Una nueva edición de “Dar de Nuevo”, el programa de la Cámara de Comercio e Industria
Se dio la pasada semana, con invitados que abarcan el comercio, los servicios y décadas de trayectoria y crecimiento.
Isidoro, premiados en el Mundial del Alfajor.
Se hicieron presentes Alan Calles y Tomás Aguirre, creadores de Isidoro Alfajores, una marca que está dando que hablar. “La idea surgió a partir de que mi abuelo había hecho una fábrica de alfajores hace varios años. Con todo eso se había empezado a comercializar una marca de alfajores, que era Don Eliseo, que hacían con mi tía y se vendía bastante; cuando tuvo que dejar, surgió la idea de reactivar la fábrica y hacer alfajores nuevamente”, comentó Alan.
“Nosotros lanzamos el alfajor en la exposición rural en 2019, con un Stand; fue solamente el alfajor negro, y la verdad que la aceptación que tuvo el producto con la gente que fue a comprarlo nos dio la idea de seguir vendiéndolo con distribución en los comercios acá en Suárez y en la zona, y de a poco fuimos agregando más productos, el blanco, el de fruta, el de maicena y empezamos a buscar más distribuidores en distintas ciudades”, contó Tomás.
Con respecto a su premiación en el Mundial del Alfajor días atrás, comentaron que “recibimos la medalla de plata por mejor textura y medalla de plata en el alfajor de fruta. El alfajor de fruta ya había sido premiado en la Fiesta Nacional Del Alfajor, que se hizo en la Falda, Córdoba, donde habíamos sacado un tercer puesto como mejor alfajor de fruta de Argentina”.
Con respecto a lo que se viene, contaron que “la idea que nosotros tenemos y a futuro es expandirlo con el tema de franquicias; abrimos un local de venta directa acá en Suárez donde sacamos 6 alfajores exclusivos que se venden solo en el local, además de otros productos. La idea es repetir ese mismo negocio en otras ciudades más turísticas”, manifestaron.
Marcos Casserly, el servicio del seguro.
Conversó con nosotros también Marcos Casserly, de Grupo Cly. Comentando sobre sus inicios en la actividad, contó que “empecé capacitándome en seguros alrededor del año 2006. Vivíamos en Buenos Aires con mi mujer y nuestro hijo más grande y el proyecto era venirnos a Coronel Suárez a desarrollar la actividad de seguros. En el 2008 desembarcamos y empezamos a trabajar con algunas compañías, como Sancor, con quien desarrollamos la mayor parte de nuestra cartera, y de ahí fuimos caminando y aprendiendo”.
Expresó que lo más importante en su actividad es “conocer lo que hace nuestro cliente o nuestro potencial cliente para poder asesorarlo con conocimiento de lo que él está necesitando. Entonces hay muchas cosas: hay que detectar cuáles son las debilidades, cuáles son los riesgos, cuáles son los miedos que tiene una persona en su comercio o en su industria para poder asesorarlo bien”.
Frente a los desafíos post pandemia, Marcos comentó que lo que se vive “es una evolución de la conciencia aseguradora: contrariamente de lo que por ahí muchos podrían llegar a pensar en una situación de crisis, yo creo que es donde uno más tiene que resguardarse e incorporar el costo del seguro dentro de sus actividades; porque cuando todos estamos bien y las cosas van bien uno quizás puede llegar a afrontar imprevistos, pero cuando no hay lugar para afrontarlos yo prefiero incorporar dentro de mi actividad el costo de una cobertura de seguros, que yo sepa que cualquier imprevisto no me va a dejar a pie”.
“Lo que más me gusta, además del desarrollo del cliente, es el desarrollo del productor. Nosotros somos una organización que trabaja con un montón de productores: tenemos productores en la zona, en Coronel Suárez, en Buenos Aires, en un montón de localidades vecinas, y acompañar al productor, sobre todo cuando recién inicia, en sus primeros pasos, ese es nuestro objetivo”, cerró.
Miguel Margiotta, 35 años de crecimiento sostenido.
Se hizo presente también Miguel Margiotta, un empresario que ha llevado el nombre de Coronel Suárez a niveles nacionales. “Nací en una familia muy humilde, en los rincones de esta ciudad, en una casa muy precaria con piso de tierra. Así que vengo desde muy abajo y lo digo con todo orgullo. De chico, a los 8 años, empecé a trabajar por decisión propia” (…). “Recuerdo con mi primer sueldo que llegué a mi casa y le di la mitad a mi mamá. Ella lloraba porque decía que yo no tenía que trabajar, pero bueno, yo lo hacía porque lo sentía y quería ayudar”, rememoró Miguel. “Bueno, allí me metí en mi trabajo fijo y me fui formando, con responsabilidad, con mucha disciplina, con horarios, conductas, con obligaciones, con presencia. Y también fui aprendiendo lo que es el dinero: es muy importante eso, ganártelo y saberlo manejar, administrar”, comentó.
Sobre sus experiencias formadoras, luego de mencionar el servicio militar como experiencia troncal, llegó a lo que sería el inicio de su actividad vinculada al agro: “Ya con casi 19 años un amigo me propone manejar un equipo de rollos. La verdad que nunca había subido un tractor, no tenía ni idea de nada, pero bueno, eran mis vacaciones y un peso extra, así que fui con él. Eran 15 días que me correspondía vacaciones, y bueno, sin querer estaba cambiando mi vida, estaba entrando a una actividad que es la que mantengo hasta hoy”, comentó.
Con inicios muy humildes, con el trabajo a pulmón, la empresa a la que dedicó su vida se fue formando de a poco, con la ayuda de los seres queridos. “Me acuerdo que hacía papeles a mano, ponía mi nombre y que hacía rollos y los pegaba en las casas, en las veterinarias, en la cooperativa, para que me llamen, para que me vean. En realidad no tenía teléfono, vivía en la casa de mis padres, pero si ponía el domicilio. Así me fui armando de clientes y mi mamá me hacía de secretaria”, recordó con afecto. “En ese entonces trabajaba con un equipo muy, muy viejo. Pero era mío, ya lo pude pagar. Creo que ya fue en la tercera campaña cuando adquirí un equipo nuevo, y ahí pasé a tener otro tipo de trabajo mucho más grande. Y a los 28 años ya tenía cuatro equipos”, dijo Margiotta.
“Este año estamos cumpliendo 35 años, que por ahí puede para algunos no ser tanto, pero para mí que tengo 54 para 55 si es mucho: quizá no se miden en años, sino en horas de trabajo, porque como te decía, hemos estado días y días, noches y noches trabajando doble turno en las zonas de trabajo. Todo lleva tiempo y todo sacrificio, sobre todo las cosas duraderas y buenas”, expresó cerrando la nota en la que dejó claro que la constancia, el esfuerzo y la perseverancia pueden lograr el éxito, sobre todo en un país cargado de oportunidades para quienes posean el espíritu emprendedor.