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30/06/2018 • CULTURA
El artista plástico Mario Lange pintó un mural en el Materno Infantil del Hospital Municipal “Dr. Raúl Caccavo”.
Todos los días pinta una escuela en distintos lugares del país y lo hace con fondos propios. Trabaja con más de 100 mil estudiantes al año y su arte es colectivo. Convocado por la Directora de la Escuela Primaria N° 2 Lucrecia Ekert pintó el jueves un mural en dicha institución educativa y el viernes fue el turno del Materno Infantil.
En diálogo con La Nueva Radio Suárez Mario Lange contó su historia.
“Nací en la extrema pobreza, en un pueblo muy chiquito de la Provincia de Entre Ríos. Asistí a una escuela rural de doce alumnos y tuve una excelente maestra jardinera, con quien el trato era muy directo. Todas las mañanas salía a cazar y corría entre 15 y 20 km., cazaba liebres y peces y eso era lo que se comía en mi casa” relató Lange.
Y continuó, “cuando llegué a San Luis mis compañeros que hacían atletismo me llevaron al club y el primer día gané mi primera carrera; a los seis meses batí records en metros llanos e ingresé a la selección argentina para representar al país en los torneos internacionales, eso hasta los 18 años, que terminé la secundaria. Mi familia seguía siendo pobre, pero yo había sido un atleta consagrado y eso significó tener una vida ordenada y muy sana”.
“Después, empecé a trabajar en la construcción, que era lo que sabía hacer, y a los 21 años armé mi primera empresa constructora. Durante varios años me dediqué a la construcción y al diseño: construía casas, las súper decoraba y las vendía. No encontraba un arte que me gustara y pasado los 38 empecé a pintar, como para decorar las casas. Y las casas se vendían muy bien. La persona que las compraba adquiría desde las cortinas hasta los cuadros, todo”.
“A los 44 hice mi primera muestra y vendí más de 100 obras; a los 45 hice la segunda y vendí 120 obras y ahí decidí dedicarme a la pintura. Después me hice conocido haciendo esculturas de caballos, que han recorrido muchos países del mundo”.
Finalmente, Mario Lange contó que “una empleada me pidió que arme un mural en una escuela con chicos con capacidades diferentes y a partir de esa experiencia empezamos a pintar una escuela por día con mi esposa y un grupo de amigas: en el 2015 pintamos 70 escuelas, en el 2016 fueron 170 y en el 2017 no paré”.
Y concluyó que “mi mensaje es que se pueden hacer cosas y se puede vivir del arte. Pinto entre 14 y 15 horas por día. Y con el arte que hago en mi taller, ubicado en el medio de la montaña y donde recibo gente de todo el mundo, puedo costear estas iniciativas diarias de pintar una escuela por día”.
“Nací en la extrema pobreza, en un pueblo muy chiquito de la Provincia de Entre Ríos. Asistí a una escuela rural de doce alumnos y tuve una excelente maestra jardinera, con quien el trato era muy directo. Todas las mañanas salía a cazar y corría entre 15 y 20 km., cazaba liebres y peces y eso era lo que se comía en mi casa” relató Lange.
Y continuó, “cuando llegué a San Luis mis compañeros que hacían atletismo me llevaron al club y el primer día gané mi primera carrera; a los seis meses batí records en metros llanos e ingresé a la selección argentina para representar al país en los torneos internacionales, eso hasta los 18 años, que terminé la secundaria. Mi familia seguía siendo pobre, pero yo había sido un atleta consagrado y eso significó tener una vida ordenada y muy sana”.
“Después, empecé a trabajar en la construcción, que era lo que sabía hacer, y a los 21 años armé mi primera empresa constructora. Durante varios años me dediqué a la construcción y al diseño: construía casas, las súper decoraba y las vendía. No encontraba un arte que me gustara y pasado los 38 empecé a pintar, como para decorar las casas. Y las casas se vendían muy bien. La persona que las compraba adquiría desde las cortinas hasta los cuadros, todo”.
“A los 44 hice mi primera muestra y vendí más de 100 obras; a los 45 hice la segunda y vendí 120 obras y ahí decidí dedicarme a la pintura. Después me hice conocido haciendo esculturas de caballos, que han recorrido muchos países del mundo”.
Finalmente, Mario Lange contó que “una empleada me pidió que arme un mural en una escuela con chicos con capacidades diferentes y a partir de esa experiencia empezamos a pintar una escuela por día con mi esposa y un grupo de amigas: en el 2015 pintamos 70 escuelas, en el 2016 fueron 170 y en el 2017 no paré”.
Y concluyó que “mi mensaje es que se pueden hacer cosas y se puede vivir del arte. Pinto entre 14 y 15 horas por día. Y con el arte que hago en mi taller, ubicado en el medio de la montaña y donde recibo gente de todo el mundo, puedo costear estas iniciativas diarias de pintar una escuela por día”.
