“¡Mirta, acá tenés agua!”, en Mendoza, a cientos de kilómetros de Suárez, un ex alumno de Mirta Pérez

Es la querida profesora de geografía, de muchas generaciones de estudiantes. “Al cabo de los años está el reconocimiento de ese alumno, cuando te encuentran en la calle, cuando te dan el saludo en la calle. Ese cariño te llena el alma, es el premio” dijo en la entrevista.

Está el reconocimiento “de lo que ellos aprendieron y cómo lo aprendieron. Y, a su vez, el cariño que le ha dado uno, en un momento importante de su vida. Uno no se da cuenta, en ese momento, pero luego lo reconocen”.

Es la semilla que se planta, años tras año. La segunda familia que se encuentra en la escuela. “Ellos ahora me dicen que fui una persona importante en ese momento de su vida” expresa Mirta Pérez.

Es habitual para esta profe que los alumnos la reconozcan, la saluden. “Mis hijos siempre me dicen que no puede ser que donde vaya encuentres alumnos. Vos te imaginás que todos fueron tus alumnos” cuenta. Y para demostrar que no es así, una anécdota. 

“Fuimos a Mendoza, a Villavicencio, con mi esposo y mis hijos. Bajo del auto, íbamos subiendo y les digo que tenía mucha sed. Y alguien me grita desde allá arriba: ‘¡Mirta, acá tenés agua!’ Un alumno. Él me vio y estaba tomando agua de las vertientes, y me saludó de esa manera”.