La Chocleada Solidaria reunió a estudiantes y al Taller Protegido en una jornada de ayuda comunitaria
En el predio rural de Tomás Hnos., Coronel Suárez vivió este miércoles una nueva edición de la Chocleada Solidaria, una iniciativa que en su tercera convocatoria volvió a movilizar a jóvenes, instituciones y empresas en pos de un objetivo común: ayudar a quienes más lo necesitan.
Organizada por Pablo Fidelle y la Fundación Movilizarse de Tomás de Olazábal, la jornada reunió a alumnos de la Escuela Agropecuaria, Colegio Nacional, Escuela Técnica, Instituto José Manuel Estrada y operarios del Taller Protegido de Coronel Suárez, que este año se sumaron con entusiasmo a la actividad.
Con ropa abrigada, mate, música, guantes y muchas ganas de colaborar la jornada de recolección comenzó cerca de las 10 de la mañana.
“La idea es que cada año se integren más instituciones y que todos puedan aportar algo: su tiempo, sus recursos o su trabajo. Hoy tenemos la alegría de recibir a más de 20 integrantes del Taller Protegido que quisieron venir a ayudar, porque nos dijeron que también querían dar algo a la comunidad”, destacó Fidelle.
La propuesta, que cuenta con el apoyo de productores, empresas locales y donantes, consiste en la cosecha manual de una hectárea de maíz aportada por la empresa Tomás Hnos. Lo recolectado se destina a la producción de alimentos para instituciones de Coronel Suárez y también a comedores que integran la red nacional de Movilizarse. Además, los aportes económicos y materiales que surgen de la actividad se canalizan hacia entidades locales con distintas necesidades.
Tomás de Olazábal, referente de la Fundación Movilizarse, resaltó que la Chocleada “es mucho más que juntar maíz; es un espacio para reflexionar sobre el valor de dedicar un poco de nuestro tiempo a los demás. Es una oportunidad para que los chicos, y también los adultos, comprendan que con gestos simples se pueden lograr grandes cosas”.
En esta edición, además de la cosecha, se reafirmó el compromiso de dar continuidad a la charla de valores y proyecto de vida, que se realiza semanas después del evento, para seguir profundizando el mensaje solidario entre los participantes.
A pesar del frío típico del invierno, el sol acompañó la jornada y el entusiasmo de los jóvenes y voluntarios hizo olvidar las bajas temperaturas. “Cada Chocleada nos emociona. Es mucho trabajo organizarla, pero cuando llega el día y ves a todos trabajando juntos, entendés que vale la pena”, concluyó Fidelle.