Las pruebas recolectadas...¿Serán suficientes?
En la casa de la víctima, quedaron las huellas de un pie calzado, claramente mercado entre la sangre: una zapatilla, con dibujos en el talón y en la puntera, de cuadraditos con puntas redondeadas y un patrón de desgaste, similar a las zapatillas que se encontraron en un balde con agua en la casa del acusado. Allí también se encontró un pantalón tipo joggins del que se observaron manchas oscuras, que podrían ser manchas hemáticas (de sangre), por lo que se enviaron estas pruebas a laboratorio. Todavía no se sabe si tanto el agua del balde como las manchas en el pantalón eran efectivamente, manchas de sangre y si se pudo saber a quién corresponden.
También se encontró en la casa de Felipe Delías, cuando se realizó el allanamiento en los primeros días de diciembre del 2019, un cuchillo, el que estaba en una caja de madera en el dormitorio del mencionado. El mismo presentaba sangre seca entre la hoja y el mango. Allí también se encontró dinero sujeto con una gomita, el que presentaría manchas hemáticas. Y en el ropero del dormitorio de Delías se encontró en un frasco de vidrio algunas alhajas, que las hijas de Tomás Schwab reconocieron, pertenecía a su padre. Incluso, surgió en el juicio, que al momento de encontrar el frasco, Delías, manifestó a la policía: “Eso pertenece al viejo”, circunstancia en que los efectivos le ordenan guardar silencio, porque se estaba autoincriminando.
Por otra parte, entre los testigos, vale mencionar a Braian Vaira, quien al principio dijo no recordar lo que había declarado en su momento ante la policía, por lo cual el Fiscal Viego pidió que le mostraran la foja de la causa donde está su firma al pie de esa declaración. Recordando, entonces, dijo que Felipe Delías, le había mandado un mensaje a su hermano, “diciéndome que tenía un trabajo para mí”. Contó que fue a reunirse con Delías, quien dijo, “me propuso entrar en la casa de Tomás, para robarle. Le dije que no, y me fui para mi casa”. Urrós, hermano de Vaira, a su turno dio su testimonio indicando que hubo un encuentro entre ambos, acordado a través de su teléfono, desconociendo lo que su hermano y Delías habían conversado.
En tanto, Guillermo Barna, un compañero del club San Martín de Santa Trinidad de Delías, dijo que en la noche, entre el 28 y el 29 de noviembre del 2019, Felipe Delías llegó a su casa a las 23.30 horas, aproximadamente y estuvo en el lugar hasta las 2.30 horas de la madrugada. Al preguntarle la abogada defensora sobre la sensación, una vez conocido el hecho y la acusación que pesaba sobre su amigo, dijo, “Me pareció raro. En mi casa, estuvo normal”.
¿El hecho fue cometido antes de las 23.30 horas, y el acusado tuvo tiempo de bañarse y llegar hasta la casa de su amigo? Si fue así, la comunicación vía whats app sostenida con Barna, ¿tenía el objetivo de despistar, teniendo un argumento que lo situaba en otro lugar, lejos de la casa donde se cometió el hecho? Las pruebas recogidas por la investigación ¿son suficientes? Eso es, justamente, lo que debe valorar el jurado popular, para determinar si en este juicio se está o no frente a un culpable.