El trabajo de docentes, familias y niños en el Jardín N° 902 de Pueblo Santa Trinidad
Cuando parece que no quedan dudas que este año, por lo menos en Coronel Suárez –si se toma en cuenta el alza de contagios de Covid-, va a terminar siendo totalmente con clases virtuales, le preguntamos a Mónica Ferreyra, Directora del Jardín N° 902 “Juana Manso” de Pueblo Santa Trinidad, cómo les está yendo con esta experiencia educativa.
“Todo desafío implica un aprendizaje. Y las cosas que estamos aprendiendo este año son muchas. También hay que ser realistas que la parte afectiva, las relaciones vinculares con los chicos, el ser humano que tiene que estar en contacto con el otro, verse, tocarse, socializar, nos está faltando. Más en el nivel inicial. Si bien no perdíamos la esperanza de poder realizar un poco de clases presenciales, ahora, evidentemente, ya no, con la cantidad de casos que tenemos. Ahora creo que va a ser imposible”, dijo como primera respuesta.
Sobre los resultados de esta experiencia educativa virtual expresó que “al principio, el primer cuatrimestre, fue difícil. Después, paulatinamente, fuimos pasando por fases, la familia tenía que salir a trabajar, los niños quedaban al cuidado de otros y fue difícil la conexión y las actividades decayeron. Pero bueno, como docentes y equipo de conducción implementamos otras estrategias para poder comunicarnos. Lo que hacemos ahora es videollamadas, con dos o tres niños, y el docente hace la actividad con ese nene. Así se alivia un poco la situación con las familias. Hacen matemáticas, música, el rinconcito del juego, algún cuento, actividad física. Con esa modalidad se está dando otro tipo de resultados”.
Estas llamadas se hacen en el horario escolar (en horas de la tarde), de 13 a 17 horas. “Consideramos los casos especiales, de aquellos que tienen un solo celular o una compu, y que no pueden utilizar otro medio. Las chicas están totalmente en contacto con la familia, a través de grupos de WhatsApp, y van consultando, continuamente, qué día pueden, a qué hora. Tenemos más de 20 chicos en cada sala, y las llamadas son de dos o tres niños. Y como a los chicos les gusta tanto esta oportunidad de conexión, encontrarse con las seños y con sus compañeros, que cada llamada lleva generalmente una hora. Es tanta la ansiedad de los chicos, las ganas de jugar con el docente, que una hora se pasa muy rápido”.
Así, este jardín de infantes ha encontrado la forma de encontrarse con sus niños: “es increíble verles las caritas de alegría”, dice Mónica Ferreyra.
La Directora del Jardín N° 902 agradece especialmente a las familias, a la predisposición permanente y a la constancia, para posibilitar esta forma de contacto y de experiencias de aprendizaje, aún en la distancia a la que ha obligado esta pandemia.