08/09/2019EDUCACION

María Cristina Pérez, ex Directora de la Escuela Especial.

“Fui una privilegiada, me tocó trabajar con gente de vocación, responsables, emprendedoras. Fue un grupo maravilloso de trabajo”.

Fue la segunda Directora que tuvo la Escuela Especial N° 501, la cual está a punto de cumplir las Bodas de Oro, a 50 años de su fundación.

Dirigió el establecimiento entre los años 1983 y 1991.

“Cuando me fui a estudiar la Escuela Especial todavía no se había creado. Éramos muy poquitos, casi una familia. Los chicos realmente felices con ir a la escuela, había chicos que nunca habían ido a una. Tenían locura por ir a la escuela, hacer actividades, tener actividades recreativas.

Todos los viernes los llevábamos a un lugar distinto, por ejemplo, a la placita Tambor de Tacuarí, que les gustaba muchísimo. Eran re felices por ir a la escuela” confiesa Maria Cristina Pérez.

La denominación de “chicos”, en realidad, es genérica, porque tenían en el establecimiento “chicos de 30 años. Eran chicos grandes. Nunca habían ido a una escuela. Algunos sí, que fueron derivados por escuelas primarias, después. Pero la mayoría de los primeros chicos no habían ido a la escuela” afirma la ex Directora.

En ese entonces no había miedos, si había dudas, y se solucionaban en el transitar.

“Éramos unas corajudas. Yo agarraba el transporte de la escuela y me iba con los chicos al Aero Club. Cosa que ahora es un imposible.

Queríamos que los chicos vivieran todo. Sacarlos al supermercado, para que conozcan los productos, cómo se ubicaban. Estábamos siempre llevándolos a distintos lugares”.

Y aclara esta ex Directora: “no era mostrarlos. Era que vivieran experiencias que no habían vivido, siempre con el objetivo de la socialización, del manejo autónomo. Autovalimiento”, aclara.

Incluso, recordó una ocasión en que los llevaron tres días a la República de los Niños y a pasear por la ciudad de La Plata.

“Los chicos no se querían volver. A los más chiquitos los ayudábamos nosotros, con mallas nosotros, a bañarse, vestirse. Llevamos la comida para los tres días. Fue una gran organización. Agradezco a la comunidad de Suárez que siempre ayudó un montonazo para que pudiéramos hacer todo esto que hemos hecho”.

Recuerda Maria Cristina Pérez también la importancia de los talleres, lo que significaba para los alumnos del establecimiento. Al entonces Intendente Pedro Tenti esta ex Directora le pidió el terreno lindero a la escuela, que está ubicado sobre Echeverría, donde está el tanque de agua, para realizar allí actividades de huerta y jardinería.

Recordó también cuando la Escuela Agropecuaria empezó a llevar a sus alumnos al comedor de este establecimiento, porque en el edificio de calle Mitre no tenían lugar.

“Cuando nosotros nos trasladamos teníamos un comedor grande, los chicos pudieron comer en un solo turno. Y empezaron a venir los alumnos de la Agropecuaria a almorzar. Primero los nuestros, y después de esta escuela. Ahí surgió un proyecto con la Escuela Agropecuaria: los chicos iban a la parte de campo, a hacer huerta y granja. Les encantaba trabajar con los conejos. Me acuerdo que un día fue la Inspectora y se quedó maravillada de cómo trabajaban”.

Otra encargada de taller muy recordada y querida: Haydee Klein. “Empezó ad honorem a dar las clases de cerámica. Después la contrató la Municipalidad. Trabajó como 16 años. Fue fabuloso. Cuando llegaba Haydeé a la tarde querían ir todos a cerámica. Trabajaban hermoso.

Además, Haydeé tenía un don especial, que les deba la libertad de expresarse”.

María Cristina Pérez fue la iniciadora, en las gestiones, hasta su concreción del Taller Protegido.

Le preocupaba mucho qué pasaba con los chicos después que terminaban la escolarización. Por eso buscó, gestionó, se entrevistó con autoridades, dirigentes, profesionales de la salud.

Llevaba, fuera del horario de escuela, a la consulta con profesionales de la salud a los que iban a ser futuros egresados, para dar argumento y sustento a la creación del Taller Protegido Coronel Suárez.

Fue quien consiguió en préstamo el espacio donde funcionó el Taller durante muchos años, cedido en préstamo por la Sociedad de Beneficencia el edificio de la Avenida Casey, donde hoy funciona Isidoro.

Cierra la entrevista diciendo que “fui muy feliz en la escuela, agradezco a Dios haber trabajado ahí. Volvería a hacerlo. Fue para mí una vocación, el trabajo en Especial. Una vocación de alma. En los libros nada que ver, en las prácticas es dónde aprendés, en el contacto con los chicos, en descubrir lo que puede hacer cada uno. Son personas y son personas capaces. No hay que ponerles techo. Lo que sí hay que hacer, lo que me pareció bárbaro su creación, es la estimulación y aprendizajes temprano. Porque esto de detectar el problema y detectarlo inmediatamente es lo más posible para que el chico evolucione. Antes no existía este servicio. Eso hace que el chico, desde el vamos, pueda ser estimulado, y así avanza mucho más”.
Títulos breves
1 La Dirección de Cómputos y Recaudación de la Municipalidad de Coronel Suárez informa a la comunidad que todas las tasas municipales pueden ser abonadas a través de Provincia Net.