01/05/2020JUDICIAL

Entrevista a Gabriel Nebbia, a cargo del Patronato de Liberados.

Sobre la liberación de presos por parte de la justicia, análisis de cárceles hacinadas, superpobladas, donde el Estado no es garante de los derechos humanos en estos lugares.

Para analizar esto que está sucediendo en las cárceles del país, con la liberación de presos por parte de la justicia, desde otros ángulos en los que no siempre se pone el foco, cuando llega la información de los grandes medios de comunicación, una entrevista al Lic. Gabriel Nebbia, a cargo del Patronato de Liberados que desde hace varios años funciona en Coronel Suárez.

“Es una situación muy compleja, que hay que hacer reflexiones tranquilas, porque son temas sensibles. He escuchado algún tratamiento inadecuado de la situación y que puede sensibilizar y poner nerviosa a la población. Es un tema que merece mucha seriedad en el análisis”, dijo en el principio de la entrevista.

En una reflexión inicial analiza que “la situación de la pandemia, lo que puso en evidencia, es algo que estaba invisibilizada por años. Ahora, cuando de pronto nos quedamos rodeados con esta pandemia, la situación cobró una importancia inusitada. Es la sobrepoblación carcelaria y el hacinamiento. Ahora, con el peligro de los contagios masivos dentro de las unidades carcelarias, se puso en evidencia esta inacción del Estado y este incumplimiento histórico de lo que son las reglas fijadas por Naciones Unidas para los establecimientos carcelarios” afirma el Licenciado Nebia.

Está claro que la situación de hacinamiento “viola todas las garantías. Las cárceles están en situaciones deplorables. La Constitución reza que el sentido de la cárcel por supuesto tiene un aspecto punitivo, que es innegable, y tiene un sentido de resocialización. Toda la legislación tiene por norte que, una vez cometido un delito, la persona pueda cumplir la pena con la mira a que puedan volver a la sociedad. Que sea un tránsito en el que puedan recomponer esa situación, después de pagar su delito. Lo que visibiliza aquí es que este primer objetivo no se estaba cumpliendo. Por una serie de los propios incumplimientos del Estado. Esta pandemia visibilizó toda esta situación. Que no es de ahora. En los últimos cuatro años el crecimiento de la población carcelaria ha sido inusitado, con una falta de previsión, de penas alternativas para delitos menores, de relativas importancias, que han llenado las cárceles. Con esta situación no se sabe muy bien cómo resolverlo”.

Agrega el funcionario a cargo del Patronato de Liberados que un gran criminólogo de Argentina, Elías Neuman, decía que “pensar en la resocialización implica pensar poder creer que estaba inserto en algún ámbito previo. Y la mayoría de la población que tenemos en provincia son chicos jóvenes que han visto interrumpido sus trayectos educativos, sin haber accedido a trabajos, con familias desintegradas. Donde han cometido un primer delito y han sido encarcelados. Pensar el objetivo de la resocialización es complejo, más en este marco”.

Puso el Lic. Gabriel Nebbia sobre el tapete que “es el Estado el que tiene que hacer cumplir los derechos de todas las personas, sean ciudadanos en calidad de libertad o en calidad de detenidos. El hecho de estar detenido no disminuye los derechos de las personas. Sí, por supuesto, se restringen ciertos derechos, como el de estar en libertad. Todos los otros derechos humanos siguen vigentes. Y hay como una idea que las personas encarceladas perdieron todos sus derechos y por ser negros, chorros y no sé que más, si pudiéramos matarlos, habría que hacerlo…”.

Indicó que “el Estado sigue siendo garante de los derechos de toda la población”.

Conociendo algunas unidades carcelarias, dice Gabriel Nebbia, con conocimiento de causa, que “en lugares donde hay una capacidad para 68 personas hay 120 internos. Entonces, en el marco de una pandemia, ¿cómo podemos garantizar la salud? No solamente para los presos, sino también para el personal que está en esas unidades. ¿Cómo se protege a todas las personas en las unidades carcelarias, detenidos y trabajadores? Donde en los espacios donde tendría que haber 60 hay 100 o 120 sin ningún tipo de protección. Acá es donde aparecen las voces vindicativas, que dicen, ‘no importa, si están ahí es por algo’, ‘si están hacinados que se mueran, que se contagien’. Eso podrá ser en una mesa de café. A mí, lo que me interesa es poner sobre el tapete que sigue siendo el Estado el que tiene que garantizar el cuidado de todas las personas, en libertad o en procesos de detención”.

Consultado si está de acuerdo con la liberación de presos que se está haciendo, respondió Gabriel Nebbia que “hay algunos casos que considero que son inoportunos. Pero, en líneas generales, por lo menos, la información que nosotros manejamos, es que se está poniendo en vistas aquellas personas que forman parte de la población de riesgo. Que tienen 60 años o más, y que tienen enfermedades prevalentes. Esos son los primeros que ingresaron a la lista. En el caso de las cárceles de mujeres, las que están atravesando embarazos o con niños pequeños que conforman población de riesgo, se está pensando en alternativas, como arrestos domiciliarios. Otra clase de internos que se ha pensado son aquellos que han cometido delitos leves, que tienen pena de tres años, o tres año y medio, como tentativa de hurto, hurto de ganado, etc. Y todos aquellos que estaban en condiciones de acceder a alguna libertad condicional o libertad asistida, pero por los tiempos procesales, mucho trabajo, u otras causas, que, habiendo tenido la posibilidad de este beneficio, se ha visto demorada.

Básicamente, se está trabajando con esta población, que podría tranquilamente acceder a estos beneficios”.