17/08/2019HISTORIA

Juan Galbarino, Sanmartiniano de alma.

“Mirá si nuestros políticos dieran una buena educación, como hablaba San Martín, hace 200 años”.

El viernes estuvo brindando una charla ante muchos alumnos del nivel secundario. Silenciosamente, sin distraer su atención, escucharon, por más de una hora, todo lo que este hombre sabe sobre San Martín y el cruce de los Andes.

Seis veces ha vivido esta experiencia, recordando aquella hazaña del Padre de la Patria que, en 24 días, cruzó por seis pasos cordilleranos las montañas más altas de América y liberó Chile, poniendo en ejecución lo que el propio San Martín llamó el Plan Continental.

Juan Galbarino ha construido su sentir Sanmartiniano en su infancia, pero también desde el 2007, cuando empezó a hacer estos cruces, con la Asociación Sanmartiniana Cuna de la Bandera.

“En el 2007 hice el cruce por el paso de Uspallata. Ese fue el primero. Es el más fácil. Los caminos son más accesibles. A la noche llegan las camionetas con los víveres y el cocinero. Nada que ver con el de Los Patos, que lo hice en el 2009”, cuenta.

En reseña histórica recuerda que “por Uspallata cruza el General Las Heras, llevando toda la artillería, al ser el camino más fácil. San Martín va por el más difícil –Los Patos- pensando Marcó del Pont (gobernador español en Chile) que lo que menos iban a hacer las tropas era utilizar este paso, que es el más difícil”.

Recuerda, además, que “Álvarez Condarco, el compadre de San Martín, era un hombre que tenía una memoria prodigiosa. San Martín lo manda por Uspallata con la declaración de la Independencia en 1816. Marcó del Pont lo quería fusilar en el acto, cuando llegó. Pero la misión de Álvarez Condarco, que tenía una memoria prodigiosa, por eso lo había enviado San Martín, era memorizar el paso de Los Patos. Se salvó del fusilamiento porque había infiltrados hombres de San Martín en Chile que lograron que no lo ejecuten. Álvarez Condarco regresa por Los Patos, memorizando el camino minuciosamente. Y le pasó a San Martín todos los datos: dónde estaban los lugares más complicados, dónde estaban los desfiladeros, dónde estaba el agua, dónde podían comer las mulas a la noche. Cuando le pasa toda esta información, en un momento le dice: ‘mi General, es imposible pasar’. San Martín le pregunta: ‘¿usted vino por ahí, pasó por ahí?’, ‘¡Sí!’, ‘Pues, el ejército va a pasar por ahí’.

Los Patos es pura piedra, con caminos de cornisa, de no más de 50 cm., donde pasa una mula a la vez, una detrás de otra. Tres mil soldados pasaron por ahí”.

Dice que tuvo la suerte de “hacer seis veces el cruce. Cuatro por Argentina y dos por Chile. Los de Chile son hermosos. Está todo poblado, porque la cordillera, por la humedad del Pacífico, tiene pasto, tiene montes, hay plantas. Totalmente distinta a lo que es la cordillera del lado nuestro, que es inhóspita, con un poco de juncos, de lo que se alimenta la mula. Además, del lado chileno está muy poblado, existen pueblitos como Los Andes, Cariño Botado, que están casi igual a hace 200 años. Son aldeas que reciben muy bien a los visitantes”.

Del lado chileno, en el monumento al General San Martín, Juan Galbarino tuvo la oportunidad de guiar a capela el Himno Nacional Argentino, en un acto que se registró en una de las tantas oportunidades de vivencias tan particulares.

“Fui tocado por el sable de San Martín”, dice Juan Galbarino, y así lo explica: “nací en 1950, año Sanmartiniano, a los 100 años de su fallecimiento. Nací en Coronel Suárez, nombre de uno de los Granaderos de San Martín. Nuestra Patrona es la Virgen del Carmen, que fue la Patrona del Ejército de los Andes. Mi madre, una campechana, criada en colegio de monjas, que sabía mucho de historia. Mi padre, infante de marina. Así que hubo una conjunción de cosas que se sumaron. Yo canté el Himno, a capela, en el monumento al General San Martín, en Santiago. Para mí las cosas se me ofrecieron en un montón de oportunidades”.

En el final de la entrevista Juan Galbarino reflexiona que el Padre de la Patria todavía tiene cosas para enseñarnos a los argentinos.

“Recordemos una frase de San Martín, referida a la educación. La educación es la llave maestra que abre la puerta de la abundancia y hace felices a los pueblos. Qué cosa simple, hace 200 años, que quería que se llevara a cabo San Martín. Mirá si nuestros políticos dieran una buena educación, después viene todo atrás, la economía, la abundancia de los pueblos, su felicidad”.