27/01/2021CULTURA

Bellísimas cerámicas con impronta de artista plástica

Son obra de María Susana Marsch, Tutty, como la conoce todo el mundo. Es artista plástica, se dedica a la docencia, y desde hace un tiempo ha regresado a lo que fue un primer amor, allí en la adolescencia, cuando concurría al taller de Haydee Klein, a aprender a trabajar la arcilla.

En sus redes sociales, va actualizando las producciones que realiza, con sucesivas publicaciones. En sus obras, lo que la rodea, el contexto en el que vive, rodeada de naturaleza. Por eso las flores silvestres; las plumas de los pavos reales; el vuelo de un ganso. Su impronta de artista plástica en cada una de las piezas resultantes, que pueden ser un adorno, o un elemento de utilidad para el hogar o para un momento de relax,  mientras se disfruta una infusión. 

“Vuelvo a relacionarme con la cerámica; es algo que me apasiona y me parece también muy interesante para compartir”, dijo en entrevista con La Nueva Radio Suárez, en la tranquilidad de su hogar. 

“La cerámica, es un arte que tiene ese plus, de poder ser utilitario. Es, la tecnología más antigua. Ahí, los pueblos pudieron conservar sus cosas y también en la alimentación pudieron cocinar sus alimentos y mejorar así su calidad de vida. Estuvo, acompañando al hombre, en todo este tiempo de desarrollo. Y ahora, está nuevamente vigente, por esto del cuidado del medio ambiente. Hay, una movida, que propone ´Más cerámica, menos plásticos´, que se está dando a nivel mundial, que tiene  que ver con todo esto”, explica. 

Sobre sus cerámicas, dice que “son como excusas. Empecé tomando las piezas, como si fueran lienzos en blanco y hacer lo que hice toda la vida, que es pintar. Y también modelar (la escultura estuvo entre sus actividades como artista). La arcilla, tomada como un material para modelar. La cerámica necesita el horno, que para el ceramista es imprescindible”. 

Fue Verónica Kenig, quien la invitó a dar clases en su taller. Así, empezó a transitar, dice, el mundo de la cerámica, “que me resulta tan vasto y tan interesante. Todo el tiempo, estamos descubriendo cosas nuevas. Siempre se aprende. Yo, lo que se, lo doy. Y tomo lo que me aportan mis colegas y mis alumnos, así, va incrementándose esto de aprender todos los días algo en la vida, lo que es tan bueno y tan satisfactorio”. 

Da clases en el taller de Verónica Kenig. Durante el año pasado, cada vez que se pudo, que estuvo permitido, se desarrollaron las clases, que además, fue para los concurrentes una oportunidad de soltar cadenas, en un tiempo donde todo el mundo debía estar guardad o y sujeto a reglas, como nunca antes. De un taller inicial, llegó a tener, por demanda, hasta cuatro. En estos momentos, está dando un curso de verano, para las personas que no pudieron tomarlos, por su actividad, durante el año pasado. Dice que la docencia, le gusta mucho. “A mí me gusta mucho la docencia y creo que mis alumnos disfrutan, aprenden, comparten y pasan un momento agradable. Esto es lo lindo de esos lugares de encuentro”. 

La cerámica de Tutty Marsch, se consigue, contactándola a través de las redes sociales. También está en el espacio Co Working Puertas Abiertas de María Lóndero, en Alsina. Es un punto de contacto, donde pueden encontrar sus piezas. 

“La cerámica, es un poco terapéutico. Es una vía de escape, pero también, para conocerse a uno mismo, sorprenderse con los buenos resultados, hacer cosas únicas, irrepetible. Lograr, esto de la cosa única, de lo manual con algo tan primitivo como el barro. De encontrarse con los cuatro elementos: está la tierra, está el aire, está el agua y está el fuego”. Agrega que “es muy lindo, que lo que uno crea en un espacio íntimo, comunicado con su pieza, que la horneas, la sacas del horno, y luego toma alas. Que alguien repare en la pieza lograr, la compre para sí o la regale, es muy lindo”.