06/08/2020HISTORIA

En el Fuerte General San Martín comercios, escuela y hasta una posta de correo.

El primer asentamiento eurocriollo en nuestra zona es el Fuerte San Martín, ubicado en la zona de El Campamento.

Se creó el 24 de marzo de 1871, en una horqueta “como una v corta del arroyo Sauce Corto, en el actual campo de Graff”, dice el Dr. Rodrigo Vecchi.

“Antes de la instalación de los primeros asentamientos eurocriollos tenemos algunos viajeros que pasan por Suárez. Como Pedro Andrés García, que llega a Sierra de la Ventana en 1810. Es muy interesante lo que ve y llega hasta el Sauce Corto. Ve grandes majadas de ovejas, como no había visto en Buenos Aires, al cuidado de estos grupos indígenas, vinculados a los grupos de origen mapuche”.

Había “una relación de enemigos íntimos entre los indígenas y los eurocriollos. A veces se peleaban, a veces buscaban pareja, se entrecruzaban. Entonces, cuando viene la primera instalación a la zona, ya sabían que se iban a instalar. Era una cuestión lógica frente al proceso de expansión fronteriza que se venía dando en forma constante. Lamentablemente, se venía dando en una situación de conflicto bélico”.

Por eso no fue sorpresa la instalación del Fuerte San Martín. “Se instaló con un grupo de indios amigos, del capitanejo Pichi Huinca, primo del cacique Catriel, con el cual estaba peleado y por eso apoyaba al ejército nacional”.

Si uno imagina un fuerte solitario, escaso de gente, con unos pocos fortineros, está en un error, aclara el Dr. Rodrigo Vecchi. 

“Un espacio de unas seis cuadras cuadradas, como se medía en ese momento, donde se instaló una gran cantidad de gente, varios centenares de personas. Y no sólo varones. No sólo eran miembros del ejército, de las guardias nacionales, sino también con ellos llegaron mujeres y algunos chicos”. 

Si bien hubo otros fortines “más pequeños, con distancia de 10 kilómetros, de avanzada, con un solo cañón, no para defensa, sino para avisar al grueso de la tropa de la presencia de un malón, con soldados hambreados y casi abandonados a su suerte, no era este el caso. La diferencia del Fuerte San Martín es un panorama distinto en cuanto a la cantidad de personas, que eran varios cientos. Con mujeres y chicos. Incluso llegó a la conformación de un circuito comercial dentro del fuerte. Algunos documentos antiguos dan cuenta de los nombres de algunos comerciantes antiguos. Carlos Arnold, Máximo Quesada, José Ortiz, Juan Luz, Alberto Pusman, Pablo Leínez, Salomón Carballo…”.

Es decir, había una actividad social, comercial, educativa y hasta religiosa relacionada al fuerte. 

“La primera escuela que hubo en el actual Distrito de Coronel Suárez estaba en el Fuerte General San Martín. Destinada tanto a los chicos de los militares como a las familias de los comerciantes, incluso de las familias de los indios amigos, del grupo de Pichi Huinca”.

Si se imagina el comercio de frontera con únicamente pulperías es un error, dice el Dr. Vecchi. “Se piensa en la venta de alcohol, tabaco, en lo que se llamaba en ese momento los ‘vicios’. En realidad, sabemos que no es así. Pudimos conseguir, en algunos archivos, la lista de los productos que tenía uno de estos comerciantes, que se había fundido. Nos encontramos que, en algunos casos, no sólo eran boliches. Sino en algunos casos eran bares, donde se servía café, donde se tomaban bebidas, no solo la ginebra, sino otras de mayor calidad. Que había mesas de billar. Pero, además, había negocios de venta de productos, como sacos de seda para señora, camisas bordadas de señora, vestidos de muselina, botines de género para señoras, para niños. Artículos de platería. Eran comercios que estaban asentados a la frontera, pero no destinados únicamente a un mundo masculino y militar, rudimentarios. Teniendo lo que se esperaría en una sociedad urbana, eurocriolla, para fines del siglo XIX”. 

Incluso, “se mandaba a buscar al cura de Bahía Blanca para que oficie misa, bautismos, casamientos. La presencia del sacerdote era una forma de llevar la vida eurocriolla al medio de la pampa”.

El fuerte se mantuvo hasta 1876 en la historia oficial, “cuando todo el regimiento, el 11° Regimiento de Infantería y Caballería, se traslada a Puan. Es decir, cuando hay un corrimiento de fronteras”. Pero la población de allí no se corrió inmediatamente hacia otros lugares. “Si bien el fuerte se traslada hacia Puan, en lo militar, ahí siguió habiendo población. De hecho, para 1806, 20 años después, seguía existiendo un núcleo poblacional ya muy pequeño. Los guardias nacionales seguían estando ahí, realizaban todos sus trámites, tenían que ir hacia ese lugar para poder hacerlo. En el Archivo del Museo Histórico queda el último libro de registro de esos guardias nacionales y hasta había una posta de correos. No encontré todavía el dato si había o no comercio, pero era probable. Lo que es más importante es que los mismos testimonios de los empleados y administradores de Casey, ellos cuentan que cuando llegaron –entre 1881 y 1882- tuvieron que salir a punta de arma a recorrer un montón de lugares, porque había ranchos con gente asentada y con hacienda, para expulsarlos de las tierras, que legítimamente le correspondían a Casey. No solo tenemos en el Fuerte San Martín el primer asentamiento eurocriollo, sino a partir de ese momento la instalación de los primeros productores agropecuarios, que vivían, como diríamos hoy, con pocos papeles, pero que efectivamente estaban asentados en la zona, viviendo en pequeños ranchos, dispersos en los alrededores del fuerte, en la zona de Cura Malal y por aquí”.