29/07/2019DEPORTES

Claudio Plit, 64 años, cuatro veces campeón mundial de la natación en aguas abiertas, maestro de nadadores y un apasionado de esta actividad.

Nació en Rosario, en 1954, lugar en el que comenzó a nadar de pequeño. Actualmente está radicado, con su familia en Mar del Plata. Invita a “salir de la zona de comodidad y preguntarse cosas. Se enferma el que se queda en la casa, con la calefacción al máximo pensado que ahí está asegurado. No es más que una zona de confort”.

Cuatro veces campeón mundial de natación en aguas abiertas: en el ´79, ´80, ´81 y ´86.

Cinco veces ganó el doble cruce del lago St. Jean. Estableció un récord para Latinoamérica en el cruce del Canal de la Mancha.

Admirado en Italia, porque fue ganador cuatro veces del cruce Capri-Nápoles. Y en una de esas ocasiones, fue el mismísimo Diego Maradona quien le entregó la medalla de ganador.

Esa foto quedó para siempre en la retina de la gente de Nápoles.

Ganó cinco veces una de las pruebas más exigentes del calendario internacional de natación en aguas abiertas: el cruce del lago San Juan, en Canadá (en 1984, ´85; 86; ´87 y ´88)

Es un recorrido que se inicia de noche y que dura unas 18 horas, en aguas cuya temperatura va entre los 13 y los 19 grados.

Fundador y presidente de la asociación mundial de nadadores profesionales (Word Profesional Maratón Swimming Federation). Y es uno de los pocos argentinos que ingresaron al salón de la fama de Fort Lauderable, de Florida, Estados Unidos.

Estuvo este fin de semana en Coronel Suárez. Compitió, como para no perder la costumbre de lo que lo apasiona y es su vida.

En diálogo con La Nueva Radio Suárez habló de este deporte que tanta pasión despierta.

¿Por qué lo admiran tanto en Italia?

Responde Claudio Plit que “quizá porque nadé esta competencia en 16 oportunidades. Y las primeras cuando tenía 18, 19 años. La gané cuatro veces, y la última vez que la gané, fue Maradona, el mismo Diego del Nápoli, del año ´86, quien me entregó la medalla en una fiesta, a la llegada. Cuando fui este año a nadar, que nadé menos, nos hice la carrera que era de 8 horas, sino que nadé una hora, en posta, cuando hubo un festejo en la llegada, en el barrio y en el club de Maradona, la gente empezó a vitorear a Maradona cuando me entregaron la medalla. Cosas de club. Cuando me ven a mí, piensan en Maradona”.

Esta notable personalidad que visitó la ciudad considero que “en el diario también salió este año la foto de aquel entonces cuando él me entrega el premio. Pero fundamentalmente, creo que es el fruto de una pasión que yo practiqué desde que tenía muy pocos años y del que hice un estilo de vida”.

Resume: “anduve por todo el mundo, crucé el canal de la mancha, nadé en Canadá, nadé mucho en Egipto, en África, también en Australia y en Nueva Zelanda”.

Es que, en Argentina, había pocas competencias de este tipo.

“Había una competencia tradicional de Santa Fe a Coronda, que todavía se sigue haciendo, que tiene 60 años de historia (y de la que fue muchísimas veces ganador). Son competencias tradicionales de aguas abiertas, que yo viví, y viví de eso. De más grande, nunca paré de nadar.

Para mí, nadar, es todos los días parte de mi vida”.

Cuenta que gracias a unos viajes que hizo a Malvinas, comenzó “a vivir la parte humanitaria del deporte. Entonces, inventé esto del desafío del Atlántico Sur (en el que han participado varios suarenses). El lema mío es malvinizar a través del deporte. Entonces, todos los años, llevo grupos de nadadores a Malvinas, que hacen diferentes nados en las islas. Lo primero que hacemos es ir al cementerio de Darwin rendimos homenaje a los caídos, a nuestros héroes. Y después, por supuesto, nadamos y vamos a divertirnos, porque los grupos necesitan eso”.

Dice, sin dudar, que para él “nadar es una fiesta y el agua fría es parte necesaria de ese elemento picante que tiene la natación en aguas abiertas”.

De todos los desafíos que ha enfrentado, el más difícil dice que ha sido, en el año ´85, “una carrera en Canadá, con 13 grados. Unos grados más que este arroyo. Pero nadé 18 horas”.

¡Cómo hizo para resistir tanto tiempo? Responde que “ayer -por el sábado-, el médico que dio la charla –por Mauro Lefevre, que habló el sábado sobre hipotermia- nos llevó al terreno donde las ideas son más acertadas. Es un largo proceso mental. Mi cuerpo no es diferente al que tienen todos, si bien yo estoy entrenado y sigo haciéndolo todos los días, en la medida que mi edad y mis actividades me lo permiten- la mente es la que habilita todo esto. Es a través de lo que uno siente, la pasión, lo que mueve a la mente. Y la pasión se mueve con sentimientos. Es una motivación. Quiere decir que es una energía que se pone en movimiento a partir de un objetivo que uno se puede poner. Entran cosas filosóficas, perspectivas de ver y encarar la vida. Todo te va colocando en un lugar. Cuando vos llegas a un punto comenzas a plantearte el por qué lo hago. Recién yo le decía a un grupo, que para mí tiene mucho que ver con la evolución humana. Hace cientos de años, nuestros antecesores hacían la práctica de agua fría por cosas utilitarias como la pesca, atar una canoa como hacían las indias yamanes en Tierra del Fuego. Todo eso en nuestro ADN, en nuestra piel, la memoria. Lo que pasa es que no lo recordamos”.

Por eso invita a “salir de la zona de comodidad y preguntarse cosas. Se enferma el que se queda en la casa, con la calefacción al máximo pensado que ahí está asegurado. No es más que una zona de confort”.