La ganadería atraviesa un buen momento, aunque el consumo interno preocupa

El consignatario de hacienda Luciano Rebolini analizó la actualidad del mercado ganadero en Coronel Suárez y la región, destacando que el sector ganadero es, hoy por hoy, uno de los más favorables para el productor agropecuario, aunque alertó sobre algunos desequilibrios que podrían afectar la cadena.

En diálogo con La Nueva Radio Suárez, Rebolini afirmó que “el que tiene hacienda está haciendo un buen negocio”. Según explicó, el precio de la invernada está en niveles récord en dólares: “Un ternero vale alrededor de 4.000 pesos y una ternera unos 3.500. Los vientres también aumentaron y una vaquillona se paga cerca de un millón y medio de pesos”.

Pese a la suba en los insumos, que también se encarecieron en dólares, Rebolini consideró que el margen de rentabilidad actual beneficia a los criadores, algo que no ocurría en años anteriores marcados por recesión y aumento de impuestos.

En este contexto, detalló que los feedloteros están empujando el precio del macho para asegurarse hacienda ante la falta de gordo. “El negocio de la invernada está muy firme, pero del otro lado, el consumo interno está tranquilo, incluso con una merma en la venta de carne”, señaló.

El consignatario también remarcó la situación delicada que atraviesan las carnicerías. “El carnicero la está pasando mal. Tiene gastos fijos altos, las ventas bajaron y comenzaron los problemas de cobranza. Es una dicotomía: buenos valores en la producción, pero un consumo interno que no acompaña”.

Consultado sobre qué recomendar a los productores, Rebolini no dudó: “Este es el momento de invertir en genética. La diferencia en rendimiento al gancho entre un animal bien seleccionado y otro no, puede ser de dos puntos, y eso hoy es mucha plata”.

También mencionó la necesidad de revisar el funcionamiento de la cadena de comercialización: “Desde que compro una jaula hasta que llega al frigorífico y de ahí a la carnicería, hay más de dos millones de pesos en juego. Hay mucho intermediario, muchos gastos innecesarios y una carga impositiva altísima”.

Finalmente, reclamó por políticas a largo plazo. “La industria frigorífica tiene mucho potencial de mano de obra y exportación, pero hace falta un plan sostenido. Cada gobierno que llega cambia todo. Así es muy difícil invertir a largo plazo”.

Luciano Rebolini concluyó: “El campo y la industria frigorífica deben ser prioridad. Somos un país agroganadero, pero seguimos lejos de lo que podríamos ser si hubiera consenso en políticas básicas que se mantengan en el tiempo”.