pensado para eso. También se puede desarrollar en espacios más grandes. Pero en este caso, el creador de este método, que es un Sociólogo, John Jeavons, quien se planteó que en algún momento la población del mundo iba a aumentar y las tierras fértiles o con capacidad de producir comida iban a disminuir. Ya en los años ´70 él vislumbraba la posibilidad de esta crisis o este cambio que estamos viviendo hoy en día. El método apunta a eso: que la persona, en el poco espacio que pueda tener, pueda obtener su alimento”.

Por ejemplo: “dentro de este método hay una técnica que se llama bancal profundo. En vez de uno estar haciendo el tradicional volteo con la pala que se hizo siempre, en este caso, tratamos de no darla vuelta, para no romper la vida que hay en los primeros centímetros de suelo. Pero también vamos abriendo el suelo con mayor profundidad, si es posible a 60 cms. de profundidad. Y esto nos permite juntar las plantas. Cuando uno compra una bolsita de semilla hay indicaciones de a cuántos centímetros colocar una planta de otra, entre surcos también. Un poco rompemos con esas medidas y las agrupamos. La profundidad es para que las semillas busquen hacia abajo. Y este método nos hace producir entre cuatro y cinco veces más que es lo que habitualmente está estipulado. Se colocan mayor cantidad de plantas por superficie”.

A quienes les interese participar, a partir de esta nota… ya no hay más cupos. Totalmente cubiertos los dos cursos que, además, ya están en marcha los viernes y sábados, en la sede del INTA. Pero no se descarta que se organice otro, de este tipo, hacia la próxima primavera, debido al gran interés que ha despertado.