Sauce Criollo, una propuesta de educación alternativa en Coronel Suárez
Las docentes Patricia Steinmetz y Gisela Platz hablaron de Sauce Criollo, un espacio de educación alternativa que se inicia en Coronel Suárez con el objetivo de educar desde lo vivencial y a partir del trabajo multiedad.
Se trata de una propuesta que se impulsó a partir de un grupo de papás y docentes que se reunieron para pensar el modo de enriquecer la propuesta educativa local: “Después de muchas reuniones, muchas charlas y estudios, surgió pensar en Sauce Criollo como un espacio de reunión alternativa, que se basa en la pedagogía experimental” relató Platz, explicando que ese tipo de pedagogía “tiene la diferencia de que se plantean los mismos contenidos que en los diseños curriculares, pero desde la experiencia concreta y no desde la teoría”.
Confió que consideran que “eso les da más herramientas a los niños y a las niñas para afrontar propuestas y problemas que puedan surgirles durante su vida”.
Es ésta una pedagogía muy antigua, surgida en 1956 en Argentina, y que desde 1980 funciona en La Plata, en el Instituto Speroni, referente de pedagogía experimental en el país. Hay, a lo largo y ancho del territorio argentino, más de cincuenta escuelas con ésta propuesta, que llegó a Suárez a partir de un trabajo atravesado por distintos ejes transversales: la naturaleza, el arte y el trabajo comunitario y cooperativo para sostener el espacio.
Es de ese último eje que surge la idea de realización del Primer Festival: “Queremos darnos a conocer y contarles cómo trabajamos en las Escuelas Experimentales” afirmó Gisela Platz, extendiendo una invitación a todos quienes el próximo sábado 27 de noviembre quieran acercarse a disfrutar de una jornada que incluirá música, buffet con jugos y torta, juegos inflables y demás actividades.
Sobre las expectativas de lo que representa Sauce Criollo, Patricia Steinmetz describió que “viene a enriquecer lo que es la diversidad de la educación en Coronel Suárez”.
En ese sentido fue que señaló que “tenemos una comunidad muy amplia y diversa que ha podido encontrar en las diferentes instituciones educativas respuestas a los procesos de enseñanzas de sus hijos, pero Sauce Criollo viene a diversificar más en la formación educativa de éstos ciudadanos”.
Indicó que, desde el espacio, se ajustan a la normativa de los diseños curriculares, y puso el foco en resaltar que “no hay nada improvisado”.
Relacionado a esta cuestión fue que relató que, aquellos que están inmersos en el sistema educativo y tienen experiencia como docentes, debieron comunicarles a quienes no están vinculados con el trabajo específico docente cómo es el trabajo y a qué se atienen durante el proceso educativo: “Atender a la enseñanza actitudinal, procedimental y conceptual. Siempre pensando en formar valores y ciudadanos, a partir de una formación integral” detalló Steinmetz, agregando que “en Sauce Criollo se propone trabajar en forma holística, integral, atendiendo a problemáticas y proyectos, a la contextualización que en otros espacios se hace, pero aquí apuntamos a que los tiempos y la agrupación de los concurrentes sea un poco más laxa”.
Uno de los objetivos es “motivar a los estudiantes y atender a sus necesidades educativas”.
Así fue que Steinmetz hizo una aclaración: “Si bien se atiende a las querencias de la familia y del estudiante, todo está milimétricamente planificado en reuniones amplias. Del mismo modo, el proceso de evaluación tras cada jornada”.
Así, quienes conforman Sauce Criollo comenzaron jornadas de difusión con el objetivo de contar cómo sería el proceso educativo en un día: “Lo contamos a través de vivenciar cómo sería ese proceso educativo, lo que implica mucha planificación y atención, porque hay que atender la diversidad de los intereses, pero siempre con una mirada orientada a los objetivos que se proponen desde el punto de vista educativo”.
Consultadas entonces, sobre cómo sería un día en Sauce Criollo, Gisela Platz describió que “la vivencia es lo que genera aprendizaje”. Así, agregó que “el que sea una experiencia que pase por el cuerpo hace que podamos llevarnos algo más que lo intelectual”. Para ello, se propone una serie de dinámicas y actividades, “algunas individuales, otras grupales, mucho del intercambio y de contarle al otro qué pasó o qué puede llegar a pasar o cómo me sentí, siempre desde la oralidad y la escritura, trabajamos no solamente el plasmar en papel, sino que además, en ese intercambio, me fortalezco en el diálogo con los otros, entendiendo que soy un yo, pero que hay un montón de otros yo que tienen derecho a ser y no pueden estar en mi cuerpo y en mi vivencia, pero pueden nutrir mi aprendizaje, porque todos somos diferentes y tenemos algo que brindarle al mundo”.
Por otro lado, si bien Steinmetz reconoció que “el sistema educativo está buscando aggiornarse, venimos de distintas reformas educativas, modificando los diseños curriculares de un sistema educativo avasallado por la pandemia, con complejidades inmensas que se multiplicaron”. En ese punto se autoproclamó “fanática del diseño curricular de provincia de Buenos Aires”, pero asumió que “tiene mucho para diversificar”.
De ese modo, describió que “el Marco de Orientación de Aprendizajes (MOA) era un documento que se centraba en que los conocimientos se abordaran, pero pensando en el desarrollo de capacidades y habilidades, que entendía que eso era relevante para la formación del sujeto”. Aseguró que se trata ese de un documento muy importante “porque plasma el espíritu que queremos construir”.
Platz, de todos modos, aclaró que no están proponiendo un sistema de educación del tipo Waldorf o Montessori, que, si bien tienen muchas similitudes, delimitan diferencias, dado que “en las Escuelas Experimentales el eje va a estar trazado desde la experiencia concreta. Es decir, en lugar de dibujar una oruga hasta que se transforma en mariposa, la vamos a ir a ver. Una vez que eso finaliza, se hará la conceptualización; vamos al revés que en las escuelas tradicionales”.
De ese modo, Sauce Criollo aspira a ser un espacio educativo para niños pequeños, para primaria, pero con un número reducido en cantidad, lo que permitirá una atención diferenciada a cada niño, a través de un intercambio mano a mano: “Serán grupos más pequeños, con docentes que están súper comprometidos con la planificación” dijo Platz, asegurando que piensan en todos los escenarios posibles al momento de organizar, coordinar y planificar el desarrollo.
Las entrevistadas anticiparon que Sauce Criollo funcionará en un aula del Centro del Lenguaje y la Comunicación, en la intersección de las calles Juan Harriott y Moreno, que fue cedida para éste fin: “Es un espacio histórico en Coronel Suárez, abordando el acompañamiento a las personas sordas e hipoacusias, que nos prestarán una sala para poder realizar las actividades iniciales”.
Pese a eso, Steinmetz aseguró que están en búsqueda de un espacio y contó que su ideal es un lugar que les permita desarrollar huerta y el contacto de la naturaleza.
Respecto al inicio del ciclo lectivo, explicó que lo harán con talleres, dado que comprenden que es “sumamente importante el proceso de formación estable del plantel educativo, para lo que no hay que apurarse, sino medir los tiempos y a los docentes”. Detalló en ese punto que, quienes estén a cargo de éstas clases deberán ser docentes certificados por el Ministerio de Educación, es decir, no alcanza sólo con el entusiasmo o la pasión por la educación. Del mismo modo ocurre con los docentes especiales, que son los de artística, música y educación física: “No hay alternativa en cuanto a otra opción” señaló Patricia Steinmetz, asegurando que, “además de las ganas y el entusiasmo, necesitamos que las personas que estén a cargo de los niños estén certificadas”.